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Carta del Editor

Los necesarios Planes Estratégicos y el cambio político

El Día de Melilla
Fue lamentable lo que ocurrió el pasado jueves, 17 de septiembre, todavía Día de Melilla, conmemoración de nuestros melillenses 523 años de españolidad. Covid y tormenta lluviosa se unieron para disimular un fraude: la conversión del Día de la españolidad de Melilla en un homenaje a la desfasada Autonomía de nuestra ciudad . Sería ridículamente gracioso, si no fuera tan indisuladamente grave, que el presidente de nuestra gran, agobiada y arruinada nación, el ahora socialcomunistaindependentista Pedro Sánchez, felicitara a los melillenses en el ¡aniversario de la aprobación de su Estatuto! -“Felicidades a todos y todas las melillenses que hoy celebran el día de su AUTONOMÍA”- y que el presidente de nuestra ciudad, además, lo hiciera público. Estamos inmersos en Melilla en un despropósito monumental y lo del jueves no fue sino una demostración más de tal despropósito. Una situación gravísima la de Melilla, de cuyo mantenimiento hay una principal responsable: Gloria Rojas.

Para conseguir el Estatuto de Melilla, PP y PSOE, entonces los dos mayores partidos de nuestra ciudad -ahora el PSOE ya no lo es-, unieron sus fuerzas. Ahora, para salvar Melilla, no existe asambleariamente otra solución más que un nuevo pacto PP-PSOE que, por muy desagradable que pueda ser para algunos miembros de ambos partidos, es la menos mala, o sea la mejor, de las soluciones posibles. Un pacto de todos los partidos es realmente un brindis al sol, algo que suena muy bien pero que no solucionaría el gravísimo problema que Melilla padece: un gobierno que no sabe gobernar.

Por razones de afecto personal he prestado atención especial a lo que dijo el 17 de septiembre Carlos Benet, uno de los homenajenados por su contribución a la elaboración y aprobación del estatuto de autonomía. Carlos físicamente está mal, es evidente, y el aislamiento, no total, en el que vive, junto con el desprecio que recibe por parte de algunos de sus compañeros de partido, el PP, no contribuyen a su equilibrio emocional, al que históricamente tampoco había sido nunca muy proclive. Siempre ha sido un heterodoxo, más dado a los golpes de efecto -como convivir, cuando era senador, con pobres parados para sentir lo que ellos sentían- que al seguimiento disciplinario de las órdenes partidistas o al trabajo concienzudo. Lo importante, más que lo que ahora diga en un discurso público, es que Carlos pueda sentir el cariño de algunos melillenses -como el mío- por lo que, con aciertos y desaciertos, hizo y lo que fue -veinte años de Senador- en nuestra ciudad.

La grave crisis económica de Melilla
Ya he leído el Informe que el Observatorio de Ceuta y Melilla -dos ciudades hermanas, pero distintas- nos entregó el martes pasado en la sede de la UNED local. La parte del informe que se refiere a Melilla la ha escrito Jaime Bustillo, que fuera viceconsejero de Comercio, Transporte y Turismo de Melilla. Es un informe interesante, en general generalista y de buenas intenciones. Interpreta mal los estudios de Acemoglu y Robinson, plasmados en su libro “Por qué fracasan los países”, porque la conclusión de ambos es que la prosperidad o la pobreza de los países, y de las ciudades, depende de “la política económica que dictaminan sus dirigentes”, para lo cual, concluyen los dos economistas, es fundamental que los medios de comunicación ayuden para que se produzca “un cambio significativo y un segmento amplio de la sociedad se movilice y se organice para que se produzca el cambio político y no lo haga por razones sectarias ni para tomar el control de las instituciones extractivas, sino para transformar esas instituciones en unas más inclusivas”, lo que implica “una mayor cesión de poderes y una reforma política duradera”.

Sin un cambio político inmediato, sin una reforma política duradera, una mayor cesión de poderes y un apoyo a las instituciones, a las empresas inclusivas, a los innovadores, Melilla desaparecerá como ciudad española.

Posdata.

Un ejemplo de cómo se ha venido practicando una mala política, extractiva y no inclusiva, en Melilla, desde hace muchos años, lo vemos plasmado en el capítulo 6 del informe del Observatorio, cuando cita los diferentes Planes Estratégicos que se han publicado en Melilla, sin mencionar -seguro que por desconocimiento- al que para mí -que soy parte interesada- es, entre los generalistas, el mejor Plan para la ciudad, el que hizo la Sociedad para el Desarrollo de Melilla, SODEMEL, en el año 2017, con propuestas muy concretas, que fueron desgraciadamente desatendidas por las estructuras políticas melillenses, de antes y de ahora.

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