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Historia

Emocionario Militar: Los heroicos Alféreces del Tercio Manuel Ojeda Gamón y Agustín Agudo López (I)

En este año de 2020 se cumple el centenario de la creación del Tercio de Extranjeros motivo por el cual este y siguientes trabajos serán conmemorando a los heroicos legionarios que dieron su vida por la Patria.

Hechos de Armas que dieron prestigio y renombre al Tercio de Extranjeros, hoy denominado La Legión.
Tras el Desastre de Annual, y ya avanzada la reconquista del territorio, se prescribía como norma de la acción político-militar a seguir en la zona oriental, en la nota redactada en la Conferencia de Pizarra, en el Palacio de los Condes de Puerto Hermoso, (Málaga) por el Presidente del Gobierno, continuar en las posiciones alcanzadas para, desde los campamentos principales, realizar militarmente las medidas necesarias que permitieran volver a la normalidad a los cabileños del antiguo terreno ocupado.

La creencia del General Sanjurjo, creencia que compartía el Alto Comisario, era la de que los campamentos de Batel y Monte Arruit permitían más fácil radiación, ya que las cabilas de Beni Buyahi y Metalza, por el Sur, y las últimas estribaciones de Guelaya, por el Norte, ofrecían amplio campo propicio a aquellos movimientos por ser terrenos a cubierto de nuestras líneas, en zona poco poblada, y por lo tanto de escaso riesgo de combates.

Al comenzar 1922, la situación del General Berenguer al frente de la Alta Comisaría iba siendo cada vez más delicada. Refiriéndose a esta situación se expresaba así en su libro “Campañas en el Rif y Yebala (1921.1922)”, Pág. 163: ““Si avanzaba, se calificaban los avances de imprudentes o estériles; cuando las circunstancias me imponían detener las Columnas, se criticaba la lentitud; se me achacaba no activar el rescate de los prisioneros con fines inconfesables; se volvió a achacarme el no haber socorrido Monte Arruit, olvidando lo que en aquellos momentos se ensalzó mi prudencia; se olvidaba que a quien había ido a Xauen con un puñado de hombres, y penetrado en el corazón de Yebala, llevando las armas españolas adonde no las llevó nadie, sólo razones muy poderosas podían haber impuesto tan dolorosa abstención, de cuyo riesgo, en lo que a mi prestigio personal afectaba, me había dado cuenta desde el primer momento y lo había dicho oficialmente; pero no lo imponía mi lealtad para con la Patria, y no me inhibía. El entusiasmo, la unidad de miras, la fuerza motriz de la reacción en una palabra, se evaporaba por momentos, dejando lugar sólo a la disconformidad, a las desconfianzas, a las competencias y emulaciones hasta entonces mal disimuladas, pero disimuladas al fin””.

Sobre la dimisión del Alto Comisario, largamente comentada por la prensa, nada se había resuelto por el Gobierno, y mientras tanto llegaban a Melilla y Plazas del Protectorado rumores de Cambios de situación, de malestar, de disconformidad con la campaña y su jefe, a quien, es indudable, se le restaba uno de los resortes, quizás el más importante, de los que juegan en el éxito: “la moral militar”. Afortunadamente la labor activa en que estaban empeñadas las Tropas y los éxitos alcanzados atenuaban en algo aquella morbosa repercusión en lo que a las Fuerzas hacía referencia.

En la zona occidental seguían en pleno auge las operaciones para cerrar al gran macizo de Yebala por el Sur, entre nuestros puestos y la zona francesa, quedando sólo por dominar su interior, una vez ocupado Tazarut.

En la zona de Melilla empezaron el día 8 de enero los preparativos para la operación de avance hasta Dar Drius. A la mañana siguiente rompieron la marcha desde Batel, después de haber acumulado los elementos necesarios de municiones, víveres y material de fortificación, las tres Columnas designadas para la ejecución de la primera parte de la operación. Se señalaban concentraciones enemigas en Kandusi y Drius, que determinaron la realización en dos tiempos de la acción total para volver a entrar en el desvastado campamento de Dar Drius.

El 9 se ocupaba la meseta en que se asientan Dar Busada y Dar Azugaj, en forma que el enemigo no pudo percatarse de nuestro propósito, ganándosele la delantera de establecerse en dicha meseta. Fue el primero de los dos saltos previstos, por el que se alcanzaban las posiciones de Dar Busada, por las Fuerzas del General Berenguer (F.) sin mucha hostilización; la de Al-la-Hariga, por la Columna del Coronel Fernández Pérez, que se vio insistentemente acometida durante su fortificación por numeroso adversario que pretendía envolver el flanco izquierdo de aquélla y que evitóse por la decisión de los infantes del “Valladolid” y “Príncipe” y jinetes de Alcántara, que cargaron dos veces al arma blanca, cogiendo a los rifeños varios muertos y armamento, y la de Dar Azugaj, por la Columna del General Cabanellas, lograda con escasa resistencia, para lo cual, su vanguardia, constituida por la Policía Indígena y un Escuadrón de Regulares, en un salto rapidísimo avanzó hasta la Zauia de Sidí Alí y más tarde cruzó el Kert.

La segunda parte de la operación para la ocupación de Dar Drius, tuvo lugar el día 10 de este primer mes de 1922. Dos fuertes Columnas al mando de los Generales Cabanellas y Berenguer (F.), llevaron a cabo la reconquista de Dar Drius -objetivo principal- y las de Hach Amar, Uestia y Hamman, con sólo un herido leve de Tropa del Batallón Segovia. La posición primeramente citada fue ocupada por las Fuerzas del General Cabanellas, que avanzaron desde Batel al amanecer y atravesando el llano de Amesdan se dirigieron al Kert, pasándolo por el vado comprendido entre Dar Azugaj y el camino de la Zauia de Sidi Alí a Ichtiuen, desde donde al tener noticia por la Aviación de que el enemigo huía hacia Chaif, se ordenó que la Caballería y Artillería avanzasen con rapidez sobre Drius, ya ocupado por la vanguardia de esta Columna a las 10,20 horas con escasa resistencia, siendo perseguido aquél por las tropas montadas de Regulares y Policía y por el fuego de los Grupos de Artillería a caballo y 4.° Ligero. Se recuperaron en esta posición nueve cañones, un aljibe, quince camiones, armas, municiones y otro material. En cuanto a la Columna del General Berenguer, después de que se posesionó de Uestia, Hamman y Hach Amar, continuó su avance hasta Dar Drius. Asegurado el dominio de la carretera de Drius, fortificadas y guarnecidas todas las posiciones ocupadas, las Fuerzas sobrantes del General Cabanellas regresaron a su campamento a donde llegaron sin ningún contratiempo. Las del General Berenguer, pernoctaron en Drius. Tampoco hubo ninguna novedad en la Columna mandada por el Coronel Saro, que realizó una demostración sobre Texdra y frente Taxarut-Kaddur, por el tiempo que duró la ocupación de las posiciones dichas.

La actividad militar quedó paralizada en la zona de Melilla, a excepción de la desplegada por la Aviación que se dedicó a disolver los grupos rebeldes concentrados en Beni Said, Tafersit y Beni Sidel, y castigó a las guardias enemigas. El alto el fuego era debido a que una vez reocupado Dar Drius, se había cumplido en todas sus partes el programa militar de avance acordado por el Gobierno. Faltaba únicamente por resolver la parte que se refería a hacer volver las familias indígenas a sus hogares, una vez hecho acto de acatamiento al Majzen.

El 4 de febrero dio comienzo la conferencia en el palacio de los Condes de Puerto Hermoso, en Pizarra (Málaga). Asistieron a ella el Presidente del Consejo, señor Maura; el Ministro de la Guerra, señor La Cierva; el de Estado, don Manuel González Hontoria; el de Marina, Marqués de Cortina; el jefe del Estado Mayor Central del Ejército, General Aizpuru; el segundo jefe del mismo, General Agar; el jefe del Estado Mayor Central de Marina, Almirante Buhigas; el Subsecretario de Guerra, General Ardanaz; el Almirante de la Escuadra en aguas de Marruecos, Almirante Aznar, y el Alto Comisario, General Berenguer.

Como consecuencia de las amplias discusiones suscitadas, se llegó a establecer de una manera precisa el programa a realizar en Marruecos.

Entre los temas discutidos en la pequeña histórica reunión de Pizarra figuraban cambios de impresiones acerca de los diferentes problemas militares y políticos de la reacción obligada por los sucesos de la Comandancia General de Melilla, de la ocupación de algunos puntos sobre la costa y desembarco en Alhucemas, situación y avance en la zona oriental (punto el más debatido), y la repatriación de las Fuerzas que se consideraran excedentes.

Antes de comenzar nuevas operaciones se efectuaron algunos reconocimientos, ocasionando el del día 2 de marzo de 1922, sobre Haf, las bajas de un oficial (capitán Herrero de Tejada, de Infantería) y cuatro de Tropa heridos por fuego enemigo, y un oficial (capitán Alonso García) contuso.

Como preliminares al plan de avance sobre la potente y belicosa cábila de Beni Said, el 7 se ocupó sin novedad la Zauía de Ababda, posición a corta distancia de Drius, y al siguiente día se llegó al llano de Sepsa, lugar que había de garantizar el flanco izquierdo de la Columna de Drius en su marcha hacia el Norte. En esta jornada tuvimos que lamentar las bajas de un muerto y 12 heridos de Tropa (1), consecuencia de la operación estricta, y la de un jefe (comandante Gómez Ortega), un suboficial y un soldado, muertos, y 19 de Tropa, heridos, al repeler el ataque que el enemigo llevó a cabo sobre el campamento de Dar Drius.

El General Berenguer, al proponer al Gobierno la ocupación de Beni Said, abogaba por constituir el frente occidental con la línea determinada por la carta Drius-Ichtiuen-Tuguntz-Dar Quebdani-Timayast, como frente de espera para futuros avances y señalando la aspiración de prolongarla en su flanco derecho hasta Afrau. Con esta maniobra se cerraría el frente desde Dar Drius al mar, dejando dentro de la zona ocupada el Monte Mauro y el Zoco de Bu Ermana….(Continuará)

La bibliografía consultada, ver último capitulo
José Antonio Cano, con la inestimable colaboración de Eduardo Sar Quintas de la Asociación de Estudios Melillenses

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