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Carta del Editor

La ignorancia de las masas es la principal fuerza de los gobernantes

“El ridiculazo que se eventó este pobre hombre… no más junto a la barra, eso es lo que me dicen, cuando me ven pasar, total, que soy borracho, que ya no valgo nada, que de mi triste vida”. Es un corrido mejicano que se ha visto en una televisión de aquel país, tan lejos y tan cercano al nuestro, mientras un sorprendido Mohamed Mohamed Mohand miraba de soslayo y respingando al parlante al que le dedican el corrido, de cuyo nombre, como Don Quijote sobre un lugar de La Mancha, no quiero acordarme, o no quiero mencionar.
Ya, nos dicen, nos amenazan, vamos a entrar en eso que tan repugnantemente definen como “la nueva normalidad”, que -leo por alguna parte- va a consistir en una economía subvencionada e igualitaria (todos igual de pobres), un empleo cautivo, una atmósfera tóxica de enfrentamiento cainita, unos separatistas protegidos y una justicia dependiente del poder político, en resumen, el comunismo, como nuevo régimen, y una España rota, desaparecida, como fondo.

He mencionado últimamente a Platón y a su “República”, un paradigma, un ejemplo, un Estado justo dirigido por gobernantes sabios, un ideal muy útil, porque permite valorar las ciudades reales e imperfectas y medir la distancia que les separa de la auténtica justicia. Ahora, con la novedad de pintarrajear las estatuas de personas célebres y de prohibir -por racista- la revisión de la celebérrima película “Lo que el viento se llevó”, me llamó la atención el repintado simbólico de una de esas pintadas sobre la estatua de Churchill: “La ignorancia de las masas es la principal fuerza de los (malos) gobernantes”. Y ya puesto a leer sobre la ignorancia y las masas leí: “Un pueblo ignorante se manipula con miedo”, “Un pueblo que elige corruptos no es víctima, es cómplice”, “Por la ignorancia nos han dominado más que por la fuerza (Simón Bolívar)”.

Hay mucho más escrito sobre la ignorancia, que es el antónimo de la sabiduría, el requisito esencial que Platón consideraba que debían tener los gobernantes de un Estado justo, con personas felices. Debemos aprender más, debemos de superar la ignorancia, salir de la caverna. El sabio, decía Platón, es el que, vía el conocimiento, adquiere el mando sobre sí mismo y, como consecuencia, el que pasa la vida más dichosa.

No hay mucho sabio entre nuestros actuales gobernantes, a la vista está, pero si nos detenemos a pensar, por ejemplo, en eso, cierto, de que un pueblo que elige corruptos no es víctima sino cómplice, o que se nos manipula con el miedo, si empezáramos a ejercer la actividad y a abandonar la pasividad y el miedo a las represalias públicas -los dos grandes males de Melilla- quizás habría todavía esperanzas de lograr el cambio profundo que nuestra ciudad precisa.

Intentar dominar a la prensa, utilizando el dinero público y el poder; eso es lo que pasa. La autoridad, el Gran Hermano que describió Orwell en su última y gran novela, “1984”, pretende que nadie tenga ideas propias. Al pobre Winston Smith, el único espíritu libre que quedaba, le someten a tormento y le confiesa su torturador: “El Partido quiere tener el poder por amor al poder mismo. No nos interesa el bienestar de los demás; solo nos interesa el poder. Sabemos que nadie se apodera del mando con la intención de dejarlo. El poder no es un medio, sino un fin en sí mismo. No se establece una dictadura para salvaguardar una revolución; se hace la revolución para establecer una dictadura. El objeto del poder no es más que el poder. ¿Empiezas a entenderme?” Sí, te hemos entendido perfectamente. Aun así, insisto: ahora se trata de tener el valor y la inteligencia de dejar de ser cómplices de la tiranía, aunque nos arriesguemos a ser víctimas de ella.
“Aviso: la lectura perjudica seriamente a la ignorancia”. “Yo no estudio para saber más, sino para ignorar menos (Sor Juana Inés de la Cruz)”. “Lo que sabemos es una gota de agua; lo que ignoramos es el océano (Isaac Newton)”. “Vamos a comer niños; vamos a comer, niños (las comas salvan vidas)”. Son algunas de las frases que me envía Jacinto Montes. La lucha contra la ignorancia es fundamental.

Posdata
Felipe González, el líder mejor valorado de la historia de PSOE, acaba de criticar al actual Gobierno, cuyos líos internos le recuerdan el camarote de los hermanos Marx, y ha dejado claro que solo una nueva política de pactos del PSOE podrá sacar a España de la pésima y desastrosa situación en la que se encuentra. Como era de esperar, solo ha recibido de Pedro Sánchez -y de su obediente entorno- el desprecio.

No he oído a una sola persona de Melilla que diga que el actual Gobierno local funcione o pueda funcionar bien. Solo una política diferente de pactos podrá salvar a Melilla. Solo los que salgan de este Gobierno y eviten la corresponsabilidad podrán salvarse de la quema que inevitablemente se producirá.

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Enrique Bohórquez López-Dóriga

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