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Los celadores del Comarcal inician protestas por las condiciones en las que realizan su trabajo

Habitáculo de los celadores

Este próximo 9 de octubre los celadores del Hospital Comarcal llevarán a cabo una primera concentración de protesta a las puertas del centro hospitalario, para exigir que las autoridades sanitarias una solución “más digna” para este colectivo de trabajadores que han sido derivados a un cuartillo de menos de dos metros, sin aseo, donde a la falta de espacio se suma la presencia de insectos y la entrada del hollín de la incineradora. La situación en los últimos meses no ha hecho sino empeorar para la plantilla de celadores del Hospital Comarcal, que ha visto cómo perdían el llamado cuarto de descanso donde podían acudir a desayunar, guardar sus pertenencias y prepararse para el próximo turno.

Según explican, los responsables del centro hospitalario, sin mediar consulta o información, les han ido derivando a distintas ubicaciones en las que han ido perdiendo espacio y comodidad para ir aumentando en estrecheces y malas condiciones. Prueba de ello es que perdieron su cuarto de descanso, con fregadero y retrete para ubicar el nuevo triaje del Covid, “sin que hubiese un plan B o C para nosotros, sino que tuvimos que renunciar a este local y nos llevaron a la sala de espera, que no tenía ni toma de agua ni aseos, y allí había hasta cucarachas, que no entendemos que sanidad pudiera aprobar aquello que no reunía ni las mínimas medidas de salubridad”, relatan.
“Nos sacaron de la sala de espera del exterior, que ahora han arreglado y nos han llevado a un antiguo almacén que mide unos dos metros de ancho por tres de largo, con una ventana de unos 30 centímetros de anchura que da a las chimeneas de la incineradora, por lo que todo el hollín de todo lo que se quema en el centro, entra a este cuarto manchándolo todo, como nuestros uniformes”, denuncian.

Este habitáculo, que deben usar todos los celadores del centro, carece de aseos y de fregadero. “Además como es tan pequeño, no podemos estar todos a la vez, sino que entran cuatro y el resto, se tiene que ir a la calle o como algún que otro compañero, que se toma el café en el váter de los vestuarios del hospital, unos vestuarios que además se cierran de noche, y los celadores tenemos que ir buscando los aseos comunitarios para poder hacer nuestras necesidades”, explican molestos.

El habitáculo actual “es pequeño, con sillones viejos y rotos, a los que hemos puesto fundas que hemos pagado entre nosotros mismos”. Lo peor “es que nadie da explicaciones y las veces que dicen que se han reunido para tratar el tema, lo hacen sin que estén los celadores”. Aseguran que llevan meses exponiendo sus quejas, pero “nos dicen que no hay nada que se pueda hacer, que no hay sitio porque se está habilitando una nueva sala en urgencias, y que la prioridad es el covid”.

Los celadores cuentan con el respaldo de los sindicatos y anuncian que este 9 de octubre, de 10 a 10.30 horas, se llevará a cabo una concentración de protesta a las puertas del hospital y advierten de que no será la última, que “habrá otras, hasta que nos den una solución”. Se han previsto nuevas concentraciones para los días 16 y 23 de octubre.
“Siempre salimos perjudicados porque no somos personal sanitario, sino personal de gestión, y por eso ni nos consultan, sino que toman las decisiones sin preguntar y sin dar alternativas”, se lamentan.

Covid
Se sienten olvidados por parte de la administración sanitaria, a pesar de ser los celadores los que tienen un primer contacto con los enfermos y fueron de los primeros en contagiarse del covid en los inicios de la pandemia, según afirman.
“Muchos celadores cayeron positivo en la primera ola de la pandemia, porque eran los primeros en recibir a los pacientes, y después el resto del personal sanitario. Ahora, nos meten en un cuchitril en el que no se pueden guardar ni la distancia social ni nada, con lo que difícilmente se podrán evitar los contagios entre los trabajadores”, exponen los afectados.

Comprenden que existen limitaciones físicas en el centro para poder ubicarles, pero entienden también que se les puede facilitar un espacio más digno. Confían en que las protestas den su fruto.

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J.A.M

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