Pedro Sánchez acaba de presentar el Plan de Recuperación, un plan con el que se buscará reactivar la economía. El plan tendrá como objetivo la modernización de España y el crecimiento inclusivo. Con los 140.000 millones que prevé recibir de Bruselas entre 2021 y 2026, se movilizarán 72.000 millones los tres primeros años. Sánchez prevé que se crearán 800.000 empleos, y un crecimiento adicional del PIB de un 2.5% anual.
Entre los proyectos que busca implementar están: la creación de adicionales más de 65.000 plazas de educación infantil, la “formación de capacidades digitales” del 80% de la población, el apoyo a la movilidad eléctrica con la creación de 250.000 nuevos coches eléctricos para 2023, y la habilitación de más de 100.000 puntos de recarga.
La inversión verde representará más del 37% del plan, y la digital casi el 33%. Además, Sánchez anunció que adelantarán 27.000 millones en los presupuestos de 2021.
El plan es pura propaganda. Si bien todavía no existe un desglose de los proyectos en los que se va a invertir el dinero, se puede saber que va a ser un despilfarro de dinero sin ningún efecto real en la economía. Lo primero porque los fondos no van a ser gestionados por una oficina independiente, sino que, como ha anunciado Sánchez, serán gestionados por la Moncloa, y en particular, él mismo. Lo segundo, porque al PSOE le encanta prometer cientos de miles de puestos de trabajo, y el resultado de sus políticas siempre es el mismo: paro y miseria. No va a ser distinto a cuando en los años 80 prometieron casi un millón de puestos de trabajo y el resultado fue la destrucción de dos millones de puestos de trabajo. Por último, el presidente anunció que una gran parte del dinero irá destinado a cursos de formación para que los trabajadores puedan dar el salto a la era digital. Esos maravillosos cursos de formación por los que está imputado la mitad de su partido, y cuyos fondos se destinaban a todo menos a cursos de formación que tuviesen alguna utilidad para aquellos que los necesitasen.
