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Enrique Alcoba apuesta porque la Asamblea olvide “colores políticos” y apruebe medidas para incentivar la economía y el comercio local

Enrique Alcoba, presidente de la Asociación de Comerciantes de Melilla (ACOME)

El presidente de la Asociación de Empresarios de Melilla (ACOME), Enrique Alcoba, no pierde la esperanza de que desde la Ciudad Autónoma se aprueben medidas que contribuyan a incentivar la economía melillense, en especial tras el parón provocado por el estado de alarma contra el coronavirus y que salgan adelante con el respaldo de todos los grupos políticos, olvidando sus colores. De lo contrario nuevos locales echarán el cierre definitivo, se incrementarán las cifras de parados y Melilla será “una ciudad fantasma”. Afirma Enrique Alcoba que con “ingresos cero, la situación del comercio en la ciudad es caótica”, por lo que señala que lo que ahora “toca es intentar buscar soluciones sanitarias a la preocupación que tenemos todos de parar esto”. Recordó que desde el 12 de marzo los comercios, salvo farmacias, supermercados o establecimientos de alimentación, permanecen cerrados, pero “hay gastos que siguen presentes incluso para los autónomos, como alquileres, luz, proveedores, teléfono y hacienda, pero los ingresos son cero, lo que nos complica aún más la situación”.

Iniciativas sin color político
Ante este escenario, confía en iniciativas como la del PP que “ha presentado una serie de propuestas al Gobierno de la Ciudad Autónoma” y también las que baraja el Ejecutivo local, tal como les trasladó la consejera de Hacienda y Comercio, Dunia Almansouri, que espera puedan materializarse en realidades como ya ha ocurrido en Ceuta, donde se han activado “ayudas al comercio”.

Afirma que es preciso que se articulen distintas vías de acción para contribuir al fomento de la economía y, en concreto, del sector empresarial y comercial. “Estamos esperanzado que estas ayudas lleguen a Melilla y que podamos volver a tener una vida normal”, dijo.

Respalda la opinión de Almansouri de que las acciones que lleve a cabo la Ciudad Autónoma cuenten con el “consenso de toda la asamblea de Melilla y es razonable que sea así, porque ante esta situación límite, tan excepcional que no hemos conocido nunca y que más se parece a una guerra, hay que olvidarse de los colores de los partidos políticos y trabajar unidos para buscar un fin común y salir lo mejor posible de esta crisis”.

Manifiesta que, para los empresarios, hay tres cuestiones que son fundamentales en las que podría intervenir o colaborar la Ciudad Autónoma. Lo primero sería que se estableciera algún tipo de ayudas al alquiler de los locales comerciales, que los empresarios deben seguir abonando aún cuando están cerrados.

En segundo lugar, “promover ayudas, una moratoria o una reducción” en el pago de los impuestos que deben abonar, al menos durante los algo más de dos meses que calculan, desde el inicio del estado de alarma, llevarán las medidas de confinamiento.

Incentivar la economía
En tercer lugar, articular un programa de ayudas para promover la actividad económica en la ciudad “si queremos mantener los puestos de trabajo, no aumentar las cifras del paro y que no haya ningún establecimiento comercial más en la ciudad que tenga que echar el cierre definitivo”.

Señala que, en principio, los empresarios han acudido a las vías y medidas que proporciona la ley y las que promueve el Gobierno central como ha sido el tema de los ERTES “al que hemos recurrido el 80% de las empresas de Melilla, pero después, vamos a necesitar una ayuda importante para reactivar la economía local”. Alcoba se declara optimista en este sentido y apunta que el Gobierno local “está buscando acciones que pueden resultar oportunas para que no se quede nadie fuera”. Una de las vías podría ser incentivar el empleo y el que se mantengan los puestos de trabajo actuales.

Desconoce si para todas estas acciones serían necesarios los 30 millones de euros que defiende el PP o si serían más o incluso menos, pero sí que “va a hacer falta una inyección de fondos importante para activar la economía y hacer frente a una crisis que no se parece en nada a la de 2008 y a la que bandeamos, cada uno de la mejor manera posible, pero la actual no tiene parangón, y se suma a la otra crisis que vive el comercio melillenses desde marzo de 2018 que ha tenido y tiene como consecuencia, el cierre de muchos comercios”.

Esperanza
No pierde la esperanza de que todas estas acciones lleguen a buen puerto, para lo que señala que es preciso que se sumen todas las fuerzas políticas, porque de lo contrario “poco futuro tendrá la pequeña y mediana empresa sin la ayuda de la Ciudad”.

Como hecho positivo, destacó que la Ciudad Autónoma es de los pocos ayuntamientos españoles menos endeudados del país, por lo que “pedir un crédito o endeudarse en 30 millones en cinco o diez años, no es algo que le vaya a provocar un desequilibrio en sus cuentas”, y, además, “sería la única forma de salir de esto”, aunque entiende que también deberían venir otros incentivos tanto a nivel nacional e incluso de la Unión Europea.

Explica que esta vía, la de la implicación de la Ciudad con un sistema de incentivos, sería más rápido y efectivo que si los comerciantes “tuvieran que endeudarse aún más teniendo que solicitar nuevos créditos”.

La larga crisis del sector comercial melillense
Apunta el presidente de ACOME, que al contrario de lo que se esperaba, la apertura del centro comercial y la llegada de nuevas franquicias no ha generado más empleo en la ciudad. De hecho, asegura que “las cifras de desempleo siguen siendo las mismas y no hay un repunte importante en la contratación, sino que lo que se ha producido es el trasvase de personal de una zona a otra y el cierre de un comercio por la apertura de otro”.

Enrique Alcoba manifiesta que el “músculo económico, a la empresa le dura lo que le dura y si no hay ingresos, no hay forma de mantener el empleo y de seguir abierto”. “Nadie sebe -añade- la cantidad de permisos, licencias, burocracia e impuestos que se requiere para abrir cualquier negocio, y en vez recibir facilidades porque van a generar puestos de trabajo, algo que siempre es positivo, se les ponen trabas, por lo que muchos desisten al final”.

A estas dificultades administrativas, se suma en Melilla “la situación tan difícil” que vive el sector comercial, porque “incluso estamos perdiendo el comercio con Marruecos porque cada día son menos los marroquíes que vienen a comprar, y además de que ya no vienen los clientes peninsulares a adquirir productos que les resultaban atractivos, ahora, no sé si por moda, todo el mundo prefiere ir a la península en vez realizar sus compras en Melilla”. A esto añade el incremento de la venta por internet, y el que mientras cualquier empresa peninsular puede vender cualquier producto en Melilla, “los comercios de la ciudad no podemos ni devolver productos por los trámites burocráticos, lo que nos sitúa en una clara desventaja”.

Llamamiento a los melillenses para que apuesten por el comercio local
“No sé por qué muchos clientes han dado la espalda al comercio de Melilla, incluso a las franquicias que han venido. No sé si es por moda, pero incluso hay quienes vienen con el coche cargado con compras que han hecho incluso de papel higiénico, turrones, juguetes o los libros de texto cuando en la ciudad estamos muy bien abastecido de todos estos productos”, señala.

Alcoba indica que se utiliza la excusa de que los productos son más baratos en la península que en Melilla y asegura que no es cierto. Como ejemplo señala que en las franquicias o en establecimientos de calzado como el suyo, los precios son los mismos que en la península, porque los fijan las marcas, pero los melillenses prefieren comprarlo fuera, aunque le cueste lo mismo.
“Lo que la gente debe saber que esto es una cadena. Que lo que consumas en Melilla es dinero que se queda aquí y genera empleo. Si compro un coche ese dinero se queda aquí y paga los sueldos del concesionario, pero si lo compro fuera, lo perdemos. Deberíamos pensar y apostar más por lo nuestro”, expone como ejemplo.

Es consciente de que cuando los comercios vuelvan a abrir, el que se reactive la actividad económica no será algo inmediato, “sino lento, que llevará su tiempo, porque la gente tiene miedo”. Por ese motivo, hizo un llamamiento a los melillenses para que, llegado ese momento, consuman en Melilla, que “ayuden a los comercios de la ciudad, desde la pequeña tienda de barrio a la tienda de moda o calzado, en definitiva, al que vende en cualquier sector, porque será importante para la economía de la ciudad o Melilla se convertirá de verdad, en una ciudad fantasma”.

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J.A.M

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