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Los celadores se concentran en el Hospital Comarcal para exigir que se les considere personal sanitario

Un grupo de celadores junto a CCOO y UGT se concentraron ayer en el Comarcal

Un grupo de celadores se concentró ayer a las puertas del Hospital Comarcal para exigir que se les considere personal sanitario ya que actualmente están encuadrados en el grupo de gestión de administración según una orden del año 1986. Con el respaldo de CCOO y UGT, han denunciado que durante la pandemia tenían que luchar para poder conseguir los EPIs (Equipos de Protección Individual) y tratar con los pacientes. Además, se quejan de que el INGESA no quiere reunirse con ellos para modificar y aclarar las categorías porque se sienten “discriminados” con respecto a los otros colectivos, aunque actualmente se está estudiando la fórmula para que tengan un certificado profesional para ejercer sus funciones. Los celadores de Melilla se han unido a las reivindicaciones a nivel nacional y han decidido protestar a las puertas del Hospital Comarcal para exigir, entre otras cuestiones, que se les considere como personal sanitario.

El secretario general de Comisiones Obreras, Francisco López, quiso acompañar a este colectivo para la reivindicación de sus derechos laborales que vienen marcados desde el año 1986 cuando se establecieron las funciones y donde se encuadraban a los celadores en la parte de gestión por “no tener una titulación exigible a su puesto de trabajo” ya que lo único que se solicitaba era la ESO o el graduado escolar.

Señaló que los celadores al no pertenecer a la dirección de Enfermería, no están dentro de los equipos sanitarios, por lo que, tienen que ir de forma independiente cuando tienen que hacer funciones sanitarias.
“Son los primeros que reciben a los enfermos y los últimos que los despiden, los acompañan cuando tienen que hacerse pruebas y siempre están con ellos”, destacó.

Además, aseveró que no considerarse como personal sanitario ha acarreado “muchos problemas” ya que con la pandemia al no entrar en los equipos sanitarios tenían que ir por gestión y no llegaban a tener sus Equipos de Protección Individual cuando tenían que tratar con pacientes con COVID.

López resaltó que el Estado no les responde y que las funciones vienen reconocidas desde el 1986 e incluso “se incurría en cuestiones de legalidad”, como, por ejemplo, cuando un hombre tenga que ser rasurado para someterse a una operación, la auxiliar de enfermería no puede hacer este trabajo.

El secretario general aclaró que es el INGESA quien no se quiere reunir para hablar de estas cuestiones cuando en el Estatuto pone que se pueden modificar las categorías de sitio.

Actualmente, se está estudiando la fórmula de que los celadores tengan un certificado profesional para ejercer sus funciones porque se sienten “discriminados por el hecho de tener titulación o no para ejercer la profesión”.

Respecto a cuál es la situación actual de los celadores, detalló que, hay un déficit y que se ha notado más durante la pandemia ya que los compañeros tienen que cubrir varios servicios a la vez. “Si se habla de equipo estanco una vez que cubres varios servicios ya no se produce y se puede propagar la enfermedad por todo el hospital”, apostilló.

Comentó que es cierto que se hizo un esfuerzo en esta crisis para contratar más celadores, pero el problema es que no son de plantilla. En total, hay unos 40 celadores cuando la plantilla de Ceuta cuenta con 60. López contó que hubo un problema cuando se transfirió el personal del Hospital militar hacia el INGESA, se paralizó con los que llegaron y no se han ido convocando nuevas plazas para cubrir.

Aseguró que en la última reunión de la junta de personal con la Gerencia se habló de hacer estudios de las plantillas necesarias para el Comarcal ya que la de ahora es del 2007.

“Son el último eslabón de la cadena”
Otra de las quejas de los celadores ha sido el cambio de la sala de espera o de descanso porque con la restructuración por la pandemia tuvieron que modificar cuartos y estancias en el Hospital Comarcal y al ser “el último eslabón recibieron el peor”.
“El cuarto de ahora está muy reducido y sin reunir las condiciones necesarias de salubridad”, denunció.

López pidió que se les vuelva a dar porque al ser turnos de mañana, tarde y noche, necesitan unos sofás para que descansen porque son muchas horas las que están en el hospital.

Maribel Alcalá, delegada sindical de UGT, señaló que también han querido apoyar a los celadores para que se haga un reconocimiento como personal sanitario y que se les reconozca su labor porque sufren una “discriminación” al no estar dentro del personal sanitario ya que son “el último eslabón que hay en la cadena”.

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Lorena Japon

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