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Basura, cachimba, botellón y otras penalidades del monton

La situación enquistada ya durante décadas en lo referente a la suciedad que envuelve nuestras calles, nuestros espacios naturales y de ocio, parece a tenor de lo que perdura , algo irresoluble pues a lo largo de los años, nadie ha sido capaz de darle solución a pesar de la indignación ciudadana cada vez más descontenta con tales actitudes incívicas e incluso peligrosas dada la naturaleza de algunos de los residuos que “circulan” por nuestras calles, en forma de vidrios, plásticos, cartones, aluminios etc, para nosotros directamente y para el medioambiente del que formamos parte.
Si somos honestos no podemos solo señalar a ciertos sectores sociales tan infinitamente despreocupados, pues otros también forman parte del escenario de “aquí todo vale” o “ensucio para dar trabajo”. En atención a este último comentario me atreveré sin que sirva de precedente, a contestar en nombre de los servicios que realizan esta función tan vital en nuestra ciudad, “muchas gracias, no nos deis más trabajo tenemos ya suficiente”. A todas estas personas que realizan una labor tan ingrata quiero darle sinceramente las gracias.

Pudiera parecer para un ojo poco entrenado que el botellón versus cachimba, es el único responsable de tal agravio medioambiental y de salud pública, recordemos que lleva aparejado la inevitable eliminación de residuos corporales en dichas zonas o la práctica ilegal, pero permitida, ingesta de todo tipo de “bebidas espirituosas” por parte de menores en los más ocultos o a veces no tan ocultos, rincones de nuestra ciudad, aunque tales actitudes “creo a mi entender”, están prohibidas por el ordenamiento municipal, algo que aún siendo condición necesaria, no parece suficiente para que sean perseguidas (botellón), residuos, etc y mucho menos denunciadas.

El que luego conductores en un dudoso estado de consciencia circulen por nuestra ciudad, tras dicho festín, es un tema digno de ser tratado en otro artículo, por no ser el objetivo de este.

Esta persistencia infinita en la práctica del típico botellón, que corrompe el estado natural de nuestra ciudad, al generar tal cantidad de residuos incontrolados, este insistir en torcer la voluntad de la gente de bien, solo puede ser evitado con la aplicación de la Ley de Convivencia, esa que indigna en su aplicación al agresor y que es demandada insistentemente por otro tipo de ciudadanos.

Antes de la desescalada obligada, cuando la invasión de los espacios naturales por tanto desaprensivo no era posible, al no permitirse que el coche llegara cargado de viandas de todo tipo, observé que la calidad y cantidad de los espacios naturales de los que dispone mi ciudad eran dignos de ser protegidos. Cuando cerramos los espacios naturales a los agresores, la naturaleza nos lo agradece sin que nos merezcamos tal logro.

Durante estos días atrás, he sido testigo de muchas imágenes insidiosas, la progresión en los abusos de los lugares naturales han sido deplorables, mis demandas a todos los responsables políticos de los que puedo echar mano, han sido y serán en la actualidad continuas. Proteger el espacio público del botellón con horarios cerrados en los accesos en la zona de Rostrogordo, Aguadú, Playa de Horcas y el tan demandado Dique Sur (el cual debería de permanecer sin tráfico para siempre), así como a los lugares donde se observen este tipo de abusos, con especial atención claro está a nuestros queridos espacios verdes, pues recordemos que la flora y la fauna deben de ser protegidas tanto por responsabilidad como por coherencia, creo que es una medida vital mientras personajes de este calibre sigan existiendo.

Con esta propuesta sobre el cierre de estos accesos, desde las 22 horas hasta las 11 de la mañana, durante todo el año, observamos gran cantidad de beneficios que enumero a continuación: eliminamos los horarios de botellón con el consiguiente ahorro de gasto público (recogida de residuos) e impacto medioambiental, evitamos que conductores “supuestamente” ebrios circulen tantos kilómetros por carreteras muy rápidas, evitamos además el bochornoso espectáculo de ver basura por todos lados, logramos ceder un espacio a ciclistas y corredores libres de malos humos y ruidos, mejorando su salud y promoviendo la actividad física, al generar un lugar seguro para dichos practicantes, dando un mensaje claro a los responsables de este tipo de actividades, además logramos no erosionar el medioambiente, evitando la tan insalubre eliminación de los residuos corporales que generan estas actividades en lugares no preparados para ello, además conseguimos evitar el riesgo de incendio eliminando la gran cantidad de basuras y cristales que se desperdigan por todos lados y además del riesgo sanitario que estos pueden provocar, pues es grande la cantidad de cristales rotos que se esparcen por la zona.

Que ciertos grupos de jóvenes a primera hora de la mañana realicen batidas, para recoger las bebidas sobrantes y así participar de este evento social (botellón), debería de hacerte reflexionar sobre en que estamos dispuestos a ceder para la obtención un bien mayor.

Si somos ambiciosos, que lo somos, también señalaré como las basuras y residuos más diversos volverán en la zona de las naves del Real, tras el desconfinamiento, donde el rastro que se organiza allí lleva años reportando una enorme y créanme tengo videos y fotografías, cantidad de basuras plásticas, cartones, papeles etc .. unos hechos que me indignan enormemente cada vez que casualmente paso por la zona, tras la recogida de dichos puestos, especialmente los días de fuerte poniente, donde el control inexistente de los vertidos convierten la zona en un espectáculo lamentable, pues los residuos vuelan por doquier, nuevamente observamos una actitud medioambiental reprobable, policialmente denunciable e institucionalmente irresponsable, que genera gran cantidad de gasto público y ruidos en la zona gracias a las “benditas” sopladoras que además mueven la suciedad de lado a lado.

Invito a los responsables de dicha área a que desarrolle un plan de ciudad, hasta ahora ausente, donde los empresarios de determinadas zonas no se pongan la ciudad por montera y muestren que son parte de la solución y no del problema. Lejos queda ya el Día Mundial del Medioambiente con fecha 5/05/2020 (ironía).

Lejos queda ya el bombo y el platillo, al tener por delante casi un año para olvidar tales demandas e iniciativas, tiempo tienen nuestros responsables en dicha área, para preparar el discurso del año que viene, aquel donde nos dirán nuevamente que el medioambiente es lo más, que los espacios verdes son el futuro, que la contaminación es una lacra, donde nos venderán que se van a desarrollar programas serios, decididos y responsables en tales materias, pues dichas medidas son inevitables, pues bien, desde mi sillón, desde mi ordenador seguiré esperando un año más, tan “esperanzador discurso”.

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