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Repatriación con muchos interrogantes

Podríamos estar, como ya sucedió en mayo, ante un ordeno y mando de Marruecos en el que España no haya tenido, siquiera, opción de abrir la boca. Solo así se explicaría que puedan ser repatriados por la frontera terrestre todos los marroquíes que lo deseen, como dijo ayer la delegada, y que no puedan hacer lo propio los melillenses que se encuentran bloqueados al otro lado El coronavirus se ha cobrado muchas víctimas. No solo las que han tenido la desgracia de sufrir un contagio, por los problemas de salud que eso les ha conllevado, miles con la pérdida, incluso, de sus vidas. También las que se han visto afectadas por las consecuencias que ha traído consigo la pandemia como, por ejemplo, el cierre de la frontera. Cientos de personas se vieron sorprendidas por la medida a un lado y otro y, aunque hubo unos días en los que se habilitaron aperturas parciales para los españoles y comunitarios que se quedaron bloqueados en territorio marroquí, lo cierto es que no todos pudieron pasar por la falta de información e incertidumbre que hubo en aquellos primeros momentos, tal y como sostienen los afectados. Los marroquíes que se quedaron varados en Melilla lo tuvieron incluso peor, porque para parte de ellos ni siquiera hubo esa posibilidad hasta más de dos meses después, con el retorno de aquellos 200 incluidos por las autoridades marroquíes en una lista facilitada sin mayores explicaciones.
Hoy, cuatro meses y medio después de aquella primera repatriación, continuarán las siguientes, que abren muchos interrogantes, puesto que apenas se ha dado información, salvo la que la Delegación del Gobierno ha querido dar en una comparecencia sin preguntas, disfrazada de declaración institucional. Probablemente, la institución que dirige Sabrina Moh no haya tenido más remedio que elegir ese formato antiperiodístico para anunciar la medida, filtrada horas antes por la prensa marroquí, porque quizá ni siquiera tenga las respuestas a las preguntas que todo el mundo se hace ahora.
Dicho de otro modo: podríamos estar, como ya sucedió en mayo, ante un ordeno y mando de Marruecos en el que España no haya tenido, siquiera, opción de abrir la boca. Solo así se explicaría que puedan ser repatriados por la frontera terrestre todos los marroquíes que lo deseen, como dijo ayer la delegada, y que no puedan hacer lo propio los melillenses que se encuentran bloqueados al otro lado. Melillenses que, estando a dos pasos de sus casas, no han tenido más opción que recorrer medio Marruecos para coger uno de los barcos fletados por el Ministerio de Asuntos Exteriores y, algunos, ni eso, dadas las trabas que las autoridades del país vecino han puesto para subir al barco a quienes son originarios de Melilla.
Esas personas, melillenses como nosotros, han sido abandonadas por sus gobernantes, tanto los que están en La Moncloa como en el Palacio de la Asamblea, a la vista de los hechos en estos últimos seis meses y medio. Por eso sonroja que ahora vengan a vendernos como un logro y trabajo de colaboración una repatriación que todo apunta a que no llegará a todo el mundo, sino a unos cuantos elegidos.

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