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El Torreón del Vigía

“Un canto a la Vida”

Resurrección es Vida, es Palabra sellada hacia la eternidad, es sinónimo del reencuentro con aquellos que nos dieron el testigo. Y en esta hora de tantos testimonios que en palabras del Papa Francisco con la entrega de su vida “son los santos de la puerta de al lado”, la malagueña, Vanesa Martín, junto a David Santisteban, han publicado una canción escrita por ambos, hace un tiempo, pero que ahora toma forma coincidiendo con el confinamiento. Merece un rato escucharla mientras el video nos hace despertarnos de la existencia que sobrellevábamos. El optimismo no solo nos llega con una música que nos hace expandirnos sino por los valores que transmite, alma, palabras, entrega, crecimiento, ser de uno y de todos, ofrecer la mano tendida para cuando uno caiga pueda ser tirado por el otro, sin miedos, sin reproches, sin odios, sin rencores. Vanesa y David ponen el centro en las cosas que se nos dieron como el sol y el mar, para disfrutarlas y para levantar la voz por el amor y la paz mientras hacemos posible con nuestras manos el sueño que anhelamos sin que nadie nos empañe la razón. ¿Por qué el mundo hoy se replantea como vivimos ayer y como queremos hacerlo a partir de mañana? Sin duda el materialismo que nos envolvía ni nos hacía mejores ni el afán de poseer llenaba carencias. Déjenme que no termine de creerme que el cambio es posible, para ello debemos de dejar en el camino el exceso de equipaje, cerrar nuestros ojos y abrirlos como lo hicimos en el primer segundo cuando salimos de nuestra madre. Se puede, pero ¿todos vamos a ser mujeres y hombres nuevos? Ojalá. Es un reto y entonces si ganamos la carrera podemos vivir con lo necesario y no acumulando cosas y generando más basura y a ella lanzar aquello que a otros sí que les hace falta. El mundo nuevo del que nos hablaron podemos construirlo con la coherencia que nace de poner en práctica lo que decimos. No es demasiado, pero hay que ser valientes, desprendiéndose de tantas caretas y acogiendo a quien pasa para que pueda quedarse. Hay que dejar de murmurar y entonces miraremos con ojos limpios y la palabra será franca. En Melilla las lubinas vuelven a ser avistadas al saltar sobre nuestro mar, es la hora del retorno de la naturaleza.

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