El gobierno de la ciudad anunció nuevas medidas para luchar contra los rebrotes el pasado miércoles. Estas medidas afectan en gran medida al sector hostelero, y la asociación de empresarios de Hostelería no ha tardado en denunciar que las medidas solo sirven para “demonizar y castigar” al sector. Es totalmente comprensible el enfado del sector hostelero, uno de los sectores que más ha sufrido las consecuencias económicas de la pandemia, y que encima parece ahora que es el principal responsable de los rebrotes. Los rebrotes se han originado porque se han abierto las comunicaciones con la península como si no estuviésemos en medio de una pandemia. No se han hecho test a las personas que ingresaban en la ciudad, es más, ni siquiera se les ha tomado la temperatura. Tampoco se han contratado a suficientes rastreadores, ni se ha aprovechado durante el Estado de Alarma para reunir material necesario para hacer frente a unos rebrotes que todos sabíamos iban a ocurrir. El culpable número uno es, oh sorpresa, la administración pública. Y es a esta a la que, en caso de tener que demonizar y castigar a alguien, habría que castigar y demonizar. Los hosteleros ya han sufrido mucho, muchos están operando en pérdidas, y más restricciones a su actividad puede acabar con muchos de ellos. Ponerle aún más trabas a su actividad no solo no va a solucionar el problema de los rebrotes, sino que va a acabar con el tejido productivo de la ciudad. Políticos, hagan bien su trabajo para que las consecuencias de su gestión no la tengan que pagar el resto de los melillenses.
Otros gobiernos, como el de Galicia y Canarias, han prohibido fumar en la calle, mientras otras 10 comunidades, entre las que se incluyen Madrid, Andalucía, Castilla-La Mancha, Castilla y León, Valencia, Asturias, Cantabria, Navarra, Aragón y País Vasco, estudian aplicar la misma medida. Dejando a un lado si fumar aumenta la transmisión del virus o no, es importante tener en cuenta que, de acuerdo con la OMS, “el tabaco mata, cada año, a 8 millones de personas, como mínimo, y varios millones más padecen cáncer de pulmón, tuberculosis, asma o enfermedades pulmonares crónicas causadas por el tabaco.” Además, “el humo de tabaco ajeno provoca anualmente más de 1,2 millones de muertes prematuras y graves trastornos cardiovasculares y respiratorios.” De momento, casi 750.000 personas han muerto en el mundo por coronavirus, muy alejado de la cifra de los 8 millones de personas que mueren al año, de acuerdo con la OMS, por el tabaco. Que cada uno saque sus propias conclusiones, yo ahí lo dejo…
Francisco Bohorquez, Graduado en Economía y Finanzas. Temple University
