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In Memoriam

In Memoriam Teniente Rafael Álvarez Ballesteros

El Grupo de “Regulares de Melilla” nº 52 (GREG 52), sobrecogido aún por la triste y repentina noticia, siente comunicar el fallecimiento el pasado día 17 de agosto, en Melilla y a los 61 años de edad, de nuestro veterano compañero, el Teniente en situación de Reserva, Rafael Álvarez Ballesteros.

Algo más de sesenta y un años de vida intensos y en los que ha tenido tiempo suficiente para entregar mucho al Servicio de España en sus diferentes destinos, todos ellos en el Cuerpo de Especialistas del Ejército de Tierra, como mecánico de armamento.

Rafael ha vestido el uniforme militar en activo durante casi 40 años, pues ingresó, como Alumno en la Academia General Básica de Suboficiales, allá por 1977, obteniendo progresivamente los empleos de Sargento, Sargento 1º, Brigada y Subteniente hasta que tras su pase a la reserva es ascendido al empleo de Teniente en 2014.

Su dilatada vida militar le ha permitido conocer diferentes unidades y territorios peninsulares e insulares, pues ha servido en filas, entre otras unidades en: el Regimiento de Artillería Antiaérea 74 (RAAA 74, en Jerez de la Frontera); el Regimiento de Cazadores de Montaña “América” 66 (RCZM 66, en Pamplona); la Unidad de Servicio de Acuartelamiento “La Isleta” (USAC “La Isleta” en Las Palmas de Gran canaria), consiguiendo volver a la tierra que le vio nacer, nuestra querida Melilla, para afrontar una buena parte de su trayectoria en diferentes unidades de esta plaza como: el GREG 52, la USAC “Alfonso XIII”, la USAC “Capitán Arenas” y la Unidad logística 24 (ULOG 24), última unidad donde sirvió en activo.

Diferentes plazas y diferentes unidades han marcado su vida, destacando en su trayectoria, por su duración y por estar aún más grabada, si cabe, en su corazón, su permanencia durante algo más de 10 años a las Fuerzas Regulares, en los empleos de Sargento 1ª y Brigada.

Una vida jalonada por sus labores como mecánico de armamento, en su taller o en el campo, con ocasión de ejercicios tácticos; mañanas, tardes y no pocas noches de trabajo. Una vida jalonada por diferentes condecoraciones materiales, pero sobre todo inmateriales, en forma de reconocimiento y cariño de cuantos le han acompañado en esa vida de sacrificio castrense.

En su camino hacia el juicio final, sus compañeros destacan sus cualidades humanas y profesionales, señalando, quizás una de ellas como la que más le caracterizaba, su bondad. Rafael para éstos, era simplemente, una persona entrañable y buena.

El Grupo de “Regulares de Melilla” nº 52, guardarán en su memoria el recuerdo de un compañero caído, que siempre estará con nosotros y envían el más cariñoso de los abrazos a familiares y amigos del finado, con el deseo de que encuentren un pronto consuelo, quizás basado en el orgullo que sintió Rafael de Servir a España como un Soldado más.

Descanse en paz.

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