Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.
Logo de Melilla hoy

Carta del Editor

Camino de servidumbre

Que la situación mundial, española y melillense es mala es algo hoy indiscutible, pero lo más angustioso es que, siendo el presente muy malo, las expectativas de futuro, que juegan un papel clave en las decisiones de personas e instituciones, son aún peores, en cuanto que no se vislumbran cambios positivos respecto de la situación actual. Un cambio imprescindible para posibilitar otros cambios no menos imprescindibles es el de la estructura política, de nuestro país, España, y de nuestra ciudad, Melilla, por centrarnos en lo próximo.
Con el sanchismo, es una evidencia, no hay buen futuro posible, pero la gran dificultad, el gran problema es cómo terminar con el sanchismo. Rafa Latorre, en El Mundo del pasado jueves, escribió que la base exigua que sostiene al sanchismo solo podría encontrarse con un obstáculo en su CAMINO DE SERVIDUMBRE: que la Unión Europea negara los fondos para la reconstrucción a los magiares, aunque sean del sur. A húngaros y polacos la UE les ha advertido y sancionado por su deriva de eliminar el poder Judicial, en favor del Legislativo (el Parlamento), que también es -como en España- el Ejecutivo (el Gobierno). Sin separación de poderes nos hallaremos -estamos al borde de hallarnos ya- en una dictadura, de corte comunista para mayor inri y tras concluir ese camino de servidumbre que tan magistralmente describió Friedrich Hayek en su libro del mismo nombre.

Hayek dedicó su libro, publicado en 1944, “a los socialistas de todos los partidos” y su tesis era que socialismo y totalitarismo son esencialmente lo mismo, “dos retoños del colectivismo y este, a su vez, un modelo de organización incompatible con la libertad humana”, como se demostró -utilizando los dos ejemplos de Hayek- en la URSS y en la Alemania nazi. Según Hayek “cualquier política dirigida directamente a un ideal de justicia distributiva, lo que alguien entiende como una distribución más justa, conduce necesariamente hacia el totalitarismo, a la destrucción del imperio de la ley porque, para poder producir el mismo resultado en personas diferentes, sería necesario tratarlas de forma diferente. Y ¿cómo podría haber entonces leyes generales?”. Resume Hayek en otro de sus libros, “Los fundamentos de la libertad” que existen dos tipos de sociedades completamente diferentes: la sociedad libre y la sociedad planificada, o sea, la socialista. Para él la llamada democracia social, la sociedad planificada, es igual a democracia totalitaria, que es exactamente a la que nos conduce el sanchismo, con la Venezuela de Maduro y de los traficantes de droga como modelo y financiador del comunismo español, ya en el poder.
¿Tomará la UE la gran decisión de negar, o condicionar severamente, a España -la cuarta economía de la UE – los fondos para la reconstrucción ya acordados, concretamente esos 17.000 millones de euros de primera entrega condicionada a acuerdos sobre el destino de esos fondos? La primera respuesta de muchos expertos, amigos de España, es que a nuestro país no se lo negarían, pero a este Gobierno sanchista y derrochador sí. Y la opinión de muchos españoles es que eso es lo que debería hacer la UE, en cuanto que es el único camino que se vislumbra para terminar con el sanchismo, o sea, con el totalitarismo que se avecina y que hundirá a España y sumirá a los españoles en la miseria comunista venezolana, por ejemplo.

La torpeza del binomio Sánchez-Iglesias por intentar acabar con la independencia judicial, vía el control del CGPJ, en estos momentos, cuando los fondos de la UE aún no han llegado a nuestro país, solo se puede comprender por el cesarismo totalitario de Sánchez y el comunismo rampante de un Iglesias con graves problemas con la justicia. Cuanto peor vaya España, más posibilidades tienen de mantenerse ellos en el poder. Cuanto más se profundice en el camino de servidumbre por el que ya transitamos, mejor para Sánchez e Iglesias… y peor para los españoles.

En lo que a Melilla respecta, me sumo a lo que Francisco Bohórquez escribió el viernes: Las nuevas medidas de Salud Pública -cerrar la hostelería y suspender eventos públicos y privados por quince días- son un disparate monumental, un golpe mortal más a la ya moribunda economía melillense. Otro disparate más de una larga cadena de disparates públicos que, como decía nuestro Editorial, se podrían haber evitado, poniendo freno hace ya más de tres meses al aumento cada vez mayor de contagios del coronavirus.

Posdata
No sabía, ahora ya lo sé, que en la ciudad hermana existía la Fundación Interservicios de Ceuta, que preside José María Campos Martínez, con gran apoyo de su familia. Sus objetivos son muy parecidos a los de nuestra Sociedad para el Desarrollo de Melilla (SODEMEL), sintetizados, en su caso, en lo que denominan: “Iniciativas para asegurar el futuro de Ceuta como parte de España, relanzando su vida económica y social y actualizando el Estatuto de Autonomía”.

Ceuta y Melilla son dos ciudades distantes, pero necesariamente hermanadas por sus similitudes geográficas, poblacionales, económicas y políticas. Las dos ciudades quieren seguir siendo parte de España, con la amenaza oficial marroquí siempre presente. Las dos necesitan, casi desesperadamente, relanzar sus vidas económicas y sociales. Las dos necesitamos actualizar nuestros ya desfasados Estatutos de Autonomía. Las dos padecemos un exceso de peso público y un déficit de economía privada. La colaboración entre la Fundación Interservicios de Ceuta y la Sociedad para el Desarrollo de Melilla puede ser, y creo que así va a ocurrir, muy importante y muy provechosa para nuestras dos ciudades.

Loading

Más información

Scroll al inicio

¿Todavía no eres Premium?

Disfruta de todas
las ventajas de ser
Premium por 1€