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BALONCESTO

Martínez Duarte: “El único protagonista es el niño para los que nos preparamos como entrenadores”

El preparador físico del CAM Enrique Soler publica un interesante artículo sobre pautas metodológicas

La Federación Melillense de Baloncesto dedica su tercer artículo sobre pautas metodológicas para entrenadores, en su etapa de iniciación, a una interesante publicación de Miguel Martínez Duarte. Este melillense, de 52 años, es licenciado en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte, con especialidad en el baloncesto, y profesor del IES Enrique Nieto, en el módulo de Actividades Físico Deportivas de Equipo del Título de Técnico en Grado Superior de Animación en Actividades Físicas Deportivas. Además, desde hace tres años, es el preparador físico del CAM Enrique Soler, función que también ha desempeñado en el Club Melilla Baloncesto, de la LEB Oro, durante diez temporadas. También ha sido el director deportivo de la Federación Melillense de Baloncesto durante tres años. Martínez Duarte agradece en primer lugar a la entidad que preside Javier Almansa y a su director técnico, Francisco Pino, su ofrecimiento para participar “en esta bonita propuesta de aportar, durante esta pandemia, un poco de información y debate sobre nuestra materia, el baloncesto”.
Asegura que desde el momento que recibió dicha propuesta se planteó el contenido del trabajo y se decidió por los dos pilares que le relacionan, directamente, con el entrenamiento en baloncesto, la preparación física que le une actualmente al CAM Enrique Soler, en la Liga EBA y la metodología alternativa en la iniciación al baloncesto.
“También he pensado en no realizar un artículo académico, con citas, autores y datos, sino tratar de escribir sobre métodos alternativos de enseñanza en etapas de formación y así intentar ser útil a mis compañeros entrenadores que se inician este bonito deporte y a los que tantas dudas y preguntas les surgen en los primeros años de programar, secuenciar, diseñar, ejecutar y evaluar sesiones”, explica el preparador físico melillense.
No obstante, afirmó que “no voy a tirar de armario bibliográfico, que existe”, sino que a partir de un cuadro de los autores López, V. & Castejón F.J. (2005) dará comienzo a su trabajo. “Lo demás serán mis reflexiones, basadas en años impartiendo el módulo de Actividades Físico Deportivas de Equipo en el Grado de Técnico Superior en Animación de Actividades Físico Deportivas (TSAAFD), en el que tanto he aprendido en el IES Enrique Nieto”.
“No sé si acertaré, pero en mi ánimo está ayudar a los entrenadores de formación, que en nuestra Melilla son legión, desde este esquema y a partir de ahí, desarrollar pautas metodológicas de actuación, que considero muy acertadas, pero que bajo ningún concepto son mejores que otras ni excluyentes”, indicó Martínez Duarte, quien añade una indicación más, que debe ser central en todo este trabajo, como es la iniciación y la formación en el baloncesto, “pues el único protagonista de nuestra labor es el niño, el jugador, para los que nos formamos y preparamos como entrenadores”.

Modelo de enseñanza
El licenciado en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte afirma que los autores López, V. & Castejón F.J. (2005) esquematizan su modelo de enseñanza integrada técnico-táctica. “En el primer apartado, considero que es imprescindible trabajar las habilidades y las destrezas básicas, pues sin estas habilidades desarrolladas y trabajadas en cada entrenamiento jamás tendremos un completo jugador de baloncesto”. De este modo, “si entendemos la importancia de este apartado, no dejaremos toda la responsabilidad en las clases de Educación Física, porque la evidencia es que con dos o tres clases semanales poca mejora habrá de dichas habilidades y destrezas básicas”.
En el segundo, estos autores resuelven perfectamente lo que para muchos entrenadores es un problema existencial. “Este modelo integrado técnico-táctico se puede trasladar a la enseñanza del baloncesto, resolviendo cuestiones que nos dividen y separan, y en las que nos perdemos los entrenadores. Al final, cuando surgen estas cuestiones intentamos resolverlas como hacen estos autores, de forma híbrida, sin extremos; y me va muy bien un planteamiento de base: pensar que hay que entrenar como se juega y se compite en el baloncesto real, en el que la técnica y la táctica están presentes y no se pueden separar, ni anular. Entendemos que en la iniciación, y etapas formativas, habrá que dar prioridad a la técnica o a la táctica, maximizando, y minimizando, una sobre otra, para conseguir mejor los objetivos, pero siempre estarán presentes, coexistiendo como en el juego real”.
En el tercer apartado, de situaciones y juegos reales, aunque sea mediante situaciones reducidas, con adaptación de balón adecuado por categoría y edad, espacios más pequeños adaptados a las características fisiológicas del niño, las reglas al servicio del jugador y de su aprendizaje, se modifican y cambian para conseguir los objetivos, divertirlos, motivarlos y no frustrarlos. “Entrenar en situaciones finales de cada sesión para ver los logros alcanzados en las mismas, que organizativamente podría ser el 3×3, para conseguir más participación, con canastas adaptadas también a la edad y no otras”.
“Las pistas también podrían adaptarse y ser transversales, para que una cancha normal de 28mx15m, entren tres campos transversales de pequebasket, con sus respectivos balones y canastas adaptadas, como he indicado anteriormente. También apostamos por el añadido de juego coeducativo: entrenamiento conjunto de chicos y chicas, siempre que las normas inflexibles no lo impidan. Pero en formación, recordamos, manda el niño y su aprendizaje, nada más y nada menos”, añade.
En los apartados cuatro y cinco, de forma magistral, “el proceso entra en repetir fases para el afianzamiento del aprendizaje de los contenidos”.

Modelo pedagógico
El preparador físico del Enrique Soler consideró también que cuando “planificamos lo hacemos principalmente para dar un elemento de apoyo programático básico, primordial a los entrenadores noveles, que encontrarán en ella la referencia de objetivos y contenidos a trabajar en su categoría, así como la metodología”.
El modelo pedagógico “será personal, y ahí se deberá investigar, conocer, estudiar en la abundante literatura y ensayar dichos modelos, y luego, en la práctica de la ejecución de cada sesión, yo apostaría por la fusión de los mismos”.

Tres ámbitos importantes para poder enseñar
De igual modo, significó que para enseñar baloncesto o cualquier otro deporte colectivo de invasión, de cooperación-oposición, “como es el nuestro”, el entrenador tiene que saber y conocer todo lo que pueda de los tres ámbitos siguientes”, pues cuánto más sepa de estos tres campos de conocimiento “mejores serán sus resultados y al contrario”.
1º Jugador: “Sus características físicas, fisiológicas, psicológicas, por edades y categorías, que tanto nos ayudan para elegir los objetivos y contenidos a trabajar en dichas categorías”.
2º Didáctica: “Por resumir, metodologías tradicionales basadas eminentemente en la técnica y alternativas basadas en el cuadro anterior, así como otros modelos pedagógicos como el aprendizaje cooperativo, comprensivo, educación deportiva, estilo actitudinal, modelos híbridos… Programación, metodología, motivación y comunicación”.
3º Baloncesto: Aspectos técnico-tácticos, preparación física y reglas. “En etapas de formación, muchas veces perdemos de vista que el niño no es un adulto y que el entrenamiento debe estar adaptado en todos los elementos estructurales (reglas, compañero, adversario, espacio, tiempo, objetos) y funcionales (acción de juego, roles, comunicación, estrategia, técnica, táctica) a dichas categorías. Se modificarán todos los elementos, sin prohibiciones, para la mejor enseñanza del jugador en formación”.

Planificación
Igualmente indicó que no hay que perder de vista la planificación, por un lado, para no olvidar contenidos que “sin su tratamiento mermarían al jugador y lo limitarían en su juego, siendo el resultado de una mala enseñanza y no de un error del jugador en formación”, y por otro lado, “no repetir”. En este sentido, subrayó que sin planificar “corremos el riesgo de repetir, frustrar, contrariar, aburrir y también pervertir el proceso de enseñanza-aprendizaje, en el que de igual manera, el responsable no será el jugador en su iniciación, sino que será la víctima de una incompleta formación”.
Por otra parte, destacó el carácter que para él deben cumplir estos objetivos y contenidos. “Por un lado entrenaré pensando en el juego y en la competición, ya que no podemos obviarla, y este es un error muy arraigado en la formación de nuestro deporte, que la perdemos de vista”. Y por otro lado, “siempre que podamos, y esto tiene que ver también con mi formación como profesor, enseñaré de forma transversal, horizontal. Lo que enseño tiene una base común, válida y transferible para cualquier deporte colectivo de invasión, cooperación-oposición, tradicional o alternativo de los que tanto tenemos que aprender y copiar”.
“Debo resaltar especialmente el trabajo avanzado a su tiempo, por lo pionero que fue en el estudio, investigación y desarrollo de sus teorías, de mi profesor Daniel Pintor Torres (1991), al que vuelvo continuamente en sus lecturas, y que me siguen sorprendiendo por su rigor académico, metodológico y practicidad”, significó. Por ello, la programación en etapas de formación, “debe hacerse, como lo hizo mi profesor, mediante los Medios técnicos Tácticos Colectivos Básicos (MtTCBs): ocupación, creación, ampliación y desocupación de espacios libres/ defensa; pase–recepción/ defensa; pase- desplazamiento-recepción: pase y progresión, pase y alejamiento, pase y regreso/ defensa; fijación del impar/ defensa.
Después de todo lo anotado, “entendemos que en toda sesión no habría que perder de vista, o sería interesante, que en la formación, estas partes estuvieran presentes: calentamiento como juego inicial, manejo, control y dominio del balón, situaciones reducidas, principalmente 1×1, luego 2×2, hasta máximo de competición 3×3 (hasta los diez años), con la que terminaremos todos los entrenamientos”.
También indicó que “entrenamos sin perder de vista la competición, el juego real, y como herramienta de evaluación de lo aprendido, siendo además lo que los niños ven en televisión, en sus equipos y jugadores de referencia a los que quieren emular”.
El preparador físico sostiene que en toda sesión “tiene que haber un volumen alto de lanzamientos, a nuestros jugadores en la iniciación les encanta tener el balón, botar para superar a su oponente u oponentes y sobre todo lanzar a canasta, el mayor número de lanzamientos en situaciones reales, y la misma observación de feedback anterior para cuando sea necesario”.

Juegos
Además, estarán presentes las habilidades y destrezas básicas, el pase-recepción, el bote-tiro, la recepción-tiro y el bote-pase. “El manejo, bote desde el principio, con ambas manos de forma natural. Y todo mediante juegos, que en formación será el medio principal para enseñar. Las sesiones de entrenamiento deberán adecuarse en tiempo y frecuencia a la edad de los jugadores; por su fisiología el niño no es un adolescente, ni un adulto, y debería entrenar y competir de forma adaptada a su edad”.
Hasta esta edad, afirmó, se plantearía realizar equipos mixtos, coeducativos, para entrenar y competir. “Es lo mejor para el proceso de enseñanza de nuestro deporte. Me decantaría, sin dudarlo, por un baloncesto coeducativo en el 3×3 y hasta el 5×5, inclusivo en todas las categorías, pues lograría mejorar nuestro deporte. En la formación es fundamental el carácter coeducativo, que es una de las normas que muchos deportes alternativos de invasión llevan en sus reglas y que tanto éxito están teniendo a nivel escolar, y ya en muchos países a nivel federado (balonkorf o korfbal). Podríamos incorporar al formato de ligas en Melilla alternativas más pedagógicas: chicos, chicas, mixtas, y combinadas (chicos y mixtas, chicas y mixtas) en 3×3, y en 5×5, en todas las categorías. Además de esta forma el número de equipos en las dcompeticiones aumentaría de forma exponencial”.
Para finalizar, dijo que la labor del entrenador será la de incentivar y motivar. “En las primeras etapas, hay que involucrarse para ser un animador y administrar convenientemente los tiempos de explicación que supongan la menor pérdida de tiempo de práctica. El tiempo útil, procedimental, debe ser muy alto. Las demostraciones, ejemplificaciones en las primeras etapas ayudan para una rápida organización, aunque dependerá del objetivo y la metodología, ya que si apostamos por el descubrimiento guiado habrá que darles tiempo para buscar respuestas”.
“Cada jugador tiene su tiempo de aprendizaje, recordamos que no aprendemos a ritmos y tiempos iguales. En cada sesión, a modo de autoevaluación, una pregunta nos debe acompañar, para la siguiente sesión: ¿Qué no he tenido en cuenta?, y preguntarles a los niños: ¿Qué han aprendido?, ¿Lo que más y lo que menos les ha gustado?”, concluyó Miguel Martínez Duarte.

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Antonio Calderay

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