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Adiós al buque Galicia

Tenemos unos “responsables” políticos desaparecidos, menos para hacerse una foto con el cargamento de material sanitario que llegó en un avión militar hace dos días, y que debería haber estado en Melilla mucho antes. Mientras tanto, los melillenses siguen teniendo miedo y pagándoles sus suculentos sueldos El buque Galicia de la Armada se marchó ayer de Melilla justo una semana después de haber hecho su entrada en nuestro puerto. Allí ha permanecido durante seis días atracado, dando tranquilidad a los melillenses porque su equipamiento técnico y humano suponía ampliar la capacidad hospitalaria de la ciudad. En unos tiempos como los que vivimos, marcados por el miedo y la incertidumbre a los que nos somete el coronavirus, era todo un alivio.
Y ahora que ya no lo tenemos, tras zarpar a primera hora de ayer jueves rumbo a Ceuta, esa sensación de tranquilidad debería permanecer porque, en teoría, significa que no hace falta su ayuda sanitaria. Si bien es cierto que se han hecho muy pocas pruebas en Melilla y que hay familias y colectivos afectados que denuncian que no se les han hecho dichos test aun sospechando que podrían estar contagiados por la sintomatología o su alta exposición al coronavirus, las cifras indican que ningún paciente está en la UCI y que las seis de las que dispone el Hospital Comarcal están disponibles actualmente.
La situación, cuando vino el “Galicia”, era peor, ya que había un tercio de las UCI ocupadas por pacientes de coronavirus, uno de los cuales falleció el mismo día que llegó el buque anfibio de la Armada y otro mejoró su estado de salud. Los datos en Melilla, por lo tanto, han mejorado en la última semana, aunque haya más casos confirmados de COVID-19 en la ciudad. Lo deseable es que esa evolución favorable de la alerta sanitaria se mantenga y eso está en manos de todos nosotros, aunque también es verdad que Melilla tiene varios centros de gran aglomeración de personas, como es el CETI, el centro de menores o el campamento del V Pino. Tres “polvorines”, podría decirse, por mucho que el consejero de Salud Pública diga que no si se siguen adoptando medidas como las que hay en marcha.
El caso es que la marcha del buque Galicia generó ayer no pocas reacciones adversas, entre ellas las de Imbroda y Aberchán, los líderes de las dos principales formaciones de la Asamblea, que entre ambas suman 18 de los 25 escaños de la Cámara. Los dos reúnen a gran parte de la representatividad de los melillenses, y los dos han coincidido en mostrar su rechazo a la marcha del buque para que vaya a una ciudad, Ceuta, que tiene más del doble de recursos sanitarios que Melilla, algo también inexplicable, dado que las dos ciudades son similares. Posiblemente Ceuta tenga una peor situación en cuanto al coronavirus que Melilla, pero también es verdad que está infinitamente más cerca de la península que nuestra ciudad, la cual se encuentra mucho más aislada y para la que la presencia del buque, desde el punto de vista previsor, tiene más razón de ser.
Posiblemente el jarro de agua fría que ha supuesto para muchos melillenses la marcha del buque de la Armada tenga que ver con la despedida sorpresiva, casi a la francesa, al contrario de lo que sucedió con su llegada, anunciada a bombo y platillo para alegría de esta ciudad. Un silencio informativo que tiene mucho que ver con lo que está sucediendo en esta crisis sanitaria en Melilla, en la que algunos de los altos cargos melillenses están desaparecidos en combate, dejando patente que no están a las duras y las maduras, como sus responsabilidades exigen. Melilla no se merece tener, en plena pandemia, un presidente y un consejero de Salud Pública que salen a hablar una vez a la semana, una delegada del Gobierno que desde hace 10 días no comparece, y un responsable de Sanidad que tampoco habla desde el 25 de marzo, día en que esta ciudad sufrió la primera muerte por coronavirus. Tampoco se merece Melilla un Gobierno que informa a los medios a golpe de tweet, ni una vicepresidenta y portavoz que no ha dado una sola rueda de prensa desde antes, incluso, de que se decretara el estado de alarma. Tenemos unos “responsables” políticos desaparecidos, menos para hacerse una foto con el cargamento de material sanitario que llegó en un avión militar hace dos días, y que debería haber estado en Melilla mucho antes. Mientras tanto, los melillenses siguen teniendo miedo y pagándoles sus suculentos sueldos.

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