Según comunica la Comisión Islámica de Melilla (CIM) a partir de este martes 16 las mezquitas reabrirán sus puertas para reanudar la actividad habitual de las mismas. Así mismo, según las informaciones que circulan y comentan, esta decisión se ha tomado con el 50% de los votos de las entidades formantes por la CIM. Es decir, de cuatro asociaciones que la conforman, el Consejo Religioso de Melilla y la Asociación Islámica Badr, se han inclinado a favor de esta reapertura, mientras la Asociación Musulmana de Melilla y la Comunidad Musulmana de Melilla han expresado su inequívoca oposición. Una situación verdaderamente insólita y, francamente, preocupante por cuanto tratándose de salud pública, no se entiende esa falta de unanimidad en la aprobación de un criterio especialmente sensible y comprometido.
Ante una situación como ésta, es oportuno exigir a la CIM la publicación de los criterios y razones de ambas partes: a favor y en contra, para que los musulmanes afectados podamos tener toda la información que nos lleve a determinar si realmente tenemos toda la seguridad necesaria para acudir a las mezquitas. Máxime cuando ha trascendido que los criterios y consejos profesionales de un facultativo, presente en las deliberaciones, han sido ignorados. Llama poderosamente la atención que las asociaciones que han impuesto su criterio de apertura de las mezquitas sean las que claramente están vinculadas a la actividad política de modo partidista y militante. Sería muy grave confirmar que la apertura de las mezquitas está definido por la oportunidad política y no por otros criterios objetivos de salubridad y de seguridad pública.
Se ha ‘necesitado’ de una pandemia y un Estado de Alarma durante estos últimos tres meses para despolitizar nuestras mezquitas. Pero según parece, algunos, temerosos de perder la ‘congregación’ que les secundan, optan por el arrebato, como de costumbre: “incondicional”. Veremos.
