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Atrapados en Melilla, muchas mujeres con hijos, piden a Marruecos que los escuche y poder volver a sus hogares

Sobre medio centenar de personas bloqueadas en Melilla desde hace tres meses, la mayoría mujeres y muchas con niños lactantes, se concentró ayer en las inmediaciones del paso fronterizo de Beni-Enzar al objeto de dar a conocer a Marruecos que su deseo es volver cuanto antes a casa. Muchos están alojados en la plaza de toros que “es un sitio para animales y no para personas”, pero en el caso de mujeres con bebés, están en el Cementerio Musulmán o en casas particulares. Con mascarillas y pancartas, y nula distancia social, cerca de medio centenar de ciudadanos marroquíes, alojadas principalmente en la plaza de toros, aunque en el caso de madres con niños pequeños en la mezquita del Cementerio Musulmán o en casas particulares, se concentraron ayer a escasos metros de la rotonda de acceso a la frontera de Beni-Enzar cerrada desde el 13 de marzo.

Pasadas las once y media de la mañana el grupo llegó a pie al lugar de la concentración donde exhibió pancartas en las que se podían leer mensajes como “No nací para morir aquí”, “Por favor Melilla, SOS”, o “Tenemos familias e hijos”, al tiempo que coreaban en árabe expresiones como “esto es una vergüenza, estamos en peligro”.

En declaraciones a la prensa, varias de las mujeres concentradas expresaron que el motivo de su protesta respondía al anuncio de las autoridades marroquíes de que a partir del jueves se iniciará la repatriación de los marroquíes atrapados en España por el coronavirus pero sin concretar si se incluye a las ciudades de Ceuta y Melilla.

Marruecos
Niegan que, tal como se interpreta por parte del reino alauita, se encuentren en Melilla por propia voluntad, sino que el cierre fronterizo de marzo dejó varados en la ciudad a hombres, mujeres y niños sin posibilidad de regresar a sus hogares. “Dice Marruecos que estamos aquí porque queremos quedarnos, pero no es verdad, llevamos tres meses aquí sin poder volver a casa, y pedimos que nos escuchen, que abra la frontera y nos dejen regresar”, apelaba una de las presentes a modo de portavoz. No entienden que su país vaya a repatriar a compatriotas repartidos por distintos países europeos, como Turquía y distintas provincias españolas pero que se obvie a los que se encuentran varados en Ceuta y Melilla, que se declaran víctimas de la situación generada por la pandemia. “Nos concentramos porque queremos que sepan que estamos aquí, que queremos volver a nuestro país, con nuestras familias y volveremos a manifestarnos todas las veces que sea necesario hasta que nos escuchen y Marruecos abra las fronteras”, aseveró esta joven.

Manifiestan que la estancia en Melilla les está generando numerosos problemas, al margen de no poder estar con sus familias, como que se han visto viviendo en la calle y ahora en una plaza de toros que “es un sitio para animales y no para personas”.

Explica que al segundo día de alojarles en estas instalaciones la policía les retiró el pasaporte, por lo que se sienten indefensos y añaden que se les ha trasladado desde Delegación del Gobierno que cuando pueda llevarse a cabo, serán expulsados de España con la prohibición de volver durante los próximos tres años.

Se lamentan además de las condiciones en las que se encuentran acogidos en la plaza de toros, porque para un grupo de 84 mujeres solo disponen de un aseo y de una ducha que utilizar por turnos, y a esto suman que duermen “en camas de cartón” y que la alimentación deja mucho que desear.

Órdenes de expulsión
También se quejan de la falta de limpieza de estas instalaciones porque las propias residentes deben complementar el trabajo diario de las limpiadoras, y es que “somos muchas personas en un sitio pequeño y todo se ensucia”.

Afirman que la plaza de toros no reúne condiciones, que hay personas enfermas. Varias de estas mujeres, en caso residentes en el cementerio o en casas particulares, se han presentado con siete bebés lactantes, algunos nacidos en plena cuarentena en Melilla.

Estas mujeres defienden que no se les puede firmar órdenes de expulsión porque ellas no se quedaron voluntariamente en Melilla, sino que fueron víctimas de un cierre de frontera inesperado y por tanto víctimas del mismo. Para estas mujeres, una orden de expulsión puede ser su ruina porque ya no podrían entrar en Melilla durante tres años.

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J.A.M

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