El centro residencial de menores fuerte de Rostrogordo se encuentra ubicado en una zona privilegiada, uno de los pulmones de Melilla, según explica la dirección del mismo. Rodeados de aire puro, flora y fauna, un lugar idóneo para entrar en contacto directo con la naturaleza e implementar y desarrollar proyectos tendentes a reforzar el compromiso social de los niños y niñas adolescentes con los seres vivos y el medio ambiente.
El compromiso social invita, entre otras cosas, a tomar conciencia del lugar en el que vivimos y obviamente el respeto a ese entorno siendo este el objetivo principal de esta actividad.
La actividad consistió en la elaboración de bebederos y comederos para que las aves que tienen su hábitat en los pinares de Rostrogordo tengan un mejor acceso a agua y comida, puesto que, en esta estación del año las precipitaciones son escasas.
Esta iniciativa tuvo varias finalidades. La primera es concienciar a los menores en el respeto a la naturaleza, la necesidad de llevar un estilo de vida respetuoso con el medio ambiente, máxime en estos tiempos en los que el calentamiento global está causando estragos a nivel mundial.
La segunda es proporcionar métodos y fórmulas para el desarrollo de valores, sentimientos y capacidades como la empatía, la compasión, la responsabilidad y el respeto a toda forma de vida.
Desde el punto de vista educativo destaca el centro que se realizó, mediante la observación de las aves, una identificación de cada una de ellas y se procedió a enseñar sus nombres a todos los participantes.
