La Ciudad Autónoma está trabajando en una campaña de turismo a partir de la primera semana de julio, cuando se abrirán las fronteras internacionales y habrá una movilidad interprovincial más amplia, que irá aparejada a rebajar el precio del transporte para facilitar la llegada de visitantes. El consejero de Economía y Políticas Sociales y presidente del Patronato de Turismo, Mohamed Mohamed Mohand, dio a conocer esta intención durante el Pleno de Control al Gobierno que se celebró ayer en la Asamblea, donde Vox dedicó una de sus interpelaciones a cómo enfocará la Ciudad Autónoma el turismo en esta temporada estival.
Mohamed Mohand recordó que la Ciudad Autónoma no es competente en materia de transportes, pero su intención es actuar con los instrumentos donde puede trabajar, como es la emisión de los bonos de transporte, que quedaron suspendidos en el inicio de la pandemia debido a las restricciones de movimientos.
La suspensión del movimiento entre provincias se levantará el 1 de julio y será entonces cuando la Ciudad Autónoma recuperará el decreto de los bonos de transporte, con el objetivo de ampliarlo a los colectivos con los que haya que trabajar en materia turística, ampliando a los familiares de los no residentes para favorecer su llegada.
“Si una de las medidas tiene que ser la subvención, así se hará”, avanzó Mohamed Mohand, que en cualquier caso, dejó clara la necesidad de compaginar a partir de ahora el turismo y la salud, al igual que en el resto de ámbitos, con motivo de la pandemia del coronavirus.
Hasta una hora para hacer los controles sanitarios durante el desembarco de 50 pasajeros en el puerto
El consejero de Salud Pública enumeró en el Pleno de Control las diferentes medidas que se han llevado a cabo, como los controles en el aeropuerto, los que está realizando Sanidad Exterior en los puertos y ante la previsión de la apertura de las fronteras interiores de la UE con Francia y Portugal, y las exteriores con Marruecos en Ceuta y Melilla.
A este “protagonismo” de Sanidad Exterior se unirán otros elementos que podrían servir para el control sanitario en la entrada de turistas, aunque mostró sus reticencias al control de temperatura, al ser eludible mediante la ingesta de paracetamol, y abogó por el uso de mascarillas, distancia social y lavado de manos como “los únicos instrumentos” posibles hoy por hoy.
El consejero, que puso de relieve las medidas adoptadas en el puerto y el aeropuerto de Melilla, admitió, no obstante, la ralentización que suponen en el desembarco, como sucedió durante la pandemia con retrasos de una hora para controlar a 50 pasajeros que llegaban a Melilla en cada barco.
“Imagine cuando esto se abra, me costaría poder asimilarlo de forma eficiente”, respondió el consejero cuando el diputado de Vox, Juan Carlos Escoz, pidió que en el desembarco, además del control que ya se realiza con la encuesta y la toma de temperatura, se añada la prueba del olfato, que es sencilla y asequible, además de fiable para detectar a los asintomáticos.
En su intervención, Escoz consideró imprescindible que Melilla tenga un plan para reactivar el turismo, “siendo conscientes del coste elevado del transporte para los viajeros no residentes”, porque “el cierre de la frontera obliga a un cambio de sistema” y Melilla “hay que mirar al norte y a los atractivos que tiene la ciudad”.
