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MUCHO MÁS QUE SOLO BICI

Bienvenido Míster Marshall

El título de la película a la que hago referencia no es ni más ni menos que la antítesis de lo que le deseo en esta nueva etapa. Señor superintendente, conviértase en la constatación de la esperanza, cambie nuestra realidad vial, sea nuestro auténtico “Plan Marshall” Mucho tiempo llevamos esperando las entidades la aparición de este nuevo superintendente de la Policía Local. No en vano, entendemos que su labor tendrá como objetivo ineludible no solo las nombradas cualidades intrínsecas al puesto señaladas por el mismísimo presidente de la Ciudad, que mencionó en prensa valores para él destacables, como la lealtad institucional, el compañerismo, el respeto y obediencia. Esperemos que esto no sea óbice para el desarrollo de otros aspectos menos “institucionalistas” y sí más interesantes desde el punto de vista del servicio público y la seguridad vial. En definitiva, aspectos mucho más interesantes desde un punto de vista social y de derecho.
Desde la implicación que define a Melilla Con Bici en materia de protección de los grupos vulnerables, sírvase como recordatorio peatones, ciclistas, motoristas (el 80% de las víctimas mortales en carretera) y en estos “tiempos modernos”, añadimos a esta ecuación tan sensible a los conductores de los VEMP (Vehículos Eléctricos de Movilidad Personal), los cuales, a falta de una regulación en esa normalización tan necesaria, campan a sus anchas provocando más problemas que soluciones en este panorama circulatorio “diferente” que se conforma desde hace décadas en nuestra ciudad. Todos estos grupos mencionados anteriormente deberán ser objeto de estudio y análisis tanto por su fragilidad como por su valor de ciudad.
En los últimos años, algunos motoristas se han convertido por la dejadez de la autoridad competente y el carácter particular de algunos de estos individuos en un problema de salud pública y de seguridad vial. No en vano, “campan ruidosamente a sus anchas” y a velocidades donde la vida es a todas luces incompatible. Creo ahora muy necesario recordar que 7.000 siniestros viales y más de 379 víctimas mortales son debidas a una velocidad excesiva. Además, debo mencionar que el ruido mata a más de 8.000 europeos al año, lo que lo señala como otro problema a solucionar en nuestra ciudad.
Desde la oportunidad que se me ofrece hoy, y en espera de la tan deseada reunión con el Sr. Luis Miguel Palacios, quiero hacerle partícipe, sin ningún tipo de acritud, desde la comodidad que me ofrece mi sillón preferido, de forma calmada y reflexiva, cuáles son los problemas que creo son los principales lastres en este cambio de modelo de ciudad tan publicitado. Así que, haciéndome eco de los trabajos estadísticos publicados en documentos tan relevantes como la DGT, PMUS, UNESPA y otros como los realizados por mi entidad junto con Guelaya, creo que le ofrecerán sin lugar a dudas una idea bastante exacta de cuáles son los principales focos de conflicto que evitan una mejora con mayúsculas en términos de siniestralidad vial.
Factores como la velocidad, las distracciones o no respetar la distancia de seguridad son elementos que interfieren gravemente en un cambio de escenario, destacados todos ellos por la DGT, donde lograríamos reducir dicha siniestralidad, aunándolos todos, en más de un 75%.
En esa actitud nada útil y complaciente que en nada nos beneficia; en esa socorrida frase de “Melilla, es que es diferente” que nos caracteriza, lastrándonos a cada paso, le puedo decir que el abuso del móvil es generalista, pues controlados 610 vehículos en una hora, en una zona residencial, 20 hablaban por el móvil, 5 de ellos por WhatsApp. Que yo le diga que es práctica común la falta de retención en las plazas traseras, sean niñ@s o no, creo que no sorprenderá a nadie. O que el cumplimiento de los límites de velocidad y el respeto a esos grupos vulnerables es una quimera tampoco. Que beber y conducir no son actualmente incompatibles o que realizar todo tipo de acrobacias circenses como trompos, caballitos, etc, no extrañan por desgracia ya a nadie.
Algunas prácticas, debido a su permanente uso, parecen no escandalizar a nadie: que la invasión del vehículo privado de los espacios peatonales “logran” que personas con serias limitaciones tengan que “circular por la carretera”; o que los servicios de emergencias no puedan acceder a determinados barrios por la falta de previsión en el ancho de los viales y su señalización; o que en caso de incendio, las mismísimas vías de escape (zonas de evacuación), que son las puertas de salida de los edificios, quedarían bloqueadas si se diera el caso de un incendio en un vehículo alojado en la misma acera.
Los vados no se respetan en muchos casos; los entornos escolares son un hervidero de infracciones de tráfico; las estadísticas de vehículos sin seguro no se conocen, aunque se calculan en cientos puede que miles, los cuales huyen cobardemente tras un siniestro vial, dejando abandonado a la víctima por maltrecha que ésta quede, pues muchos de ellos tampoco tendrán carné de conducir.
La DGT publicó en su página oficial la nada desdeñable cifra de 18.000 vehículos sin I.T.V. en nuestra ciudad en el año 2015. Teniendo en cuenta que la media del parque móvil es de 12 años y que los vehículos de más de 25 años no engordan esas estadísticas, creo que hemos comenzado con “buen pie” en esta “tormenta perfecta” en la que sobrevivimos. Si a estas cifras añadimos que la media de velocidad de los vehículos en las calles más importantes que recorren nuestra ciudad (la definida como red principal viaria), los vehículos de todo tipo superan en porcentajes de hasta el 25% los 50km/h, creo que proponen un escenario donde en estos términos es fácil destacar incluso a nivel nacional.
Nunca me había dirigido públicamente a un funcionario público, nunca le había propuesto a ninguno de sus antecesores tales demandas, ninguno me mereció tal iniciativa. Mi confianza en los términos que me expreso hoy aquí creo que dejan a las claras las altas expectativas que le profeso. Debe entender que llevamos años luchando por cambiar un ápice las cosas. Haciendo un justo balance, las entidades llevamos fracasando años. Esto es fácil de entender, me explico: que una persona como Javier Pavón en la exposición pública del PGOU hace apenas dos semanas diga, a través de su mujer, “¡No puedo circular por las aceras, cuando voy en mi silla de ruedas tengo que “circular” por la calzada por que los coches aparcados en las aceras durante años, no me dejan otra opción!”, creo que le indicará cuáles son las necesidades de nuestra ciudad y el motivo de nuestro fracaso.
La defensa de los grupos sociales más débiles creo que le inspirará adecuadamente.
En mi humilde opinión, creo que la Policía Local ha perdido, sin querer, la visión de servicio público, la cercanía ciudadana, esa olvidada ya Policía de barrio, el caminar las calles, que es por otra parte la mejor forma de conocerlas en esas “necesidades del conocimiento de la vida social”, su protección de espacios infantiles, que son las zonas residenciales.
Muchos han sido los intentos de transformar este fundamental Cuerpo en otra cosa. La inseguridad ciudadana la fagotizó hace años. No entendería a un bombero poniendo multas como no entiendo el interés de anteriores jefes de convertir a la Policía Local en los Hombres de Harrelson. Que yo escriba que la seguridad vial debe de ser su principal divisa no le sorprenderá.
Lo que no se haga ahora en términos de seguridad vial, de la vigilancia en la eliminación de residuos de cualquier tipo en toda la ciudad convertida en un gigantesco basurero, seguirá amenazando muchas vidas en términos de salud o restando en nuestra imagen de ciudad.
Dobles filas, carga y descarga sin regulación, aparcamientos contrarios al sentido de la marcha, ocupación de aparcamientos de minusválidos, vehículos modificados con paragolpes de hierro y defensas antipersona con la I.T.V. en vigor en algunos casos, algo de lo que no dejo de sorprenderme, suspensiones de 4×4 elevadas, las cuales empotrarán en tu cadera o pulmones “cachitos de hierro”, escapes modificados a tutiplén, ciclomotores escandalosamente rápidos, carreras a cualquier hora, botellones y cachimbeo como evento social, además de un largo, etc, procuran nuestro modus vivendi actual.
La DGT publicó en su página oficial la nada desdeñable cifra de 18.000 vehículos sin I.T.V. en nuestra ciudad en el año 2015. Teniendo en cuenta que la media del parque móvil es de 12 años, y que los vehículos de más de 25 años no engordan esas estadísticas, creo da muestra de este desastre vial. A esta tormenta perfecta se suma el “diseño urbanístico” de los expertos, alojados durante años en los lugares más variopintos, donde nunca fue su intención restar un ápice de voracidad al tráfico rodado. Y si no, sáquenme de mi error y señalen alguna calzada en nuestra ciudad donde les sea imposible alcanzar velocidades de 50/60/70/80 … km/h. Estaré atento a sus sugerencias.
Calzadas rectas de 5 metros de ancho, donde cruzar expone tu seguridad como peatón tan fácilmente, que ofende. Cuán fácil sería para los funcionarios de la Policía Local controlar una #Ciudad30, donde cualquier canalla que las recorriera con una velocidad excesiva fuese fácilmente localizable, al destacar tamaño abuso.

Retos enormes
Decirle hoy aquí que los retos a los que se enfrenta son enormes creo que no le sorprenderá. Teniendo ojos, olfato y oídos, es fácil comprender las demandas que planteo. La visibilidad de los peatones no es una prioridad: la colocación de los obstáculos en forma de contenedores o vehículos, o donde incluso las redes ciclistas que comienzan a conformarse adolecen de la normativa vial más básica, tanto en promoción como protección desde el punto de vista normativo e institucional.
Recordemos que actualmente la ciclocalle no existe “jurídicamente” en nuestra ciudad y el carril bici sigue estando mal señalizado, a pesar de los esfuerzos de la entidad a la que represento, pues al parecer aún a día de hoy la inversión de prioridades o discriminación positiva hacia los grupos sostenibles, a pesar de nuestros muchos esfuerzos, no forman parte del vocabulario político y urbanista.
Mi entidad desea darle, como le dije en persona, la enhorabuena por el nombramiento y desde aquí le agradezco la celeridad en su incorporación, al ser tan necesario el desarrollo de sus funciones como máximo responsable de la Policía Local.
Recordemos que ciudades de referencia se enfrentaron a esta problemática hace ya 20 años. La implantación de Ciudad30, la creación de más de 400 pasos de peatones elevados, el funcionamiento desde el primer día del multacar, mediante la “colaboración” de las PDA, campañas de concienciación (a pie de calle), información (puerta a puerta) y sanción (policías de paisano), la reducción del espacio público del coche (menos que controlar), lograron que ninguna de esas variables expuestas anteriormente quedara al azar, consiguiendo evitar decenas de muertes y heridos graves.
El título de la película a la que hago referencia no es ni más ni menos que la antítesis de lo que le deseo en esta nueva etapa, donde un pueblo esperaba ser salvado y esa salvación, en modo de visita “yankee” al pasar de largo, sin detenerse siquiera, truncó esperanzas y sueños de lograr la tan ansiada “salvación”. Conviértase en la constatación de la esperanza, cambie nuestra realidad vial, sea nuestro auténtico “Plan Marshall”.

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