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Tribuna Económica

La crisis del puerto y de la economía de Melilla

Abro comillas: “El Puerto de Melilla es caro, dado que la estructura portuaria necesaria para el tráfico existente hace 10 años se mantenido a pesar de que el tráfico ha descendido más del 50%. Todas las exportaciones que efectuaba Marruecos (minerales, cítricos, etc.) salían por nuestro puerto. Tenemos una plantilla de trabajadores de la OTP demasiado numerosa para ser absorbida por la futura Sociedad Estatal de Estiba. Con el tráfico actual, sobra algo más de la mitad de la plantilla.
Si las soluciones que se adopten no se basan en parámetros económicos, por desgracia, el puerto de Melilla seguirá siendo caro. Pero habría que plantearse si este servicio público y, para el caso concreto de nuestra ciudad, no debería ser deficitario. Además, si el puerto de Melilla sigue siendo caro, lo más probable es que sus tráficos se desvíen desde la península al vecino puerto marroquí.

Al no ser nuestro puerto competitivo o posible competidor de otros puertos españoles, consideramos que la política de tarifas debería adaptarse a la realidad de nuestra situación. Y aunque la Administración no consiga rentabilizar la explotación del mismo, desde el punto de vista económico, si llegaría a incrementar su rentabilidad social. Quizás sea éste un concepto difícil de evaluar y asimilar, pero no es menos cierto que la rentabilidad social cada día es más necesaria. Y, a veces, casi imprescindible
Además, incluso económicamente, podría ser una alternativa interesante -junto a una serie de medidas liberizadoras en cuanto a movimiento de capitales- para desarrollar la idea de hacer del Puerto de Melilla un centro de distribución y regulación de materias primas y productos terminados en los intercambios comerciales entre Europa y África e, incluso, entre Extremo oriente y África o el Sur de Europa
La problemática más importante es la de nuestro futuro. Y no es exclusiva del Puerto, son de la Ciudad. No es redundancia ni reiteración, pero la situación de Melilla es de una gran incertidumbre sobre su futuro. a entrar en su valoración- la situación debería estar más definida. Pero la verdad es que desde entonces las perspectivas de desarrollo y la situación socioeconómica de la ciudad no son nada apetecibles.

La tradicional ventaja comercial de Melilla va perdiendo importancia con respecto a la Península a medida que se reducen las trabas arancelarias por imposición comunitaria. Por tanto, es un mercado a extinguir. Y, por otra parte, el mercado natural para el importante volumen de importaciones que se realizan anualmente en Melilla es su “hinterland”: la zona norte de Marruecos y Argelia. En estas zonas se introducen el 80% de las mercancías que llegan a Melilla
Esta dependencia “natural” del vecino Reino de Marruecos ha proporcionado un florecimiento del comercio en Melilla y un buen nivel de vida a su población. Sin embargo, actualmente, hay demasiados nuevos comerciantes, los márgenes son cada vez más reducidos e. Incluso, se puede llegar a la saturación de dicho mercado con el consiguiente hundimiento de la rentabilidad empresarial y el estrangulamiento económico de la Ciudad
Insisto, esta dependencia no es buena, ¿Qué pasará cuando la frontera con Marruecos se impermeabilice de forma efectiva? ¿Qué reciclaje experimentará el comercio tal y como está concebido actualmente?
El desarrollo económico de Melilla debería enfocarse salvando esta dependencia. Básicamente, debería convertirse en una Ciudad de servicios con influencia en todo el territorio que la circunda. Servicios turísticos, sanitarios, financieros y ¿por qué no? servicios portuarios. Este enfoque conlleva una serie de medidas administrativas que, por desgracia, no están a nuestro alcance. Sin embargo, nuestra obligación es hacerlas llegar a los centros de decisión política y económica. En ello estamos.” Cierro comillas. (NB. Las negritas son de ahora)
Tengo que decir que estas palabras están recogidas en una entrevista que me hicieron y publicaron en la revista PORT en diciembre de 1989 aunque parezca que se refieren a la situación actual. Da pena ver como después de TREINTA AÑOS nuestros políticos, locales y nacionales, la Administración local y nacional, la sociedad civil y los agentes sociales no han movido un dedo para que la realidad de Melilla hubiera podido ser distinta a la de hoy. Y no será porque no se podía esperar o no se avisó.

Ahora, se van a poner a hacer nuevos DAFOs, más estudios sobre la entrada en la Unión Aduanera, nuevos Planes Estratégicos, más creación de Comisiones y Mesas para el Desarrollo, etc… Mientras, nuestros políticos siguen enzarzados en sus maniobras para quitar a unos y ponerse los otros, en vez de empezar a trabajar todos juntos para procurar la supervivencia de una Ciudad. Apañados estamos.

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