Hoy es domingo de júbilo, en la Medalla Milagrosa, comenzaría la procesión de Cristo Resucitado. Las campanas, se han erigido en pregoneras, para anunciar con su repicar que Cristo ha Resucitado. Melilla se echaría de nuevo a las calles, la alegría se palpa en el aire. Se va transmitiendo la buena noticia ¡alegraros, que el Señor ha Resucitado! Es nuestra gran fiesta, la fiesta de las fiestas.
La Virgen del Rocío, la Blanca Paloma, vestida de primavera, saldría de Sta. María Micaela, y la llevarían al encuentro. Derrocha alegría, porque sabe que Cristo ha resucitado. Hay que ser cofrades para entender el inmenso amor, que Melilla siente por Ella, la Virgen Guapa, y comprender porque la ciudad estalla cada Domingo de Pascua. Ella nos ayuda a comprender el sentido de la cruz del cofrade cristiano.
En el corazón de Melilla, la plaza de España, repleta de familias, se produciría el encuentro. Se viven los momentos más emotivos e indescriptibles, de la Semana Mayor, la Madre desconsolada se alegra al ver a su hijo Resucitado. Cuando los tronos se acercan y se unen, uno junto al otro, las dos bandas que la acompañan, se fusionan, y tocan el mismo himno: ¡Gloria! ¡Gloria! ¡Aleluya! Momento en el que toda Melilla vibra de emoción y júbilo.
