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Carta del presidente de la Federación Melillense de Golf

No deseo que el Campo se cierre, lo que deseo es que funcione bien

Enrique Bohórquez y Gonzaga Escauriaza, presidentes de la Federación Melillense de Golf y de la Federación Española de Golf respectivamente

Cuando hace ya bastantes años atendí a la petición de los gobernantes de la Ciudad de Melilla y accedí a ayudar para que el golf en Melilla no desapareciera, sino que creciera, cometí uno de los grandes errores de mi vida desde el punto de vista práctico: trabajar sin obtener nada a cambio, excepto problemas.

Mis amigos me avisaron: en estos tiempos nadie se va a creer que una persona como tú, que no lo necesita, vaya a trabajar y luchar a cambio de nada. Tenían razón. Y mucha más razón si hubieran conocido a los que dominaban el golf de antes, con una de las peores personas que ha habido en Melilla, Marinieves Vida, comandando la pandilla, en la que se encontraba un presidente absolutamente inútil, Jesús Huertas, al que la Nieves manejaba, y se vanagloriaba de ello, como a un muñeco, y personas falsas, imbéciles y tóxicas para cualquier deporte, como José Luis Tejada.
La batalla se ganó, pero la toxicidad, que prende con facilidad entre los imbéciles, no ha desaparecido. Estuvo a punto de hacerlo, pero una intervención desastrosa del Gobierno anterior de Melilla con el consejero de entonces y el director de instalaciones deportivas de la CAM también de entonces (ahora ascendido a Director General de Deportes) comandándola, rompió la armonía y la situación de progreso y crecimiento del golf se paró, se volvió a burocratizar la gestión del Campo de Golf y se inició el desastre, que se agudizó con el cambio de Gobierno y la Consejería de Deportes en manos de Coalición por Melilla.

Nada más tomar posesión de su cargo, el que fuera nuevo consejero de Deportes, de CpM, vino a verme y a comunicarme, muy amablemente, que su partido había tomado la decisión de cerrar el Campo de Golf, que eso estaba en el programa del partido y que no había marcha atrás. La hubo, como se puede comprobar, y tengo la seguridad de que fue una conversación que mantuve con Mustafa Aberchán lo que evitó el cierre, no las conversaciones que uno más de los imbéciles que juegan al golf -que son pocos, pero hacen mucho ruido- tuvo con Gloria Rojas, conversaciones que no hicieron sino dificultar la solución.

Ahora esos pocos imbéciles propagan que yo, que soy el Presidente de la Federación Melillense y jugador de golf- quiero que se cierre el campo de golf, en el que cada vez juega menos gente -una evidencia más de lo mal que se están haciendo las cosas desde la Consejería de Deportes y especialmente desde su Dirección General-, en el que cada día hay menos actividad -misma razón de la mala gestión, en el que hay un mal ambiente -que los imbéciles con sus estúpidas y falsas denuncias, con sus críticas a escondidas, han generado-, del que se ha ido el empresario que llevaba la Cafetería, el llamado Hoyo 10, cerrado desde el domingo dada la poca actividad golfística que ahora existe y sus casi nulos ingresos.

Responder a los imbéciles es inútil, lo sé. Pero a los golfistas en general les quiero dejar claro que no deseo que el Campo se cierre, lo que deseo es que funcione bien. Por eso la Federación ofreció sus buggies y el mantenimiento de los mismos, pero la Consejería de Deportes, y dentro de ella el nefasto Ignacio Suárez, envió una orden verbal prohibiendo que los buggies entraran en el campo. Por eso aclaro algo evidente para cualquier persona normal: la decisión de dejar la cafetería y llevarse sus cosas es de Karim Khalifa Atman, por obvias razones profesionales. Que la decisión de prohibir que se enseñe a los niños los fundamentos del golf proviene también de la Dirección General de Deportes, con el vago Ignacio Suárez dando la cara. Que la Federación lamenta que cada vez haya menos licencias de golf, cuando hace unos años batimos el récord nacional de aumento proporcional del número de licencias.

Y una aclaración más a los miedosos imbéciles (qué os parece Huertas, Tejada y compañía): yo no quiero, ni necesito chiringuito alguno, yo no soy de vuestra condición. Yo lo que pretendo es que el golf, que puede ser un gran atractivo para nuestra necesitada Melilla, funcione bien, como funcionaba cuando estaban esas tres personas que sabían de golf y que hoy están en el paro, debido a una nefasta y culposa gestión de la Consejería de Deportes, que, además de daños a personas valiosas, ha originado más gastos y menos ingresos a la CAM y ha puesto en peligro la continuidad del golf en Melilla. Ellos y vosotros, imbéciles inútiles, no la Federación, ni yo.

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