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Carta del Editor

La mentira como arma revolucionaria

Las elecciones generales del 10 de noviembre de 2019 marcaron un antes y un después en la política melillense. El grueso de la batalla fue la elección del único diputado al Congreso que nuestra ciudad aporta a la política nacional. El PP presentaba a un candidato nuevo, escogido por Madrid, el que fuera gran comandante general de Melilla, Fernando Gutiérrez y Díaz de Otazu. CpM fue con todo, nada menos que con el amo y señor del partido, Mustafa Aberchán, que se jugaba casi todo a una carta, la de ganar, ser diputado nacional y ser amparado por un fuero especial, algo que le convenía mucho dada su fea situación judicial.
Tras unas tormentosas jornadas centradas en el voto por correo, el PP, por solo 181 votos de ventaja sobre CpM, consiguió el escaño y Mustafa Ahmed Moh, “Aberchán”, desató la tormenta, especialmente contra la Delegación del Gobierno, feudo actual del PSOE, al que culpaba de su derrota por haber intervenido, como era su obligación, en lo del desorden ocasionado por el voto por correo. Por cierto, Vox, con candidato desconocido para los melillenses, obtuvo 605 votos más que el PSME-PSOE, lo que proporciona una imagen muy clara de lo poco que es, y va a seguir siendo si continúa como ahora, el PSOE en Melilla.

Los ataques de “Aberchán” al PSOE fueron de tal magnitud que hasta el poco dado a las apariciones públicas y Secretario Ejecutivo del PSME-PSOE, Fidel Moga, convocó, en aquel no tan lejano noviembre del año pasado, una rueda de prensa en la que declaró: “El mayor acto en democracia es ejercer el derecho de voto libremente” y calificó de “pataleta infantil” la reacción de “Aberchán” por haber perdido las elecciones y por su “desconocimiento”. Aprovechó la ocasión Fidel Moga para añadir algo muy importante y muy especialmente necesario en Melilla, tal y como la experiencia electoral nos demuestra: la necesidad de “cambiar la regulación del voto por correo, para que sea el elector el que tenga que depositar su voto en las oficinas postales”, en vez de utilizar agentes partidistas cargados de votos ajenos, muchos de ellos, presumiblemente comprados y pagados.

Como, además, Aberchán -lo mismo que hace ahora- presumió de que había tenido negociaciones al más alto nivel con el PSOE en Madrid, se supone que acompañado por Gloria Rojas -como ahora- Fidel proporcionó en su rueda de prensa de entonces unos datos fulminantes para el recién fracasado líder de CpM: “Aberchán entró en la sede del PSOE de Madrid, en la calle Ferraz, a las 11,30 horas y salió a las 11,45 (quince minutos después). Esa fue la “negociación” sobre su propuesta, la de Aberchán, de ser él el candidato de la lista conjunta CpM-PSOE, corta y fracasada negociación a la que se presentó asegurando, según Fidel: “la marca Melilla se llama Aberchán”.

Con ese panorama de tanta “cordialidad” y de tamaño “entendimiento”, que ahora esa “marca de Melilla llamada Aberchán” está intentando recuperar, la “decidida” -dicho sea, con toda ironía- Gloria Rojas dice que “no está” en la oferta del PP para pactar un “Gobierno fuerte en Melilla”. La excusa que utiliza es que, a su juicio, el único objetivo que deberían tener en común todos los partidos de la ciudad tiene que ser “poder solucionar esta pandemia”. Cualquier persona normal entendería que el gran objetivo fuera “solucionar”, evitar, los efectos de esta pandemia. Nadie, excepto Gloria Rojas, puede imaginar que el gran objetivo del Gobierno de una ciudad sea “poder solucionar”.

Salvo que yo esté muy equivocado, y respondiendo a lo que añadió Rojas en su última rueda de prensa en la que aseguró que no es ella la que toma “este tipo de decisiones -la de pactar un Gobierno fuerte en Melilla- sino que las toman en su partido tras debatirlas y votarlas”, la realidad es que la posibilidad de pactar con el PP, con la condición de que ella, Rojas, fuera la presidenta, ya fue debatida, votada y aprobada en su partido. Y fue negociada con el PP, con el conocimiento de Rojas.

Supongo que la “ocupadísima” Gloria -ella está en la gloria como está y dicho sea lo primero, lo de ocupadísima, de nuevo con toda ironía- va a negar que su partido local ya debatió, votó y aprobó iniciar las negociaciones con el PP local. Si se ha atrevido a declarar que las relaciones con sus socios de Gobierno, CpM y De Castro, y las de la Delegación del Gobierno con todos ellos son extraordinarias, inmejorables, si alguien se atreve a mentir de manera tan evidente, puede mentir sobre cualquier cosa, en cualquier momento. La mentira es un arma revolucionaria, decía y aplicaba Vladimir Lenin. Gloria Rojas, como su amadísimo Ser Supremo, Pedro Sánchez, sigue las enseñanzas del gran tirano genocida y los dos mienten hasta cuando no hace falta mentir.

Lo que no es mentir, sino todo lo contrario -puesto que es una evidencia que este Gobierno tan bien “avenido” y tan bien “preparado”, según Rojas, ha sido, es y más que muy probablemente -porque los milagros no existen y lo que no puede ser no puede ser- este Gobierno será incapaz de afrontar y ni siquiera evitar el crecimiento de la gravísima crisis sanitaria y económica en la que nos hallamos. Declararse en contra de un “Gobierno fuerte” como hace Rojas, como ha hecho Aberchán, es de una irresponsabilidad difícil siquiera de entender. La única esperanza es que, más pronto que tarde, pagarán por lo que están haciendo a Melilla.

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