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LA SEMANA

Prácticas corruptas, ciudadanos aborregados

(Autor: CAM)

El actual consejero melillense de Deportes confunde la “nueva anormalidad” con la (inexistente) “nueva normalidad”, que en el caso de Rachid Bussian consiste en no cumplir con lo que promete e intentar imponer lo que su partido quiere hacer: colocar en la administración pública a determinadas personas que apoyaron electoralmente a su partido, en contra de la voluntad de los directivos deportivos democráticamente elegidos. Por mucho que se empeñe el comunista Pablo Iglesias -que no ha creado un solo puesto de trabajo en su vida, ni lo creará en lo que le reste de esa vida- ni la Seguridad Social, ni el salario mínimo vital, ni ninguna de sus invenciones -costeadas por los demás- crearán un solo puesto de trabajo. Crearán más paro, más dependencia de los Grandes Hermanos del comunismo (de él, por ejemplo), más pobreza para todos (menos para él, claro).
Francisco Bohórquez, en su artículo del sábado, escribió sobre “Un gobierno empeñado en destruir el tejido productivo”. En su monumental ignorancia, que abarca todos los ámbitos de la actividad humana, incluido el económico, el Gobierno -“la realidad es que no se puede gobernar peor”, resume Fran- tacha de “especuladores” a los profesionales (traders) que hacen operaciones de bolsa a muy corto plazo, y los quieren hacer desaparecer a base de más impuestos. El problema es que, si el Gobierno consigue -como pretende en este y en muchos casos más- que los traders desaparezcan, las personas que quieran vender sus acciones de una empresa “tendrían que esperar a que otra persona decida invertir a largo plazo en esa misma empresa en el mismo momento en el que el accionista quiera vender”, algo sumamente improbable, por no decir prácticamente imposible. El resultado será que se dificultará la capacidad de financiación de las empresas afectadas, empobrecerá a ese 10% de españoles (nada menos) que ahorran teniendo acciones y “finalmente dificultará el progreso”, que es, en el fondo, lo que cualquier gobierno comunista pretende. Progreso, libertad y democracia son incompatibles con el comunismo, conviene tenerlo muy en cuenta.
Ha muerto, en los Estados Unidos, Carlos Ruiz Zafón, el escritor español que más libros ha vendido en el mundo, con su famosa “La sombra del viento”, a la cabeza de esas grandes ventas. Como tuvo tanto éxito, fue objeto de gran envidia, el gran mal español, así que decidió irse a un país con mayor libertad artística, con menos condicionamientos ideológicos progres, y allí ha muerto, a los 55 años. Como vendió tanto -a Shakespeare le pasó lo mismo, vendió mucho en su tiempo- y era español, Ruiz Zafón no recibió ni un solo premio en su, nuestro, país. Tuvo demasiado éxito, para los jurados progres que dominan la escena artística nacional. Los premios suelen ser para aquellos que a duras penas pueden vender unos cientos de ejemplares, porque a los ciudadanos de este país y del resto del mundo, no les gusta lo que escriben. Ruiz Zafón vendió demasiado, a juicio de los progres, y eso no se lo perdonaron.
El actual consejero melillense de Deportes, Rachid Bussian, confunde la “nueva anormalidad”- como bien la define el que fuera consejero de Deportes, Francisco Robles- con la (inexistente) “nueva normalidad”, que en el caso de Bussian consiste en no cumplir con lo que promete e intentar imponer, con el dinero público (no el suyo, evidentemente) lo que su partido quiere hacer: colocar en la administración pública a determinadas personas que apoyaron electoralmente a su partido, en contra de la voluntad de los que, democráticamente elegidos, dirigimos federaciones deportivas. Y no es el golf el único deporte en el que lo hace. Lo curioso es que en una ciudad con tanto ciudadano aborregado, esclavo del poder político, algunos defiendan que se imponga la corrupción política a la libertad y la democracia y propongan que se vaya el directivo deportivo democráticamente elegido si, por no obedecer las ordenes corruptas de un político, molesta al tal político. Así, por este tipo de actuaciones, Melilla está como está: en la catástrofe y al borde de la desaparición como ciudad libre y española.

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Enrique Bohórquez López-Dóriga

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