A los periodistas se les advirtió de que solo podrían hacer dos preguntas para que la secretaria de Estado no perdiera el avión. Programar el encuentro con los medios cinco minutos antes de ir al aeropuerto es otra forma de limitar la actividad de la prensa y el derecho a la información que tienen los ciudadanos Hana Jalloul, secretaria de Estado de Migraciones, se desplazó este lunes a Melilla para mantener reuniones a diversos niveles y analizar la acogida que se ofrece a las personas migrantes, tanto en los recursos que gestiona el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, como en aquellos que la Ciudad Autónoma ha desplegado durante la pandemia para atender la situación excepcional ocasionada por la Covid-19.
La secretaria de Estado ha estado en Melilla algo más de un día, en el que se reunió con algunas de las autoridades de Melilla para conocer de primera mano las principales preocupaciones en torno a la presión migratoria que vive la Ciudad Autónoma, como la situación de sobreocupación del CETI o la actual presencia de solicitantes de protección internacional en el recinto de la Plaza de Toros de Melilla. Ambas administraciones mostraron su voluntad de continuar estrechando vínculos, en aras de trabajar conjuntamente por el interés de las personas migrantes y de la población melillense.
Además, la secretaria de Estado realizó una visita a la Plaza de Toros, donde viven temporalmente algunas personas y cuya gestión compete a la Ciudad Autónoma, para conocer la realidad de estas instalaciones y de estas personas. El recorrido terminó este martes con su visita al CETI, donde acudió para valorar la situación actual del centro.
Una agenda “muy intensa”, como ayer comentó la delegada del Gobierno, pero que realmente ha sabido a casi nada desde el punto de vista práctico, a pesar de que el área que lleva, el de la inmigración, tiene un importante peso en nuestra ciudad. A la hora de dar cuenta ante los periodistas de su visita, Hana Jalloul dijo realmente poco pese a los grandes problemas que sufre Melilla relacionados con la inmigración. Por ejemplo, el hecho de que tengamos un CETI hacinado, cuya situación durante la pandemia ha estado en boca de ONGs nacionales e internacionales y hasta del Defensor del Pueblo. O que el Ministerio del que ella es una de las máximas responsables lleve semanas sin admitir a más inmigrantes en el CETI alegando que no caben, situación nunca vista ni en las peores crisis migratorias que ha sufrido Melilla en 2005 y 2014. O que la Ciudad Autónoma se haya tenido que hacer cargo de inmigrantes cuya atención corresponde al Estado, y de cientos de marroquíes atrapados en Melilla en la Plaza de Toros, lo que está suponiendo un importantísimo desembolso económico para las arcas públicas de la Ciudad Autónoma que debería pagar el Gobierno central. O que Melilla haya sufrido un importante repunte de la inmigración infantil que protagonizan los menores extranjeros no acompañados.
Todos ellos son temas relacionados con la inmigración, aunque tenga diferentes aristas, pero la secretaria de Estado se encargó de recalcar que ella solo tiene competencia directa sobre los solicitantes de asilo, algunos de los cuales están en la Plaza de Toros, junto con los marroquíes bloqueados, aunque no fue a verlos para no hacer distingos entre colectivos porque todos son personas. De los marroquíes atrapados no dijo nada porque compete a Exteriores. De los traslados para aliviar la saturación del CETI, tampoco porque compete a Interior. Y de otras cuestiones, como si el Gobierno pagará a la Ciudad Autónoma el desembolso que está haciendo para atender a cientos de personas en la Plaza de Toros, ni siquiera respondió.
Es decir, una tomadura de pelo que ya empezó antes siquiera de que empezara a hablar, pues a los periodistas se les advirtió de que solo podrían hacer dos preguntas para no perder el avión. Programar el encuentro con los medios cinco minutos antes de ir al aeropuerto es otra forma de limitar la actividad de la prensa y el derecho a la información que tienen los ciudadanos. Visto lo visto, cabe preguntarse qué utilidad tienen realmente este tipo de visitas, que tanto dinero público cuestan, por lo que supone el desplazamiento de todo un séquito de cargos públicos y de confianza. En este caso, podría decirse que ninguna, porque Melilla sigue teniendo hoy los mismos problemas migratorios que antes de que la secretaria de Estado y su equipo vinieran a Melilla, y los ciudadanos continúan teniendo la misma escasa información en todo lo que se refiere a la inmigración.
