Es este Editorial de nuestro periódico, el de todos los melillenses, un ruego, un grito angustiado dirigido precisamente a TODOS los melillenses, de todas las etnias, de todas las procedencias, de todos los niveles, de todas las edades, de todos los partidos, de todos los no militantes en partido alguno, de todos los dañados por la mezcla perversa de la religión con la política, de todos los empobrecidos por las malas políticas, de todos los perseguidos y denunciados por querer ser libres: MELILLENSES, ROMPAMOS NUESTRAS CADENAS.
Rompamos con nuestros miedos y con los que fomentan esos miedos para beneficiarse de ellos, para abusar de nosotros. Rompamos con las estructuras paralizantes, antidemocráticas e inmovilistas de nuestros partidos políticos. Rompamos con nuestra sumisión a los que manejan el dinero público -un dinero que es nuestro- en su beneficio, no en el nuestro. Rompamos con el enchufismo sectario y con el dominio de los inútiles. Movilicémonos y rompamos con este Gobierno incapaz de gestionar nuestra ciudad.
Si no rompemos las cadenas que nos esclavizan, y no lo hacemos desde ya, sin dilaciones y miedos ante el Leviatán que nos encadena, Melilla, la Melilla de nuestros antepasados y de nuestros descendientes, la Melilla en la que vivimos y en la que quisiéramos poder seguir viviendo, se está muriendo, terminará muerta, desaparecerá. Y lo hará muy pronto…si nosotros, los melillenses de a pie, todos los melillenses, no nos liberamos, no rompemos ya nuestras cadenas.
