Coalición por Melilla, como en las relaciones de amor donde uno de los dos miembros tiene inseguridades, intenta ahuyentar a posibles pretendientes de su pareja a base de sacarles faltas. Sin embargo, mientras sigue adelante con esa estrategia, lo que el partido de Aberchan evidencia es que, de ser ciertas sus acusaciones de irregularidades sobre quienes antes gobernaban, no fueron detectadas en sus años de oposición, lo que tampoco le deja en buen lugar Desde que el PP hizo al PSOE un ofrecimiento de alcanzar un acuerdo de largo alcance para “salvar Melilla”, miembros del partido con mayor peso en el Gobierno tripartito, Coalición por Melilla, comparecen a diario para lanzar a sus antecesores en los cargos públicos acusaciones de supuestas irregularidades, insinuando incluso corruptelas, acompañadas o no de la palabra “supuesta”.
Empezó la consejera de Hacienda, sacando jugo al informe de control financiero del interventor, primero en el pleno de control donde se abordó y al día siguiente, ofreciendo una rueda de prensa donde repitió su misma intervención del día antes en la Asamblea. Le siguió el consejero de Distritos, que se quiso defender de las acusaciones del PP sobre el centro de menores y el programa Melilla Colabora hablando del puerto y la construcción de la estación marítima, inaugurada, recordemos, en 2008. Curioso, porque Mohamed Ahmed no tiene competencias en la Autoridad Portuaria, una de las áreas más importantes que maneja Coalición por Melilla pero de las que menos se sabe, porque su presidente solo ha comparecido una vez en este casi año que lleva nombrado. Poca información, por no decir ninguna, se está dando del que debería ser uno de los principales motores económicos de esta ciudad.
Después vino el consejero de Infraestructuras y Urbanismo, el antiguo Fomento, anunciando que enviaría a la Fiscalía la construcción de una rotonda que considera delito urbanístico porque, según Rachid Bussian, estaba asentada sobre una zona verde. Luego tomó el relevo el consejero de Medio Ambiente, que habló de una empresa ligada, al parecer, con algún miembro del anterior Gobierno, que asegura que está funcionando con una licencia provisional desde hace casi una década. Una vez terminada la rueda de consejeros cepemistas, volvió el turno a la consejera de Hacienda, que sacó a la palestra el contrato de gestión del centro de menores sembrando sospechas y acusaciones directas sobre el interés del PP por prorrogarlo pagando 3 millones de euros por encima del precio de licitación por la sobreocupación del centro.
Podría parecer que Coalición por Melilla está defendiéndose con ataques, tratando de responder a la labor de oposición del PP con acusaciones de corruptelas, en las que también, curiosamente, ha incidido en los últimos días una encuesta telefónica realizada en Melilla. Pero probablemente, la estrategia de los cepemistas esté enfocada en intentar minar la credibilidad de los anteriores gestores del PP para espantar a sus socios del PSOE en un posible intento de acercamiento. No olvidemos que ninguno de los responsables socialistas que se ha pronunciado hasta ahora sobre ese ofrecimiento de acuerdo realizado por el PP ha descartado que pudiera dar ese paso.
Coalición por Melilla, como en las relaciones de amor donde uno de los dos miembros tiene inseguridades, intenta ahuyentar a posibles pretendientes de su pareja a base de sacarles faltas. Sin embargo, mientras sigue adelante con esa estrategia, lo que el partido de Aberchan evidencia es que, de ser ciertas sus acusaciones de irregularidades sobre quienes antes gobernaban, no fueron detectadas en sus años de oposición, lo que tampoco le deja en buen lugar. Y ello, a pesar de que entonces contaban con más recursos de los que tienen ahora los 11 o ¿12? diputados de la oposición, ya que en la anterior legislatura había una comisión de control de licitaciones que presidía Coalición por Melilla y que en este mandato, el tripartito se encargó de fulminar como una de sus primeras decisiones.
