Nuevo rifirrafe CpM-PSOE a la vista de todos que no hace más que evidenciar la poca solidez del Gobierno que debe defender los intereses generales de los melillenses. Una anormalidad, la pelea entre socios, cada vez más habitual La convivencia suele ser difícil, especialmente si alguna de las partes no lo pone fácil. Es lo que parece estar ocurriendo en el seno del Gobierno de Melilla, que acaba de cumplir su primer año. En los balances que vienen haciendo las distintas consejerías siempre falta la que empieza a ser marca de la casa, y son las discrepancias entre los socios. Especialmente, entre los dos más importantes, Coalición por Melilla y PSOE, que más que socios, muchas veces parece que sean enemigos. En el fondo, no dejan de ser adversarios porque pugnan por el mismo electorado, pero a la vista de todo el mundo están las tensiones entre ambos.
Un constante choque de trenes que tuvieron su último encontronazo este pasado fin de semana con una cuestión que ha levantado en pie de guerra a dos barrios y parte de la comunidad educativa. Nos referimos al anuncio de la Consejería de Distritos de trasladar a los menores extranjeros no acompañados que están acogidos actualmente en el Fuerte de Rostrogordo al acuartelamiento de Santiago, un espacio cuya urbanización se ha hecho esperar casi dos décadas para que ahora se decida destinarlo a un centro de menores primero, y después de un centro de corrección de conducta para menores con problemas.
Distritos, es decir, CpM, reculó ayer a sabiendas de que la propuesta era inviable por la negativa de su socio PSOE y su archienemigo PP. Pero al margen de eso, resulta incomprensible lo sucedido este fin de semana por muchas razones.
Una, porque las intenciones de CpM para los terrenos de Santiago no parecían lógicas cuando llevamos muchos años hablando de futuros planes para esos terrenos que van más en sintonía con el desarrollo que necesita Melilla y la solución de problemas que no se pueden demorar más, como es la construcción de viviendas sociales o centros educativos. El PSOE, incluso prometió hace 13 años ubicar en el antiguo cuartel de Regulares un nuevo Campus Universitario, un plan que luego cayó en el olvido o se transformó en otra idea, pero la realidad es que destinar un cuartel donde podría caber un barrio nuevo entero a la construcción de un centro de menores, no solo sabe a poco y no va en la línea de las prioridades que requiere Melilla, sino que encima provoca el descontento ciudadano, especialmente de los que viven alrededor.
Otra, es porque parece que algunos no quieran entender que la solución al problema de los menores va más allá de habilitar cada vez más centros para atenderlos y hay que buscarla al otro lado de la frontera o en Madrid, más concretamente en el edificio de La Moncloa/Congreso de los Diputados. Esta ciudad no tiene capacidad para un problema migratorio que hace mucho que se nos fue de las manos, ni tampoco puede destinar más y más fondos a lo que parece un pozo sin fondo. Sobre todo ahora, con el negro panorama que se avecina por el COVID19.
Lejos de tener en cuenta esto, una de las patas del tripartito, Coalición por Melilla, tomó una decisión lejos del seno del Consejo de Gobierno, donde debería haberse adoptado, provocando el desacuerdo de su socio socialista, que tiene mucho que decir en este tema por haber en esos terrenos unas infraestructuras educativas de su competencia. Nuevo rifirrafe CpM-PSOE a la vista de todos que no hace más que evidenciar la poca solidez del Gobierno que debe defender los intereses generales de los melillenses. Una anormalidad, la pelea entre socios, cada vez más habitual.
