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Carta del Editor

Contra la tiranía del silencio

“Como para presumir”, ABC, 15 de julio. Comenta el periódico el informe de la Universidad británica de Cambridge sobre el tratamiento de la pandemia en los 37 países miembros de la OCDE (España, como Estados Unidos se adhirió en 1961; Colombia ha sido el último país en adherirse), la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, que nació en 1948 para gestionar el Plan Marshall de ayuda norteamericana a los países europeos arruinados tras la II Guerra Mundial.
De los 37 países de la OCDE, según el informe antes citado, España es el que peor actuación ha tenido en la lucha contra el coronavirus, conclusión a la que ha llegado la Universidad de Cambridge tras analizar cinco indicadores: tasa de contagio, grado de control de la expansión de la epidemia, tasa de reducción de los positivos, número de muertos por millón de habitantes y reducción de la movilidad, aspecto en el que España e Italia han sido, destacadamente, los peores, con el consiguiente caos económico generado por esa reducción de la movilidad. La conclusión final es evidente: somos los peores y no estamos “como para presumir”. Presumir es lo que hace el falaz, pertinazmente mentiroso, Pedro Sánchez, presidente del Gobierno que padecemos. Nos matan, nos arruinan y, para colmo de males, también nos mienten, con lo que suman el daño moral a los perjuicios sanitarios y económicos.
¿Soy yo eterno, como me dicen algunos amigos? No, evidentemente no lo soy. Nadie, nada es eterno, pero lo que sí es también evidente es que en algunos cargos se puede durar más que en otros. Yo, por ejemplo, soy y sigo siendo editor del MELILLA HOY desde hace casi 36 años, que es cuando fundé -con la ayuda de algunos amigos melillenses a los que nunca olvidaré- este periódico. Otros, que han sido alcaldes o presidentes de Melilla, han durado menos. Desde 1985, año de fundación del MELILLA HOY, han pasado por ese cargo presidencial, por orden de antigüedad, el impresentable Gregorio Hernández, el ingenioso Ignacio Velázquez, el oscuro Enrique Palacios, el “racista” -calificativo que aplica a quienes no le votan- Mustafa Aberchán, el casi sempiterno Juan José Imbroda y ahora -espero que por poco tiempo más- el absurdo Eduardo de Castro. Seis personas, algunos de los cuales se creían que iban a ser eternos en sus rimbombantes cargos. Los cinco primeros ya no están donde estaban. Al último, De Castro, le queda poco e incluso para muchos medios de comunicación nacionales ni siquiera existe como presidente de la CAM. La vida del político es ciertamente corta, especialmente si asciende mucho en la escala.

La vida del editor también puede ser corta, en mi caso podría haber sido cortísima, especialmente si nos hubiéramos dejado vencer ante los ataques que, incluso desde antes de nacer nuestro pequeño periódico, padecimos. El último que he, que hemos sufrido proviene, en forma de extraña querella, de un cargo público “protegido” por otros cargos públicos y de cuyo nombre no quiero acordarme, que con su actuación pública y sus pésimas, costosas y judicialmente fracasadas “investigaciones” causó durante años un daño irreparable, reconocido por la Justicia, a centenares de melillenses, a la ciudad entera, y que ahora se querella contra nosotros aduciendo sufrimientos suyos, en su imagen y honor. Es un caso democráticamente increíble, este del torturador denunciando a la víctima por quejarse de la tortura a la que fue sometida. Confiamos en que la verdadera Justicia ponga fin a la tortura y se apiade, proteja, haga justicia a los torturados. “Si en Melilla hubiera un jurado popular, el periódico ya estaría absuelto y el conocido funcionario torturador ya estaría condenado”, me dice un brillante experto que acudió al juicio del viernes y que hizo un extraordinario alegato en favor de la libertad de prensa y su protección jurídica. Espero que eso ocurra en este caso.

La “tiranía del silencio”, el título del libro de Flemming Rose, se impondrá si la Justicia no nos protege. La libertad de expresión y de crítica, como escribió Mario Vargas Llosa en la contraportada del libro, “son libertades amenazadas por todas partes, no solo en Oriente Medio y Rusia, sino también en el corazón del mundo occidental, y han de ser defendidas con principios de valor y de amor a la libertad”, el fundamento de la democracia. La libertad de prensa es el “oxígeno” de la democracia, decía el Rey Felipe VI, hoy tan acosado. Yo lo recogía en mi Carta del jueves y hoy, tras ese episodio más de los ataques a la libertad de expresión y de prensa que, por parte de algunos, sufrimos el viernes, repito que esperamos que la Justicia, con mayúsculas, contribuya decisivamente a terminar con esa tiranía del silencio que nos quieren imponer también en el mundo occidental. Y Melilla, aunque a veces no lo parezca, forma parte del mundo occidental.

Posdata
Ya han pasado 20 años y 3 días más, desde que PP y PSOE desbancaron al Gobierno de Mustafa Aberchán. El PP ya ha hecho público que desea un gran pacto con el PSOE para desalojar a CpM del Gobierno de Melilla. Toca al PSOE, vía Gloria Rojas, pronunciarse.

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