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La página de Robles

Los rebotes de la crisis del COVID.3 El oleaje frecuente hace zozobrar y causa la tragedia

Cuando era pequeño, la playa de Corea-situada entre las actuales de los Cárabos y el Hipódromo-, era la más peligrosa para el baño, porque la corriente-conocida como resaca-era fortísima; ello se debía a que estaba abierta al levante, y el mismo que traía a nuestras playas los bivalvos (coquinas, almejas, almejones y hasta navajas), era también el que se llevó unas cuantas vidas.
La situación ya no es la misma ahora, se retiraron los bloques para aumentar la playa, se pusieron unos diques hundidos de contención de la arena, y sobre todo se construyó el nuevo puerto de Bni Nsar; con ello el mapa de corrientes de nuestras playas cambió, aunque el mar-como parte de la naturaleza- siempre pedirá su sitio.

Además de la resaca, lo más peligroso para los bañistas era la llegada frecuente del oleaje, porque cuando no te habías aún levantado de la acción de una ola, llegaba otra y te revolcaba de nuevo; he sido testigo de muchas situaciones de peligro, sobre todo en niños, por ese hecho. Y eso es lo que está ocurriendo en España con el COVID19, cuando aún no nos hemos recuperado de la tragedia sanitaria-y queda por llegar el tsunami economico-, otra ola epidémica se asoma en nuestro horizonte, y amenaza seriamente la recuperación de la normalidad.

Cuando pensaba que el virus y su enfermedad nos iban a dar un impasse de unos meses, ni en mis peores augurios podía imaginar que tal hecho no se iba a dar, y menos aún lo que la está causando, la absoluta falta de responsabilidad de muchos ciudadanos, entre los que nuestros jóvenes son mayoría.

Siento decirlo, pero la realidad es que-también en nuestra ciudad-los brotes que están asolando nuestra geografía, ése es su verdadero efecto sobre España, tiene mucha relación con los hábitos de nuestros jóvenes y no tan jóvenes (hasta los 45 años), que hacen un uso irresponsable de las libertades que todos habíamos conseguido tras un duro sacrifico de 4 meses.

Las autoridades de salud pública de nuestra ciudad, deben de tomar cartas en el asunto de forma decidida, porque el adecuado control del presente, es también una oportunidad para afrontar con garantías el futuro; y ello se puede lograr mediante la promoción adecuada de los nuevos hábitos en el disfrute de nuestro ocio, porque ni la ciudadanía ni las empresas aguantarán un nuevo confinamiento generalizado. No soy partidario de las normas de aplicación general o indiscriminada, si se puede hacer de forma selectiva, el sector económico del ocio, incluso el nocturno, permite la actuación sobre quién no cumple las normas-sean los usuarios o los empresarios-, y así se debe de operar. Estoy convencido de que ello obtendrá tanto o más resultados que la norma de obligación del uso de las mascarillas, la cuál también requiere en su aplicación, mesura, cordura y proporcionalidad.

En esta nueva situación, el papel de los rastreadores-a veces incomprendido, desde la irresponsabilidad-que ya era fundamental, se ha convertido hoy en crucial; situados en el primer escalón defensivo ante la epidemia, estos profesionales sanitarios del ámbito de la Atención Primaria, actúan mediante dos herramientas de trabajo imprescindibles, la encuesta epidemiológica y los tests PCR. La ratio ideal de rastreadores es diferente según las fuentes, la de 30/100.000 hab. puede ser la más cercana a la idónea, pero variables como el medio (rural/urbano), nivel socioeconómico, infraestructura sanitaria, etc.., pueden hacer variar esa cifra; un estudio reciente del diario El País, hallaba que-tomando la referencia de 1/5000 habitantes-, sólo 3 autonomías ( La Rioja, Castilla-La Mancha y C. Valenciana ) lo alcanzaban, ya que la media nacional es de 1/11.970 hab. . En Alemania la ratio es de 1/4000 hab.

En nuestra ciudad, en mi opinión, hay suficiente dotación humana-en cada centro sanitario de Atención Primaria, incluído el SUAP, hay un equipo COVID de dos profesionales, y además en el hospital hay dos facultativos dedicados a ello-, lo que junto el personal de Salud Pública-al menos tres personas-, permiten alcanzar, además de la necesaria coordinación, una ratio de 1/5600 hab., el doble de la media nacional de estos profesionales.

Cuestión aparte es la de los tests PCR, ya que si bien es cierto que se van mejorando los datos de tests practicados, no lo es menos que aún estamos pagando el retraso en el inicio de estas pruebas, así como la lentitud que supone el tener que enviar las muestras a un laboratorio peninsular. En la tabla adjunta-de elaboración difícil por la disparidad de fuentes y criterios-se debe de destacar, cómo Asturias, Baleares, País Vasco y Navarra, son las autonomías que más PCR realizan; por el contrario, Melilla-aunque es clara una tendencia de mejora- encabeza el grupo de las que menos tests hacen, estando por delante sólo de Ceuta, Extremadura y Murcia.

La creación-y dotación-del INGESA de un laboratorio para esta técnica, es una ocasión de ponernos al nivel, o incuso superarlo, de la media nacional; como INGESA lo hizo al inicio de la epidemia-no siendo sus competencias-, Salud Pública, o sea la Ciudad Autónoma, debe de apoyar económicamente tal implantación (la nota abajo reflejada, puede ser un apoyo a ello).

La realidad es que de los costes de las medidas sanitarias (sin incluir las asistenciales) aplicadas en la Ciudad frente al COVID19, la mayor parte de ellos han corrido por cuenta del INGESA; por ello es de justicia que del fondo que reciba el gobierno de la ciudad, una parte se dedique a apoyar dichas actividades, al menos en parte, y este laboratorio puede ser una buena oportunidad para ello.

Nota.- Las autoridades competentes, o sea, Salud Pública y Sanidad Exterior, deberían plantearse ya la posibilidad de ofrecer el test PCR en nuestras puertas de entrada (puerto, aeropuerto y frontera llegado el caso). El efecto “isla” hasta ahora nos ha protegido, pero en septiembre, con el regreso de las vacaciones de toda índole (docentes, ocio, funcionarios, etc..), esa especie de burbuja se romperá, y podemos asistir a una implosión de la epidemia.

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