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LIBERTAD ECONÓMICA

¿Por qué los empresarios deben poder enriquecerse y son tan necesarios?

Francisco Bohórquez

Usemos un ejemplo para responder a la pregunta: Una persona monta un restaurante en el que ofrece el mejor pescado de la zona. Hay gente dispuesta a pagar un poco más por un pescado de una calidad mayor y van al restaurante a comer, ¿quiénes ganan en esta situación? Los trabajadores que son contratados, el empresario, y aquellos a los que les gusta el buen pescado. ¿Es un problema que el empresario se enriquezca? Mientras que se esté enriqueciendo porque la gente demanda un producto que él ofrece, no debería haber ningún problema, aunque alguno podría argumentar que la única manera que tiene el empresario de ganar dinero es explotando y apropiándose de la producción de sus trabajadores. Se podría responder que, en una sociedad libre, una persona que toma un trabajo lo toma porque piensa que trabajando va a estar mejor que sin trabajar, es decir, valora más tener trabajo que no tenerlo. Esto sería suficiente para concluir que tanto el empresario como el trabajador salen beneficiados de su acuerdo y que no hace falta intervención, pero quiero ir más allá y que nos preguntemos lo siguiente: ¿Quién debe ganar más dinero, el empresario, que se gasta o endeuda en cientos de miles de euros para comprar o alquilar un local, nevera, congelador, vitrocerámica, vajilla, lavavajillas, caja registradora, mesas, sillas…, o el camarero, que llega a su puesto de trabajo con todo el capital necesario para hacer su trabajo y solo se tiene que preocupar por tomar nota y llevar los platos? Supongo que coincidiremos en que el empresario debería ganar más dinero, como también supongo que alguno deducirá que todo ese capital sin camarero no valdría nada. Es cierto, pero falla en algo esencial, pues hay, en el caso de Melilla, miles y miles de personas dispuestas a ser camarero, mientras hay pocas, muy pocas dispuestas a proporcionar el capital necesario para que una persona pueda ser camarero. Pero es que, además, por si fuera poco, el empresario corre con el riesgo del negocio, es decir, tendrá que comprar el género que necesite para dar de comer a sus comensales y comprometerse a pagar a sus empleados a final de mes un sueldo fijo, independientemente de la facturación de ese mes en particular.

El verdadero problema viene cuando una persona gana dinero independientemente del servicio que presta, como pasa en muchos casos en el sector público. Un ejemplo clarísimo son las instalaciones deportivas de Melilla. El estado de las instalaciones es lamentable y cada vez hay menos gente, pero no importa, no hay reacción, porque si las instalaciones están mal y no va gente, pues menos preocupaciones y trabajo, mientras que el salario es el mismo. No hay incentivo alguno al desarrollo y la mejora. ¿Quiénes pierden en esta situación? El consumidor, es decir, TODOS. Y esta es la sociedad que queda cuando no hay empresa privada, una sociedad sin ningún incentivo hacia el avance, una sociedad a la que el consumidor (todos somos consumidores) y sus necesidades no le importa lo más mínimo, una sociedad en la que el tan necesario capital desaparece, por tanto, una sociedad peor y estancada en la miseria.

Posdata: No es un ataque a los camareros, podría haber usado cualquier ejemplo, como el del escritor que necesita un ordenador, conexión a internet y una plataforma para poder desarrollar su trabajo. Los camareros son necesarios, y en muchos casos tener buenos camareros marca la diferencia entre un restaurante y otro. Solo pretendía ilustrar la importancia que el capital juega en nuestra economía, y como contribuye a aumentar la productividad de nuestra sociedad.

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