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Ventana nacional

Y ahora los presupuestos…

Después de llevar semanas mirando para otro lado, Podemos ha alzado la voz para advertir que unos presupuestos pactados con Inés Arrimadas no contarán con sus votos. Puede ser un farol, uno más, como la crítica (inventada) a la ministra Celaá en el Consejo de Ministros. Porque, de ser cierto, complicaría, y mucho, la existencia de unas nuevas cuentas públicas que no admiten más demoras. Si ya hace tiempo que los presupuestos de Cristóbal Montoro estaban caducados, la crisis hace imprescindibles unos nuevos que permitan gestionar las ayudas europeas. Somos el país de la UE con la mayor caída del PIB, el paro de disparará en cuanto desparezcan los ERTE y miles de empresas van a desaparecer.

Con este panorama, hacer primar los intereses partidistas es mucho más
dañino que en cualquier otra circunstancia. Pero la política de bloqueos es la nefasta tradición de la política española actual y no tiene visos de cambiar ni en las peores circunstancias. Como siempre, las expectativas electorales están detrás de los votos de los partidos del arco parlamentario. Y ahora se da la circunstancia de que Podemos sigue su cuesta abajo en las encuestas y con un panorama judicial muy incómodo los próximos meses. De ahí sus desabridas discrepancias, tanto en el tema de la salida del Emérito de España, las críticas a la gestión de la vuelta al cole, cómo la amenaza con los presupuestos.

El problema es que el PP no está dispuesto a pactar nada con este Gobierno y pone como excusa la presencia de Podemos. Y lo que es más grave, los socios de investidura no son fiables porque en Cataluña están a las puertas de una convocatoria electoral a cara de perro entre los socios independentistas. Y ERC, que ya provocó unas elecciones al votar en contra de unos presupuestos, es ahora un compañero de viaje muy poco fiable. De ahí que Sánchez haya dado prioridad a su cita con Ciudadanos, que es la "bestia negra" para los nacionalistas de todo signo.

De momento, y para dar credibilidad a su malestar, Ada Colau y su formación permitieron, con su abstención en el pleno del Ayuntamiento de Barcelona, no solo de la retirada de la medalla de oro a Juan Carlos I, sino la reprobación al Gobierno de Sánchez. Esto no ha hecho más que empezar, pero es imaginable el estupor de las
instituciones europeas cuando hay tanto dinero en juego y tanta necesidad*

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