Si se va a anunciar el confinamiento, qué mínimo que el titular de Salud Pública salga acompañado del presidente de la Ciudad Eduardo de Castro y de los vicepresidentes Gloria Rojas (PSOE) y Hassán Mohatar (CPM) por el Gobierno y Sabrina Moh y Omar Haouari de Ingesa por la Delegación del Gobierno. No es hora de esconderse Melilla vive uno de los momentos más delicados de la crisis del coronavirus, con cerca de mil infectados, y parece, por las previsiones que hacen todos los actores implicados en esta pandemia, que la cosa pueda a ir a más.
Al frente de esta crisis se ha situado el consejero de Economía y Políticas Sociales, cargo que ya que casi nadie cita, porque su área ha sido bautizada por muchos como “Consejería de Salud Pública”, porque es el área que le lleva ocupando su mayor tiempo desde marzo.
Se llama Mohamed Mohand, melillense de 24 años, licenciado en Económicas por la Facultad de Sevilla y con un Master realizado en Argentina, con un escaso año y medio de experiencia en tareas públicas como diputado local del PSOE. Su juventud, no obstante, no le ha impedido ser el miembro del gobierno CPM, PSOE y Cs que afronte esta grave situación, en la que cerca de 2.000 melillenses han contraído ya el virus desde que comenzó la pandemia y cientos han perdido su puesto de trabajo o reducido considerablemente sus ingresos, como consecuencia de la crisis económica que ha traído consigo la mayor crisis sanitaria de los últimos cien años.
Sin embargo, aunque es de alabar la valentía y el arrojo de Mohamed Mohand, no es de recibo que sea él el único que esté dando la cara en el Ejecutivo, sobre todo a la hora de dar a conocer decisiones importantes que afectan a las vidas de miles de personas: en unos casos a su salud y en otras a su economía.
A Mohand, si al menos al principio se le veía apoyado por la delegada del Gobierno Sabrina Moh o el director territorial del Ingesa Omar Haouari, o en los primeros meses respaldado por el presidente de la Eduardo de Castro en sus comparecencias semanales tras las conferencias de presidente, últimamente aparece solo ante el peligro.
Ocurrió por ejemplo el miércoles de la pasada semana cuando tuvo que dar a conocer el cierre total de la hostelería durante 15 días, la reducción horaria del comercio, la prohibición de bodas, bautizos y comuniones o la limitación de reuniones a un máximo de seis personas.
Otro tanto ocurrió el lunes (el director de Inmusa estuvo con él, pero no cuenta porque no tiene ninguna responsabilidad en el Gobierno ni Delegación) cuando advirtió que estamos en un preconfinamiento que podría acabar en los próximos días en confinamiento si los datos del coronavirus no mejoran.
No sabemos si Mohamed lo prefiere así –ya tendremos tiempo de preguntárselo en próximas comparecencias- pero no parece de recibo que para decisiones importantes y vitales para la ciudad, como podría ser la declaración del confinamiento, saliera nuevamente solo a comunicar una decisión de ese calado. Por razones de seguridad del Covid, no pedimos que acuda todo el Consejo de Gobierno de la Ciudad ni el conjunto de directores provinciales de la Delegación, pero qué mínimo que el titular de Salud Pública salga acompañado del presidente de la Ciudad Eduardo de Castro y de los vicepresidentes Gloria Rojas (PSOE) y Hassán Mohatar (CPM) por el Gobierno y Sabrina Moh y Omar Haouari de Ingesa por la Delegación del Gobierno.
A nadie le gusta dar malas noticias, pero estamos hablado de cuestiones que pueden marcar el futuro de Melilla, de miles de personas, y no es hora de esconderse. Mohand tendrá su responsabilidad en lo que está ocurriendo pero no parece justo que se le mande al cadalso solo cada vez que hay comunicar una medida impopular. El Gobierno de la Ciudad y la Delegación también tienen que dar la cara.
