No siempre los indicios que se producen, que indican un camino o una/as futura/s decisión/es, se cristalizan en la cosa o hecho indiciado, aunque suele ser lo habitual en la vida: si tenías dinero en casa, ha desaparecido y solo ha estado una persona, esa persona es el ladrón (aunque Pedro Sánchez, o a alguno de sus socios y dependientes locales y/o nacionales, podría pensar “no, el dinero salió volando”); si en Melilla cada vez hay más paro, más enchufados y colocados, más casos de Covid y menos tejido empresarial, todos los indicios nos llevan a pensar que el actual gobierno local no es válido o es inútil ( nuestros gobernantes locales pensarán que “los otros lo harían peor”); Si las empresas no tienen ingresos y tienen que cerrar, los trabajadores se quedarán sin trabajo, dejarán de cotizar y el Estado bajará sus recaudaciones (los mismos antes citados podrían pensar, e intentar convencernos de ello, que subiendo los impuestos a las pocas empresas que queden vivas y a los “ricos” se solucionaría todo); si Pedro Sánchez, o quien sea en su gobierno, prohíbe, en una vergonzosa bajada de pantalones ante los independentistas catalanes, al Rey acudir al reparto de despachos de los jueces (primera vez que pasa desde que fue nombrado), quiere cambiar la tipificación del delito de sedición en el código penal, admite los desplantes constantes de el “payaso” sin gracia llamado Torra (con perdón a los payasos, éste no cumple, más bien es antagónico, ninguna de las acepciones coloquiales del término: “persona que hace reír a los demás con sus bromas, ocurrencias, gestos o acciones), …, queda claro para todo el mundo que va a contar con el apoyo de éstos para la aprobación de los presupuestos (él nos querrá convencer de que “ son cosas independientes y que el Gobierno de España defiende la españolidad de Cataluña y la unidad del Estado”).
Aunque miles de indicios nos lleven en una dirección, el hundimiento económico de España y el desmembramiento del Estado, el “ilusionista” Sánchez nos abrirá los ojos con sus mentiras y ocurrencias.
Lunes:
La Legión celebró su centenario en un acto marcado por el Covid. El evento, que se desarrolló en el Tercio “Gran Capitán” 1º de La Legión, estuvo presidido por el Comandante General de Melilla, José Miguel de los Santos, y se vio reducido, debido a la pandemia, a un acto sin público consistente en un arriado de bandera y un homenaje en memoria de los caídos. El momento más emotivo fue el instante en que los legionarios entonaron “El novio de la muerte”. El acto central, con la presidencia del Rey, se celebró en Almería.
Mi felicitación a la Legión, un cuerpo con un gran magnetismo, muy ligado a la historia de Melilla (actualmente está en Ceuta, Melilla y Almería) y que tantos servicios ha prestado a Melilla y a España. Hay que cuidarla y hay que potenciarla. Es parte de la identidad de Melilla, como el “Pueblo”, la “Avenida” o el “Parque Hernández”.
El PP, en boca de Fadela Mohatar, denunció que todavía “no se ha pagado un euro” de las ayudas Covid y que “es una falta de respeto a pymes y autónomos”.
Como decía en la introducción, tenemos un gobierno local inútil (“que no produce provecho, servicio o beneficio”) para gestionar casi cualquier cosa y esta es una muestra más. Las ayudas son insuficientes y pueden llegar demasiado tarde. A Melilla le falta ya el oxígeno y mañana puede estar muerta.
Arrancó el ITF Masculino Melilla Sport Capital. Después de que el domingo finalizase el torneo femenino, se inició el masculino, con la presencia de veintiún jugadores de varis nacionalidades (japoneses, rusos, italianos, argentinos, marroquíes, colombianos, belgas y españoles). Los ITF son muy importantes para los tenistas jóvenes que aspiran a jugar en la ATP y éste de Melilla, pese a la situación sanitaria, es una gran promoción para la ciudad. En todos los países de los participantes hay personas (al menos los familiares, amigos y conocidos de los jugadores) que ya saben cómo es Melilla, dónde está y qué cosas tiene. A ver si los responsables de Turismo toman nota y, por ejemplo, retoman las conversaciones, dejadas de lado con el cambio de gobierno, para que una gran empresa internacional de cruceros ponga a Melilla en sus itinerarios.
Martes:
El presidente del PP, Juan José Imbroda, anunció que su partido retiraba “la mano tendida” al PSOE para llevar a cabo un cambio de gobierno. También dijo que realizarán “cien por cien una oposición constructiva defendiendo los intereses de los melillenses” y que el PSOE local “se dedica a ser palmero, colaborador y cómplice de Mustafa Aberchán (CPM) y de este presidente que tenemos, Eduardo de Castro, que no sabe ni a dónde va”. Curiosamente, el vicesecretario de estrategia y Política Económica del Partido Popular, Daniel Conesa, aseguraba días después (el viernes) que “la única solución para garantizar el futuro de la ciudad es un pacto a nivel nacional entre el PP y el PSOE” y, para dar una vuelta de tuerca más, Imbroda comía el sábado con Rojas (PSOE) para no sé sabe qué (no quisieron comentar el contenido, pero el PP se reiteró en la importancia del “pacto nacional” PP-PSOE).
Si la idea es esperar a un gran pacto nacional PP-PSOE, nos podemos quedar sentados esperando como si esperamos un eclipse lunar. Más bien parece una excusa para no tener que llegar a un acuerdo a nivel local, que es lo que de verdad se debe hacer.
Tanto Imbroda (quizá deba dar un paso a un lado) como Rojas (quizá deba pensar un poco en Melilla y menos en Rojas) podrían aplicar (cambiando la palabra “equipo” por “Melilla”) lo que dijo un genial jugador de los Lakers: “No preguntes qué puede hacer por ti el equipo. Pregunta qué puedes hacer tú por él” (Magic Johnson, exjugador de la NBA).
Jueves:
La Audiencia Nacional decretó prisión provisional para tres militares marroquíes por la muerte de Emin y Pisly. Los hechos ocurrieron el 27 de octubre de 2013, día en el cual la zodiac en la que navegaban en aguas marroquíes, con autorización para hacerlo, los dos ciudadanos españoles residentes en Melilla, Abdeslam Ahmed Ali (conocido como Emin) y Mohamed Amín Mohamed Dris (conocido como Pisly), fue tiroteada por la Patrullera de Costa nº 116 de la Base Naval nº 5 de Alcazarseguir perteneciente a la Marina Real del Reino de Marruecos. Para hacer efectiva la resolución sería necesario que el gobierno alauí aceptara la extradición de sus tres marinos a España, algo que de momento no ha ocurrido tras casi ocho años desde el suceso. El despacho de abogados que lleva el caso afirmó que: “Ni el gobierno español ni el marroquí han dado explicación alguna ni han impulsado la investigación”.
Una vergüenza más y una bajada de pantalones más de nuestro gobierno nacional (con el silencio del local) que encima, a través de la Fiscalía, pidió el archivo de la causa. Tenemos un gobierno débil que sólo piensa en mantenerse en el poder y que, si hay que ceder ante los nacionalistas, se cede; y si hay que hacerlo ante un país vecino que es más pequeño que nosotros y no nos respeta, se cede también.
Viernes:
La vicepresidenta Rojas (PSOE) anunció, días después del fallecimiento del que fue nefasto alcalde de Melilla, Gonzalo Hernández, que va a proponer a la Asamblea de la ciudad que el Paseo Marítimo de Horcas Coloradas pase a denominarse Paseo Marítimo Alcalde Gonzalo Hernández.
Es increíble que se pueda llegar a plantear, por mucho que fuera del PSOE. Sería como si el PP propusiera poner una calle a Bárcenas cuando muera.
Hay que respetar a los muertos, pero con algunos méritos como: condenado por el Tribunal Supremo a un año de cárcel y seis años y un día de inhabilitación para cargo público; huida de Melilla para irse a Toledo, pese a insistir que nunca se iría, una vez que fue obligado por el Supremo a dejar sus puestos de senador, concejal y portavoz socialista; hundimiento de su partido, que no levanta cabeza desde entonces; intentos reiterados de cercenar la libertad de expresión y de hundir a este diario (como tantos otros han intentado, sin éxito, hasta ahora), etc.
Es vergonzoso y una muestra más de como está Melilla. Hay, sin duda, miles de melillenses, vivos y muertos, que merecen que se les ponga una calle. Es una falta de respeto a todos ellos.
