– ¿Qué pasa?
– ¿Qué pasa de qué?
– Con tu vecino Antonio…
– ¡Calla hombre! ¡Calla…! Este tío no está bueno
– ¿No está bueno por qué?
– Por qué está viendo fantasmas en todos sitios.
– ¿Fantasmas?… ¿Cómo fantasmas?
– ¡Fantasmas!… Pregúntaselo a su mujer.
– ¿Su mujer?… ¿Su mujer es un fantasma?
– No, hombre. No. Su mujer le ha contado a la mía lo que pasa.
– ¿Yqué pasa?
– Pues pasa, que cuando están viendo la tele en su casa, en el pequeño salón que tienen, viendo el programa que sea. A ellos les gusta, según cuenta, lo de Cuéntame…
– Bien. La familia viendo Cuéntame… ¿Y qué? ¿Qué te cuentas?
– Pues cuenta que, de pronto, sin que nadie lo espere, Antonio se levanta del sofá soliviantado. Y de pie en medio del salón, se pone a gritar.
– ¿Se pone a gritar? ¿Y qué grita?
– Pues… Empieza a decir: ¡No!… ¡Aquí hay demasiada gente!… ¡Esto es muy chico y aquí no cabe tanta gente!… ¡No! ¡No!… Pero todo esto a voces.
– Y la mujer, ¿qué dice?
– ¿La mujer? La mujer, asustada, le pregunta: ¿Qué te pasa Antonio? ¿Qué dices de gente? Aquí solo estamos tú, tu hija, y yo. Y el perro, que lo tienes asustado de tanto grito. ¿Qué dices de gente?… Antonio ¿Qué te pasa?
– ¿Y Antonio que…?
– Antonio sigue de pie gritando: ¡No!… ¡Aquí hay mucha gente!… ¡Esto es muy pequeño!… Ese tío de la barba y el traje azul marino y la corbata azul… ¿Quién es? Y esa tía fea, que no para de hablar… ¿Qué quiere? ¡No! Aquí hay mucha gente y esto es muy chico… ¡Aquí hay mucha gente! Y de pie sigue gritando.
– ¿Y la mujer?
– La mujer asustada le pregunta: Antonio ¿qué estas gritando? El perro se ha ido corriendo. Tu hija está nerviosa y… ¿Qué te pasa Antonio? Aquí no hay ningún tío de barba, ni traje azul marino. Ni tía fea… Aquí está tu hija y yo y el perro que se ha quitado de en medio, con el rabo entre las patas… ¿Qué son esos gritos, Antonio? A las doce de la noche… Aquí no hay nadie…
– ¿Y Antonio?
– Antonio continúa dando voces y señalando a la pared. ¿Ese tío quién es? Ese de la cola de caballo que se ríe… Y la otra que no para de criticar… No… Aquí hay mucha gente. Esto es muy chico… No… Mucha gente… Mucha gente…
– Y la mujer: ¿Que ha hecho?
– La mujer lo ha llevado al psiquiatra y le ha contado lo que ocurre. Las visiones que tiene del tío de la barba con traje azul y el otro de la cola de caballo…y la fulana que no para de hablar…
– ¿Y el psiquiatra qué le ha dicho?
– El psiquiatra le ha dicho que a ver si se los presenta.
– ¿Eso le ha dicho? Pues vaya con el psiquiatra, está más loco que Antonio
– ¡No, hombre! Eso se lo ha dicho de broma. El psiquiatra lo que le djjo es que no se preocupara… Que lo que le pasa no es otra cosa que redundancias pasadas del envite herziano. Que recoge la onda telúrica y plasma la imagen donde primero pilla. Si el tiempo esta bueno. Y como está entrando la primavera. Pues….
– ¿El envite herziano? ¡Eso qué coño es!
– Según el psiquiatra, una redundancia supervalorada de las imágenes dadas por la tele. En sesión continua. Sobre todo de políticos y similares que acampan y acaparan arbitrariamente, con plétora y exuberancia, no solo la sintonía familiar, sino la del vecino.
– ¿Le ha puesto algún tratamiento?
– Que yo sepa, no. Solo le ha dicho que evite los Telediarios y los programas de Debates y Entrevistas, sustituyéndolos por películas y dibujos animados. Si no, va a tener tíos con trajes azules y corbatas. Con coletas o sin ellas. Y rubias o morenas gritonas, hasta debajo de la cama. Que eso que le pasa, es producido por el envite herziano controlado. Que está haciendo todo lo que quiere. Y más.
– El envite herziano… ¡Venga ya con los rollos! El envite herziano…
– Eso es lo que le dijo su mujer a la mía que le había dicho el psiquiatra.
– Ese tío anda mochales, como mucha gente con tanta television. Que tiene el coco ya… Entre la política y la tele, no me extraña que acaben viendo fantasmas… El envite herziano… ¡Será posible!
Buenos días y evite el envite.
