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Pobre golf local

Nos recomiendan hacer ejercicio, pero matan un lugar, el campo de golf, donde se puede hacer ejercicio al aire libre (libre, no como es la sociedad en la que vivimos, a consecuencia de lo que nos imponen). Y dañan, mandando al paro a melillenses que no se lo merecen e impidiendo a los ciudadanos locales que puedan seguir practicando o empezar a practicar un deporte al que se puede acceder con cualquier edad y, como es el caso de Melilla, con precios más que asequibles. Pobre golf, pobre Melilla El golf es el cuarto deporte español por el número de licencias. La costa de Málaga, conocida como Costa del Sol, se convirtió, cuando los socialistas gobernaban en España y en Andalucía, en la Costa del Golf, con éxito espectacular. Todos los países del mundo pretenden desarrollar su turismo apoyándose en el golf, Marruecos, nuestro vecino, incluido. En los Estados Unidos de América, por ejemplo y a pesar de la pandemia del coronavirus, muchos campos de golf permanecen abiertos, porque se considera el golf como un deporte esencial para la salud. Y así una largo, larguísimo etcétera de beneficios en todos los ámbitos de la vida humana a favor del golf, en todo el mundo.
Con una sola excepción: Melilla. Aquí se consiguió construir, con el importante apoyo dinerario y finalista de la Comunidad Europea, un campo de golf donde antes había un estercolero. Y se consiguió, a trancas y barrancas, que el Campo se abriera. Y se logró, con sangre, sudor y lágrimas, que los melillenses pudieran jugar y jugaran, los que quisieran. Y se padecieron injustificadas e injustas denuncias, incluyendo la de la misma Ciudad Autónoma, las de sus adversarios políticos y las de los miserables habituales que tanto abundan, denuncias que la Justicia archivó, por falsas.
Todo, a trancas y barrancas, se había casi superado. El casi es que el anterior Gobierno de la Ciudad no se atrevió a dar el paso definitivo e imprescindible -a pesar de todos los estudios económicas y sociales que se le presentaron- de privatizar y agilizar la gestión, que no la propiedad, del Campo de Golf público.
Muy mal, pero todo es susceptible de empeorar, aunque a veces parezca increíble. Y el actual Gobierno de la Ciudad lo ha conseguido: campo paralizado, trabajadores en el paro, etc. Nos recomiendan hacer ejercicio, pero matan un lugar, el campo de golf, donde se puede hacer ejercicio al aire libre (libre, no como es la sociedad en la que vivimos, a consecuencia de lo que nos imponen). Y dañan, mandando al paro a melillenses que no se lo merecen e impidiendo a los ciudadanos locales que puedan seguir practicando o empezar a practicar un deporte al que se puede acceder con cualquier edad y, como es el caso de Melilla, con precios más que asequibles. Pobre golf, pobre Melilla.
Más que acertadas, pues, las declaraciones desde la República Dominicana del gran campeón golfista andaluz, Miguel Angel Jiménez, considerado como un sempiterno socialista: tienen que dimitir, o hay que echarlos, todos los culpables de esta situación española, los actuales gobiernos, español y melillense. El gran Miguel Angel insistía mucho en que se difundieran sus declaraciones. Nosotros lo hacemos.

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