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La página de Robles

¿Cuándo demonios acabará esta pandemia?

En 1555 se publicó por primera vez el libro "Las Profecías", del médico francés y profeta Michel Nostradame, más conocido por Nostradamus, sus seguidores defienden que la actual pandemia aparece recogida en el libro-realmente hay que hacer un esfuerzo de imaginación inasumible, para hallar tal referencia- ; pero hay autores menos conocidos, como la escritora (también fue médium y vidente) Sylvia Browne (+2013), que sí dejó reflejado "alrededor de 2020, una enfermedad grave similar a la neumonía se extenderá por todo el mundo, atacando a los pulmones y bronquios, resistiendo todos los tratamientos conocidos", que sí puede ser nuestra pandemia, en su obra "Fin de los días: predicciones y profecías sobre el fin del mundo.", escrita en 2008.
Con la colaboración de hoy, se cumplen los dos meses que preveía iba a durar la "tregua" que el virus nos iba a dar, y que deseaba aprovechar para tocar temas relacionados con el mismo, pero que no estuvieran ligados a su evolución-como había sido hasta entonces-, sino a aspectos de indole diversa, incluso anecdóticos, como forma de quitarle temor y tensión, que no respeto, al tema. Lamentablemente me equivoqué-como en otras cosas-, y el hecho de que me hayan acompañado en el error otros muchos, incluso las agencias oficiales, no me consuela; porque esta plaga de rebrotes que actualmente sufrimos, nos puede llevar a no poder superar la futura ola epidémica que llegará, por su previsible gran envergadura en casos, ingresos y muertes. Ello, con un daño económico añadido al actual, puede suponer una crisis socioeconómica de dimensiones incalculables.

No obstante, hoy me voy a forzar a cumplir el fin de esta serie de ocho artículos , y quiero acabarla haciendo referencia a algo que puede ser una de las mayores incógnitas en la pandemia, ¿cuando se prevee el fin de la pandemia?, ¿hay hipótesis fundamentadas sobre ello?, o ¿hay algún modelo predictivo aplicable?. Soy consciente de que ahora, "con la que está cayendo", pueden estas preguntas indicar ligereza por mi parte, pero a riesgo de ser mal comprendido, considero que puede tener su importancia, porque de las respuestas posibles, pueden derivarse decisiones en las estrategias para afrontar la lucha contra la pandemia.

Se han hecho innumerables investigaciones para elaborar curvas de incidencia con finalidad predictiva, pero casi de forma unánime se reconoce que ningún modelo puede recoger de forma exhaustiva, todas las variables-estáticas y dinámicas-que están presentes en la actual pandemia, y por ello es muy dudosa su validez con tal fin; entre los numerosos trabajos que en base a la incidencia en el momento de su realización, han expresado una previsión sobre el fin de la epidemia en España, sólo me voy a referir a algunos de ellos y que tengan cierta solvencia científica-por los autores y/o el método-, sin que ello sea sinónimo de exactitud como veremos. Hay estudios que ya han perdido el crédito, porque la fecha que dieron se ha rebasado sin que-como es obvio-el final haya ocurrido, como es el caso de la Singapore University of Technology and Design, cuyo modelo predictivo fijó el final el 11 de agosto para España y finales de diciembre para el mundo; otro ejemplo de ello es el trabajo "Modelos predictivos de la epidemia de COVID-19 en España con curvas de Gompertz", publicado en la revista Gaceta Sanitaria, y que basado en los datos a 22 de abril , pronosticaba el final de la epidemia en España enfre junio y julio, con 240.000 contagiados y 25.000 fallecidos. Como anécdota-y explica muchas cosas- referir que hubo modelos matemáticos (Chile), que consideraban a los fallecidos como casos resueltos, al no ser ya contagiantes.

Ante tal dificultad para lograr estudios con efectos prácticos, me parece más interesante traer a colación previsiones hechas por personajes de reputada opinión en el ámbito científico. Así, de las muchas hipótesis vigentes, señalo la de Bill Gates-que ya predijo en 2015 una pandemia como la actual-, y que emitió su juicio sobre el posible final de la pandemia a finales de 2021 en los paises ricos, y en 2022 en el resto del mundo, aunque dicho augurio lo hizo basándose en sus amplios conocimientos y experiencia, y no en un modelo predictivo.

La Asociación Española de Vacunología se ha hecho eco de un foro auspiciado por la O.M.S. sobre este tema, en el que expertos norteamericanos en enfermedades infecciosas, vinieron a expresar diversas conclusiones; por un lado-no unánimente-se coincidió con Gates en los plazos, pero con la incógnita de cómo afectaría la gripe a esa evolución, y además se fijó el 60% de inmunidad comunitaria, como indicador del final de la pandemia en la población de referencia, siendo la obtención de tests (fiables, simples y rapidos), así como una vacuna eficaz, puntos cruciales para ello.

Acabo por donde empecé, con Sylvia Browne, quién escribió también lo siguiente sobre esa enfermedad, "casi más desconcertante que la enfermedad en sí, será el hecho de que de repente desaparecerá tan rápido como llegó, atacará nuevamente diez años después y luego desaparecerá por completo"; epidemiológicamente tiene sentido, porque una campaña mundial de vacunación puede acabar con ella "rápidamente", y reaparecer tras el tiempo necesario para acumular suficientes susceptibles que dieran lugar a una nueva epidemia, lo que requeriría una nueva campaña de vacunación asociada a un programa de erradicación, como ocurrió en 1991 en Europa, y recientemente en Africa con la erradicación de la poliomielitis. Además, es compatible con lo maninfestado en abril por el dr. Zhang Wenhong, jefe del comité de expertos del COVID-19 en Shanghái, quién fijó en 1-2 años la duración de la pandemia, anunció una segunda ola epidemica en otoño y que India, Sudamérica y África, por ser las más vulnerables-deficiencias sanitarias y nutritivas-, retrasarían su desaparición.

Si es así, seamos optimistas, porque hay solución y parece que será "rápida" (aunque 1-2 años es una eternidad en nuestros tiempos), mientras seamos responsables y solidarios, cumpliendo las recomendaciones de las autoridades sanitarias y restringiendo al círculo más próximo, los contactos en nuestras actividades no imprescindibles. En resumen, vida sana (ejercicio+descanso+dieta proteica), higiene regular y distancia social.

Nota.- La gestión del Gobierno-y también de las autonomías-del inicio de las clases, se representa entre las mismas coordenadas de la crisis sanitaria de marzo, la deficiencia y el retraso, y con ello cada vez cobra más fuerza la posible demora en su inicio, sobre todo ante la situación epidemiológica actual; la oferta a las CCAA del presidente Sánchez, parece más un intento de “desenfilarse” de la opinión pública y evitar el desgaste que el tema conlleva, que una sincera oferta de cogobernanza. Ello ha cuestionado la utilidad de las autonomías, para regocijo de los socios independentistas/separatistas del gobierno, y todos se ven más cerca de su deseado estado federal, ante el perjuicio causado al constitucional modelo de Estado de las Autonomías.

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