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Carta del Editor

¿Tres años más de este Gobierno?

El 17 de junio de 1995, hace 25 años y como recordaba nuestro periódico -el único periódico de Melilla entonces- el pasado miércoles, se eligió la histórica primera Asamblea de la Ciudad Autónoma de Melilla. Los concejales eligieron a los tres primeros máximos dirigentes de la Asamblea, que fueron Ignacio Velázquez, alcalde-presidente, y los dos vicepresidentes, Aurel Sava y Nicolás Sánchez, los tres del Partido Popular que, con 14 diputados, había sido el partido más votado, seguido del PSOE, con 5, CpM, 4, y UPM, 2. Cerca de esos días, pero 5 años más tarde, o sea, hace 20 años, se estaba terminando de gestar la moción de censura que apartó de la presidencia de la CAM a Mustafa Aberchán y que terminó con Juan José Imbroda, entonces presidente del partido local Unión del Pueblo Melillense (UPM), como nuevo presidente de la Ciudad, posición en la que se mantuvo, ya en el PP, hasta el 15 de junio del año pasado, 2019, esto es, durante 19 años.

Es muy interesante analizar cómo ha ido evolucionando la política melillense, cómo un partido que tenía 14 diputados hace 25 años, el PP, ahora tiene 10, mientras que otro que entonces tenía 4, CpM, ahora tiene 8. ¿Es una tendencia ligada a la peculiar composición demográfica de nuestra ciudad? Puede ser, pero no es ese el único elemento a considerar de cara a las elecciones locales de 2023, dentro de tres años, que en política es una eternidad y que Melilla no debería padecer.

Los dirigentes del PP melillense creen que su partido ganará con mayoría absoluta esas elecciones y también creen que el actual gobierno -realmente bipartito- no durará siquiera un año más. Desde la cúspide de CpM no se contempla el final de este gobierno, en el que ellos son mayoría, y con el actual presidente y diputado número 13, De Castro, neutralizado por la existencia del tránsfuga Jesús Delgado, número 13 suplente. El PSOE local se encuentra claramente incómodo en el actual gobierno, pero se encontraría todavía más incómodo en un gobierno con el PP si Gloria Rojas no es la presidenta de ese gobierno, algo que la cúspide del PP local no contempla, al menos por el momento. Así que, si en los juzgados no se deciden estas cuitas, hoy la hipótesis más probable es que el actual gobierno dure tres años, quizás un poco menos, pero no demasiado menos.

Tampoco se puede esperar demasiado de Marruecos, cuyo empeño oficial es que Melilla, Ceuta e Islas Adyacentes dejen de ser españolas. “Marruecos: la amenaza. Su guerra de baja cota contra España”, son el título y el subtítulo del libro del periodista y escritor especializado en política internacional y geopolítica León Klein, libro publicado en 2005, hace 15 años, un período largo de tiempo en el que han pasado muchas cosas, aunque otras permanecen. En la contraportada del libro se resalta una frase entonces válida y hoy también: “El mensaje oficial del gobierno (español, entonces presidido por Zapatero) es que Marruecos es un Estado amigo, pero el análisis de la realidad dice otra cosa”.
“A nadie se le escapa la posibilidad de que Mohamed VI, acorralado por el deterioro creciente de la situación social de su país, movilice energías populares en torno al tema de Ceuta y Melilla. Cuando llegue ese momento -y que a nadie le quepa la menor duda de que va a llegar- de nada va a servir la teoría del colchón de intereses, según la cual el trenzado de una red de intereses económicos y comerciales recíprocos, amortiguaría cualquier tensión con nuestro país”, escribió entonces León Klein. Yo siempre alenté que se creara y ampliara, aprovechando la situación geográfica de Ceuta y Melilla, esa red de intereses económicos y comerciales recíprocos. Durante algunos años así ocurrió, pero al final la ideología política del poder marroquí se ha impuesto sobre el beneficio de los pueblos, y los cierres unilaterales de fronteras son la prueba final de que el camino de cooperación -mientras el poder marroquí siga intentando convertir a Ceuta y Melilla en ciudades marroquíes, pese a la manifiesta oposición de la mayoría de los ceutíes y melillenses españoles de origen marroquí- no tiene, manejado oficialmente los gobiernos, presente ni futuro para las dos ciudades españolas. Otra cosa sería que pudieran, que dejaran funcionar a las iniciativas privadas marroquíes y españolas.

Para compensar tantas malas noticias, una buena: Reunión, práctica (espero) y agradable, el martes, 16 de junio, de Mónica Cardenal y yo, en representación de Prensa de Melilla, con Gloria Rojas, Dunia Almansouri y Jesús Moreno, en la sede de Hacienda, el antiguo hospital de la Cruz Roja, donde nacieron muchos melillenses, entre ellos dos de mis tres hijos. Las dos políticas, Gloria y Dunia, y el técnico, Jesús, manifestaron con claridad e insistencia su respeto a los medios de comunicación y al papel que tienen en las sociedades democráticas en general y en Melilla en su muy particular caso. Nos citaron para comentarnos lo que estaban haciendo y lo que tienen planeado hacer a corto plazo, que pasa por una simplificación de los trámites administrativos -más que muy conveniente- y la puesta en marcha, a partir de principios del año 2021, de un plan de comunicación de la CAM y de un contrato mayor con todos los medios de comunicación, de 1+1 años, con la intención de que sea para más de 5 años y basado en datos de mercado, número de empleos y otros aspectos cuantitativos que eliminen las subjetividades y la utilización de la publicidad institucional en los medios como elemento de presión partidista política.

La intención es muy buena y debería de haberse hecho algo así hace ya muchos años. La intención precede a la acción, así que es bueno saber que ya existe la intención, que se ha dado ya ese primer paso, muy importante, aunque lo más importante es que los actos, los hechos, sean buenos, justos y a tiempo. Esperamos, y apoyaremos en lo que podamos, que así sea y que el respeto y la independencia mutuos entre la administración pública y los medios de comunicación se conviertan en la norma, en vez de en la excepción.

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Enrique Bohórquez López-Dóriga

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