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Familias marroquíes se concentran por segundo día frente Beni-Enzar exigiendo volver a su país

Marroquíes, en uno de los actos de protesta

Por segundo día consecutivo un grupo de mujeres marroquíes acogidas tanto en la Plaza de Toros como en la mezquita del cementerio musulmán se concentró frente a la frontera de Beni-Enzar para exigir a su país que les permita regresar a casa después de tres meses varados en Melilla, desde el cierre fronterizo decretado en el mes de marzo por la pandemia del coronavirus. Mujeres con niños de corta edad y algunos hombres volvieron a darse cita en las inmediaciones de la frontera de Beni-Enzar, en esta ocasión junto al mástil con la bandera de España que da la bienvenida a los visitantes a la ciudad, para reiterar su deseo de regresar a casa.

En esta ocasión mostraron pancartas con la bandera de Marruecos y mensajes en árabe pidiendo volver a sus hogares. No faltó, como el primer día, las pancartas con el mensaje “Hakima somos todos” en alusión a la joven acogida junto a otras mujeres e inmigrantes en la plaza de toros que falleció por un infarto cerebral. Los manifestantes interpretan que pueden correr la misma suerte si su estancia en Melilla se prolonga por más tiempo. Se quejan que desde hace tres meses se encuentran varados en la ciudad, víctimas de la decisión de las autoridades de su país de cerrar la frontera y no permitir la repatriación de sus nacionales.

El malestar de ayer era patente máxime cuando tenían constancia, por la prensa, que este jueves Marruecos había iniciado la repatriación de nacionales repartidos por distintos países europeos y varios puntos de la geografía española, pero no de Ceuta y Melilla. Niegan estas personas que su intención, como han podido interpretar las autoridades alauitas, sea la de no regresar a su país y quedarse en Melilla.

Piden a su país que les escuche y que se pueda abrir la frontera para poder regresar con sus familias. Aseveran que las condiciones en las que están acogidos no son las mejores, porque no son ni viviendas, sino espacios habilitados para ello, como la plaza de toros que “es un lugar para tener animales y no a personas”, según expresan.

También se quejan de que la Delegación del Gobierno, cuando se produzca la apertura fronteriza, les aplicará un expediente de expulsión que se tramita en estos momentos, que les impediría volver durante tres años a España, y por ende, a Melilla, donde muchos encuentran un medio de subsistencia para sus familias con trabajos temporales.

Continuarán con las concentraciones en este lugar “todo el tiempo que sea necesario”, hasta que Marruecos les atienda y les permita regresar a casa con los suyos.

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J.A.M

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