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Los rebrotes del COVID.19 adelantan el final del verano

Lamentablemente, en cuanto a los brotes sólo se puede decir que nos están superando, pero lo peor es que ello es debido a nuestro comportamiento irresponsable, ya que en su mayoría son causadas por la conocida “6B” del virólogo Raúl Ortiz de Lejarazu (bodas, bautizos, bares, banquetes, botellones, y barbacoas) Desde hace 5 años me he aficionado-espectador-al rugby, y si hablas de rugby, Nueva Zelanda debe ser citada, ya que allí es casi religión este deporte; pero Nueva Zelanda es además ejemplo de control de la pandemia, ya que ha estado más de 100 días sin casos nuevos, recientemente ha tenido un brote localizado y controlado de 4 casos. ¿Y eso es debido a su carácter de isla?, no, porque Australia que lo es también, tiene un grave problema de salud pública con la pandemia; el caso de Nueva Zelanda responde a la actuación ágil y precoz-desde inicios de febrero-, preparando los hospitales para la pandemia, e impuso el nivel 4 de alerta a finales de febrero, con medidas estrictas de control y seguimiento, confinamiento y controles de frontera, basadas en las recomendaciones daciones de un comité de expertos; actualmente comprende el aislamiento de 14 días y test PCR a la entrada al país, además de haber hecho rastreos masivos. Hoy no hay límite alguno para el público en los partidos de rugby.

Melilla pasó el estado de alerta estando en el grupo de ciudades que menos tests hizo a su población, defendí el que se hicieran en aplicación de una norma-aplicable para todo ámbito o escenario- de sentido común: mal puedes luchar contra algo que desconoces. Afortunadamente nuestra condición geográfica "quasinsular" jugó a nuestro favor y de las medidas adoptadas por nuestros gestores, situación que se reforzó con el confinamiento y el cierre de comunicaciones, lo que permitió que tuviéramos una prevalencia del orden de la mitad de la media nacional, como confirmó la Encuesta Nacional de Seroprevalencia realizada por el Ministerio de Sanidad.

El fin del estado de alarma, imprescindible para España tras más de 100 días de confinamiento, trajo el eufemismo conocido como nueva normalidad, que no es más que la dura realidad que nos toca vivir y afrontar, hasta recuperar realmente la normalidad a través de los medios y recursos de una sociedad avanzada-del siglo XXI-como la nuestra.

Era esperable-y esperemos que asumible por nuestro sistema sanitario-, un repunte de la incidencia en forma de brotes al “abrir” la sociedad, y que en nuestro caso han sido las comunicaciones con la península; también lo era que, coincidiendo con elementos de indudable peso epidemiológico, como el final de las vacaciones y el inicio de las clases, o la llegada de los cuadros respiratorios otoñales-gripe y otros cuadros virales-, pudiera llegar una segunda ola epidémica. Para todo ello, los responsables debían de elaborar y aplicar en su caso planes de contingencia, para minimizar las consecuencias y que no se repitiera la situación catastrófica que tuvimos en la primera ola.

Lamentablemente, en cuanto a los brotes sólo se puede decir que nos están superando, pero lo peor es que ello es debido a nuestro comportamiento irresponsable, ya que en su mayoría son causadas por la conocida “6B” del virólogo Raúl Ortiz de Lejarazu (bodas, bautizos, bares, banquetes, botellones, y barbacoas). En Melilla, somos copia de lo que sucede en el resto de España, se ven escenas incomprensibles, sin mascarillas, sin distancias, con contactos físicos de riesgo y karaoke, así que cuando nos preguntemos quién es el responsable de la importancia de los rebrotes, con mirarnos en el espejo tendremos la respuesta ¡estamos jugando a una ruleta rusa, pero con más de una bala!
Y sobre la anunciada ola epidémica, estoy convencido de que llegará -ahora sólo estamos sufriendo brotes muy amplios-, pero su acelerada confluencia por el fracaso en su control, puede adelantar la nueva ola. Frente a ella se concibió crear una gran reserva logística por el gobierno de España, que está comprometida por problemas en los pliegos, y me pregunto inquieto, ¿llegará a tiempo? Finalmente, el gobierno ha debido, es su obligación, asumir la coordinación y emisión de medidas de aplicación estatal.

A riesgo de repetirme, merece la pena el riesgo, vuelvo sobre el tema de los tests PCR, ante la incidencia creciente de infectados que Melilla está sufriendo, ya lo dije al inicio de la pandemia (lo dijo también la O.M.S.): tests, tests y tests. Ahora lo mantengo más aún, porque nuestra situación geográfica nos permitía y permite aún, cifrar nuestras esperanzas para el mayor y mejor control, en la realización más extensa posible de estos tests PCR, que recuerdo son los que indican a los infectados activos, que son los potencialmente contaminantes.

Melilla no es la comunidad que más tests hace, ni de forma absoluta-lo que es normal por nuestra reducida población-, ni de forma relativa-estamos en una tasa de 65-70 tests PCR /1000 habitantes-, cuando hay C.C.A.A. que están muy por encima de 100, incluso rozando los 200 como Navarra o País Vasco; sí lo es en el número de contactos de riesgo identificados de un caso, a los que se le realizan los tests (también hemos sido la región con la tercera tasa de nuevas infecciones en la primera semana de agosto). Melilla, su gobierno autonómico, podría ser modelo de control de la epidemia, si-junto a otras medidas-se extendiera la realización de tests, y para ello es imprescindible mejorar los datos de respuesta (localización, contacto y realización del test), no es de recibo que aún se deba esperar entre 2-4 días para conocer el resultado del test, mientras esos contactos de riesgo pueden haber estado haciendo vida normal, o en su defecto han de estar confinados entre 15-20 días esperando los resultados (tienen trabajo, familia, obligaciones sociales,..).

Tras leer que ya está disponible el hacer la técnica en nuestro hospital, y que en el plazo de 24 horas será posible conocer el resultado, creo que estamos en el buen camino, porque con ello se cortará la trasmisión, y en el caso de los contactos de riesgo, a quiénes se les debe repetir a los 10 días, sería más asumible. Espero que sea ya una realidad, y que la proporción actual 1/10 de test hechos en Melilla y en Madrid, se invierta; INGESA en Melilla, que ya tiene la dotación técnica para ello, así como la necesaria formación del personal (talvez hace falta el refuerzo de personal titulado que valide los resultados), debe intentar su funcionamiento al máximo rendimiento porque lo que está en juego es mucho, yo diría que todo.

Hace quince días postulé desde este espacio de opinión, la realización de tests PCR a todos los viajeros que llegaran a Melilla; puede que su carácter obligatorio pudiera tener problemas de legalidad, ofrézcase entonces, estoy convencido de que la mayoría de los viajeros se harían gustosos la prueba. Sanidad exterior lo puede hacer en las propias estaciones de llegada, y salud pública fuera de las mismas. En Melilla se está valorando la medida-en mi opinión cuanto antes se haga mejor-, e incluso una mayor extensión en su realización, tendría aún mayores efectos positivos en el control de la transmisión.

En los tests PCR está una parte de la solución, la otra está en nosotros.

El modelo de evolución de la epidemia, por ser didáctico, que se barajaba tras el fin del confinamiento, preveía tres puntos clave en el posible relanzamiento de la epidemia, y de su control dependía el que la situación no retornara a los datos de marzo-mayo pasados; cronológicamente el primero eran los actuales rebrotes, el segundo era el tándem fin de vacaciones/inicio del curso escolar y el tercero era la tradicional llegada en otoño/invierno de los procesos virales respiratorios. Era muy importante, la previsión de un imprescindible impasse de reposo en el que se recuperará la sociedad y sus recursos (logísticos, económicos,), tan especialmente necesario para el personal sanitario, sobrepasado a nivel psicofísico y emocional tras la ola epidémica.

Estos puntos clave son una especie de trampolín, sobre los que la incidencia existente en cada momento se impulsaría hacia arriba, y de aquí la importancia de lograr que en cada uno de esos momentos clave, la incidencia fuera lo menor posible para evitar el colapso sanitario y económico; los actuales datos de situación que son el “suelo" o punto de impulso cuando llegue el próximo “trampolín” ( antes de 15 días), traen malos augurios sobre el volumen de la epidemia. Y ocurrirá lo mismo para cuando lleguen la gripe y el frío, si no se toman las medidas necesarias.

Nota.- Nueve sociedades científicas médicas y la propia Organización Médico Colegial, ante los datos de la última semana de incidencia de nuevos contagios, hospitalizados e ingresos en UCI y fallecimientos, mediante un manifiesto público ha lanzado un mensaje de alarma ante el posible colapso asistencial al que nos está llevando la situación; denuncian la falta del liderazgo del N° de Sanidad, al que piden la coordinación centralizada, y la creación de un comité de evaluación de expertos en el que no incluyen a F. Simón. La descentralización autonómica no debe implicar la descoordinación existente actualmente, aunque se enfaden los gobiernos independentistas vasco y catalán.

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