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En huelga de hambre un joven ruso solicitante de asilo acogido en el CETI desde el mes de enero

Vladimir espera poder salir hacia la península

Vladimir, un joven ruso solicitante de asilo en nuestro país, inició este lunes 20 de julio una huelga de hambre indefinida con la que busca que las autoridades españolas le permitan trasladarse a la península y alojarse entre tanto en un hotel de Melilla, pero dejar las instalaciones del CETI donde reside desde el mes de enero y donde no se siente seguro. Señala que es objeto de insultos por parte de los residentes y reconoce que ha tenido desencuentros con el personal del centro. En declaraciones a este Diario, Vladimir explica que en diciembre de 2019 cogió un vuelo desde Moscú a Marruecos, “porque los ciudadanos rusos no necesitamos visado para viajar” al reino alauita, aunque su intención, como así fue, era la de poder llegar a España donde solicita asilo político.

En enero de este año, con su pasaporte en la mano y sin que “me hicieran ninguna pregunta”, pudo cruzar finalmente la frontera y llegar a Melilla, donde acudió a las autoridades para demandar asilo político alegando persecución política en su país. “Tuve que salir de mi país porque tengo problemas con los militares de Rusia”, explica el joven de 34 años que, según cuenta, trabajaba en la Roskosmos, la Agencia Espacial Rusa. El 27 de enero fue conducido al CETI, donde se encuentra desde entonces a la espera de que se le conceda o no la condición de asilado. “España ha aceptado mi solicitud y tengo un documento oficial, con una foto, un número y la huella digital como extranjero”, indica.

Vladimir asegura que su estancia en el CETI no está siendo fácil. “Me tratan mal, me insultan de todas las maneras posibles. Yo no hablo árabe como el resto de inmigrantes, pero sé cuando me insultan y tengo miedo a que me puedan hacer algo”, explica. También señala que las relaciones con la administración del centro no son las esperadas y se queja de que “no me explican nada, no hacen nada por mi, y yo estoy ya cansado”. Desde que se encuentra acogido en el CETI afirma que ha perdido diez kilos de peso porque ni come ni descansa lo suficiente. “No duermo bien porque aquí hasta las tres o las cuatro de la mañana está sonando música, y hay gritos. No como bien y con el trabajo diario he perdido diez kilos en estos meses”, afirma.

Explica que el lunes decidió iniciar una huelga de hambre para poner fin a la situación en la que se encuentra. “He decidido hacer huelga porque no tengo más fuerzas para soportar tanto racismo hacia mi persona por parte de la mitad de los residentes del CETI, que me insultan constantemente y la administración y la seguridad del centro no me trata bien”, asegura.
“Lo que exijo es un traslado urgente a la península y que entre tanto, pueda alojarme en un hotel de Melilla y dejar el CETI porque no lo soporto más”, manifiesta Vladimir, que asegura no tener familia en su país y que espera que Espala le conceda el asilo cuanto antes.

Control de la huelga
Desde la Delegación del Gobierno se indica a este Diario que la dirección del Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) ha tenido conocimiento de que Vladimir ha anunciado el inicio de una huelga de hambre. “De ser cierto y si finalmente se materializa dicha huelga, el centro le realizará controles médicos diarios, que es como se actúa en caso de que algún residente decida poner en marcha este tipo de protesta”.

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J.A.M

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