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Carta del Editor

La vulneración diaria de la libertad

Con las crisis aparecen, opinan, se evidencian, multitud de Asociaciones, Institutos, Consorcios, Hermandades, Cuerpos, Gremios, Sindicatos, Clubes, Círculos, etc., etc. Algunas/os son muy conocidas, otras/os, la mayoría, han aparecido ahora de cara al gran público. Todos opinan y se les oye, o lee, si lo permite el Gobierno socialcomunista vía el general José Santiago, porque el tal Gobierno “ha empezado a normalizar la vulneración de la libertad a su servicio”, como leí el pasado lunes no me acuerdo dónde. Con las crisis aparecen, opinan, se evidencian, multitud de Asociaciones, Institutos, Consorcios, Hermandades, Cuerpos, Gremios, Sindicatos, Clubes, Círculos, etc., etc. Algunas/os son muy conocidas, otras/os, la mayoría, han aparecido ahora de cara al gran público. Todos opinan y se les oye, o lee, si lo permite el Gobierno socialcomunista vía el general José Santiago, porque el tal Gobierno “ha empezado a normalizar la vulneración de la libertad a su servicio”, como leí el pasado lunes no me acuerdo dónde.

Pongamos como ejemplo el Instituto de la Empresa Familiar, que es muy importante en España, un país donde la familia, a pesar de todos los intentos históricos comunistas, sigue siendo muy importante y donde hay muchas empresas familiares, algunas muy grandes, otras -muchas- muy pequeñas, todas sufriendo ahora las consecuencias del Covid-19 y de la incompetencia -o mala intención hacia las empresas, apenas disimulada- del Gobierno actual, la parte ejecutiva del Estado español (lo digo para que quede claro que el Gobierno es solo parte del Estado, no es “el Estado”).

La Asociación Andaluza de la Empresa Familiar la preside un melillense, José Luis Martínez Lázaro. Alegra que haya melillenses en puestos destacados, y ese melillense nos hizo llegar el lunes las conclusiones de una encuesta del Instituto sobre los efectos de la pandemia en las empresas familiares. Conclusiones que se resumen en tres puntos: la mayoría de esas empresas han perdido actividad, beneficios y empleo; se han visto obligadas a reducir inversiones y a recurrir a los ERE; las medidas adoptadas por el Gobierno son insuficientes. Conclusiones, bastante obvias, que dan paso a unas “reflexiones y propuestas” finales: 1/ Es urgente reaccionar. 2/ Hay que volver a la normalidad. 3/ Las empresas son las que pueden garantizar el empleo. 4/ Familias y empresas necesitan liquidez y prórroga de impuestos. Reflexiones no menos obvias.

Un plan no es tal si no incluye, tras los objetivos generales, cifras y fechas de cumplimiento. En caso contrario, que es lo que acostumbra ocurrir, ese plan se convierte el algo así como un poema sin amor: no tiene gracia ni eficacia. Un plan bien hecho es un compromiso, porque puede ser fiscalizado cualitativa y cuantitativamente. Las ideas generales no son un plan. ¿Qué es urgente, hacer algo hoy, la semana que viene, el año próximo, el siglo que viene? ¿Cuándo “hay que volver a qué normalidad”, salir del encierro domiciliar, mañana, cuando a De Castro le dé la gana, cuando a Pedro Sánchez le convenga electoralmente? ¿Cuándo y cuánta liquidez y disminución de impuestos necesitan las familias y las empresas familiares?
Un Gobierno ineficaz, para el que el caos es una oportunidad de conseguir sus objetivos -caso de Pablo Iglesias, vicepresidente de un Gobierno que necesita sus votos para mantenerse en el poder, o caso de Eduardo de Castro, presidente de un Gobierno melillense que necesita “su” voto para continuar- siempre tratará de no comprometerse, siempre preferirá la propaganda a la información. El resultado será más caos y más pobreza, o sea, más dependencia de lo público, de ellos, la nueva casta que maneja los recursos que obliga pagar al pueblo.

Y si muchos empresarios mantienen esa actitud medrosa y suplicante que en general tienen ante la clase gobernante -lo de muchos empresarios locales haciéndole la pelota al gran gafe Liarte cuando fue consejero de Hacienda fue un patético ejemplo de humillación improductiva- la economía española se hundirá, como pronostica incluso el Banco de España. Y no digamos la economía melillense, al borde ya de un colapso total sin expectativa alguna de mejoría.

Leía el viernes un editorial de El País titulado “Voces miserables”, las del presidente de la Generalidad catalana, Torra, y demás portavoces separatistas y antiespañoles, con un mensaje de fondo: “España es paro y muerte”, mientras que Cataluña “vida y futuro”. Estos son los socios del gobierno socialcomunista de Pedro Sánchez, los que le mantienen. Con este tipo de Gobierno, como con el de Melilla presidido por un tránsfuga real, De Castro, ni siquiera la esperanza de un futuro mejor es posible.

Posdata
El pasado 21 de abril MELILLA HOY cumplió 35 años. El Rey, Juan Carlos I, nos felicitó entonces por nuestro nacimiento y extendió su felicitación a todos los melillenses, que carecían de periódico propio desde que El Telegrama desapareciera, tras ser el único periódico español de los llamados Medios de Comunicación Social del Estado que no fue subastado. Desde el PSOE de Melilla, entonces en el poder, se adujeron presuntos intentos marroquíes de hacerse con el control del periódico del Movimiento y se forzó, así, el cierre del Telegrama.

En estos momentos tan tristes no es momento de celebraciones. Lo haremos más tarde. Ahora sí es momento de recordar, y no olvidar, todo lo mucho que MELILLA HOY ha recibido de los melillenses y ha hecho por ellos, durante tantos años.

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Enrique Bohórquez López-Dóriga

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