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CARTA DEL EDITOR

La responsabilidad de Gloria Rojas

Es una evidencia histórica que el bolchevismo llegó al poder, en Rusia y de la mano de Lenin, en 1917, que el fascismo, liderado por Mussolini, lo hizo, en Italia, en 1924 y el nazismo, de Hitler en Alemania, en 1934. La evidencia -innegable pero negada- es que el comunismo leninista precedió al fascismo mussoliniano y al nazismo hitleriano, y pensar que fascismo y nazismo -dos formas de populismo- son, en gran parte, reacciones contra el populismo comunista ruso no es descabellado. Como decía Nicolas Berdiaev (Nikolái Berdiayev, en ruso) en sus “Memorias del exilio”, y reproduce Jiménez Losantos en su best seller “Memoria del comunismo”: “toda la historia occidental entre las dos guerras fue determinada por el miedo al comunismo”.
Para que la manipulación fuera imposible hay que estar convencido de que los hechos existen, que, como sentenció el historiador marxista británico Eric Hobsbawm, en su “Historia del siglo XX”, Roma venció a Cartago, y no al revés. Eso es tan cierto como que el populismo comunista ruso se produjo 7 años antes que el fascismo y 17 antes que el nazismo. Un hecho tan evidente como que fue el comunismo ruso el que influyó en la aparición del fascismo y el nazismo, no al revés. Y de ahí se derivan todos los populismos, de todos los signos.
¿Por qué? Allá por el año 2014 leí algo que me impactó mucho, y que ahora he recordado: estamos abocados a la incertidumbre y la infelicidad, porque la materia de la que estamos hechos es el tiempo, y el tiempo es relativo, es lo que nos ha creado y nos destruirá, mientras que a lo que aspiramos es eterno, inmutable e inaccesible. Estamos, pues, condenados a una especie de frustración permanente, de la que las nuevas religiones (como el comunismo, como los diferentes populismos) sacan partido, prometiéndonos un absoluto eterno e inmutable, una utopía, o sea, algo inexistente.

Simultáneamente, recuerdo lo que me dijo alguien muy importante sobre la evitabilidad o inevitabilidad del cambio. Su respuesta fue sabia, aunque pueda parecer extraña: el cambio es lo único que garantiza la estabilidad política y social.

En Melilla hacía falta un cambio, y se produjo en las elecciones de mayo de 2019, pero los hechos existen y el hecho, en este caso del cambio de gobierno melillense y lo que ha hecho en este largo año de gobierno, lleva a una conclusión muy clara y muy grave para la ciudad: esto es un desastre sin paliativos, esto es mucho peor que lo que había y la conclusión, si admitimos como cierto -porque lo es- que el cambio es lo único que garantiza la estabilidad política y social, lo evidente es que hay que cambiar de gobierno, que esta coalición de De Castro- CpM-PSOE es una maldición para Melilla que no debería de mantenerse ni un día más.

Declara Gloria Rojas -líder, discutida, del PSOE melillense (en el PSOE español solo hay un líder, casi divino o más que divino, no sé)- que “con un Gobierno del PSOE, Melilla nunca ha perdido, siempre ha ganado”. La frase, además de históricamente falsa (como sería falsa si lo dijera cualquier otro partido político) pierde todo su sentido si analizamos lo que ha hecho este gobierno local mantenido, apoyado, nutrido en muchos puestos de gobierno, precisamente por el PSOE local, que lidera la autora de la desafortunada frase, una Gloria Rojas principal responsable, además, de que este gobierno local actual -esperpéntico, mal avenido, sin arreglo posible, mortal para Melilla- permanezca todavía. Cada día que pasa con este gobierno es una demostración más de la falsedad de la frase de Rojas, un día más de sufrimiento para casi todos los melillenses (la excepción la forman los que cobran, y mucho, por estar en este gobierno o por ser amigos de los que están).

Posdata
La noticia de que Mohamed Hamed Allal, “Aloisio”, será el nuevo entrenador de la UD Melilla no dejaría de ser una noticia deportiva más, si no se quiere profundizar en la razón -de haberla- por la cual ha sido nombrado. Si hubiera sido por una decisión de la Junta Directiva del club, que preside Luis María Rincón, sería una decision normal, lógica, acertada o no según el resultado deportivo que obtenga el histórico equipo de fútbol melillense. Pero si hubiera sido una decisión impuesta por un partido político -como todo indica que ha ocurrido, como el mismo Luisma Rincón denunció- el hecho trasciende de lo deportivo y entra en el despotismo, el abuso del poder público, la intromisión en el ámbito de lo privado. Eso es lo usual en la actual Melilla. Así se mata la libertad y se destruye -como están haciendo con el deporte del golf- todo lo que tanto trabajo y esfuerzo ha costado construir. Por eso, por ese tipo de imposiciones despóticas y disfuncionales, Melilla está tan mal como está.

Frases

El cambio es lo único que garantiza la estabilidad política y social.

Lo evidente es que hay que cambiar de gobierno, que esta coalición de De Castro- CpM-PSOE es una maldición para Melilla que no debería de mantenerse ni un día más.

La intromisión en el ámbito de lo privado. Eso es lo usual en la actual Melilla.

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