Da la impresión de que el Gobierno no quiere sacar un nuevo contrato marítimo para Melilla y el PSOE local lo sabe. Ojalá no sea así y simplemente se quede en una mera sospecha. Pero los acontecimientos apuntan a ello Que Melilla lleve mes y medio sin contrato marítimo, y que el Ministerio de Transportes no haya movido ficha desde que en febrero quedara desierta la adjudicación del contrato puente que sacó por 12 meses, nos hace estar con la mosca detrás de la oreja en lo que se refiere a nuestras conexiones marítimas históricas con Málaga y Almería, que llevan más de un siglo garantizadas por el Estado como nuestro auténtico cordón umbilical con la península. Sobre todo cuando hace unos días, la secretaria general del PSOE local, Gloria Rojas, fue preguntada por este asunto y su respuesta fue esquiva. Tanto, que ni siquiera pronunció las palabras “contrato marítimo”, sino que siempre habló del transporte marítimo en general.
Da la impresión de que el Gobierno no quiere sacar un nuevo contrato marítimo para Melilla y el PSOE local lo sabe. Ojalá no sea así y simplemente se quede en una mera sospecha. Pero los acontecimientos apuntan a ello y, además, no hay que perder de vista que hace ya unos meses, el anterior viceconsejero de Turismo, Jaime Bustillo, anunció que la intención de Marina Mercante era sacar a concurso un contrato puente por un año, ampliable a otro, para dar tiempo a que terminen los estudios que está llevando a cabo el Ministerio de Fomento sobre el sistema de transporte “y se alcancen los consensos necesarios a nivel estatal referentes al transporte aéreo y el transporte marítimo de las islas y ciudades autónomas”.
A ello se une el hecho de que el ministro Ábalos, que conoce esta ciudad porque ha venido en un par de ocasiones, no ha hecho nada en cuatro meses para evitar lo que está sucediendo ahora, y es que Melilla se quede sin un contrato público para garantizar que líneas marítimas OSP, que son las de Málaga y Almería, se presten en unas condiciones asequibles y accesibles para quien quiera hacer uso de ellas.
Ahora mismo, lo que se está aplicando, es el Real Decreto 1516/2007, de 16 de noviembre, por el que se determina el régimen jurídico de las líneas regulares de cabotaje marítimo y de las navegaciones de interés público. Una norma de los tiempos del Gobierno de Zapatero por la que se asegura que los territorios españoles no peninsulares no se queden aislados estableciendo por norma un mínimo tráfico marítimo. En el caso de las dos líneas de Melilla, ese mínimo es de 3 viajes semanales en cada una de ellas. Cualquiera puede comprobarlo, si lo desea, buscando el Real Decreto en cuestión en el BOE.
Pero una cosa es eso, y otra un contrato marítimo, que establece las condiciones mínimas en las que deben ser operadas esas líneas OSP en cuestiones como la frecuencia de los trayectos, los horarios, las características de los buques, los precios de los billetes, etc. Dicho de otra manera: el contrato marítimo no se limita a garantizar las líneas, que ya lo están por el Real Decreto 1516/2007, sino la cantidad y la calidad de la prestación de ese servicio marítimo con unos mínimos, para lo que el Estado aporta una cuantía económica suficiente que compense las pérdidas económicas que pudiera tener la compañía adjudicataria prestando ese servicio en esas condiciones beneficiosas para sus usuarios, que son, mayoritariamente, los habitantes del territorio extrapeninsular, en este caso Melilla.
Melilla no puede conformarse con el Real Decreto 1516/2007. Llevamos cerca de mes y medio en estas condiciones, que apenas hemos notado por el estado de alarma y la imposibilidad de viajar si no es por causas de fuerza mayor. Pero estamos a las puertas de que acaben las restricciones y volvamos a poder viajar libremente, pero la realidad es es que Melilla no tiene contrato marítimo. Los melillenses lo notaremos a la hora de viajar. Algunos, los que han tenido que embarcar por fuerza mayor, ya lo han hecho, mientras el PSOE mira a otro lado.
