Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.
Logo de Melilla hoy

El Gobierno Pong

Ese ímpetu por rechazar responsabilidades recuerda al clásico videojuego Pong, uno de los primeros de la historia, basado en la misma técnica del tenis de mesa, en el que dos barras laterales deben hacer rebotar la bola y evitar que se cuele en el fondo. De Castro y los miembros de este Gobierno Pong se afanan en encarnar las míticas barras para no encajar la bola, que representa la responsabilidad de gestionar Hacía meses que los tres partidos que sustentan el Gobierno de Melilla no comparecían conjuntamente. El anuncio el miércoles noche de que al día siguiente, bastante temprano, darían una rueda de prensa Eduardo de Castro, Gloria Rojas y Dunia Al-Mansouri, tres de las máximas autoridades de la Administración local y representantes de los tres partidos, levantó cierta expectación. Sobre todo, después de que Melilla acabara de sobrepasar los mil casos activos de Covid y el consejero responsable de Salud Pública, Mohamed Mohand, avisara de que, de no mejorar estos días la situación de la pandemia en Melilla, habría que pedir el confinamiento perimetral para Melilla.
De Castro echó algo más de sal con un tweet derrotista, que empezaba con un “Quizá sea tarde”. Siendo presidente de un Gobierno, De Castro no debería permitirse esa expresión ni esa visión, y menos de cara a la ciudadanía a la que representa. Pero a pocas horas de su comparecencia, después de llevar días escondido en los peores momentos de la pandemia para Melilla (al igual que casi todos los miembros de su equipo), el tweet parecía un gancho como el que emplean ciertos programas de televisión para su rueda de prensa. Muchos esperaban ayer las “otras medidas” que De Castro decía en su publicación que eran necesarias.
A los pocos segundos de empezar a hablar, los espectadores ya empezaron a intuir que estaban perdiendo el tiempo. Porque De Castro, además de no anunciar nada y utilizar eufemismos políticos para disfrazar el toque de queda de “confinamiento en horario nocturno”, lo que hizo en su rueda de prensa fue echar balones fuera. Contestó de la misma manera a todo lo que se le preguntó. “Lo debe decidir el Ministerio de Sanidad”, “No tenemos capacidad ni competencias” y “Es responsabilidad del consejero de Salud Pública” son sus respuestas comodín. Unas respuestas que Coalición por Melilla y el PSOE comparten, porque ambos partidos estaban allí presentes. Eso sí, de forma testimonial, porque ni siquiera tomaron la palabra.
Por si fuera poco, De Castro repitió el argumentario que ya hemos escuchado a los pocos miembros del tripartito que han salido en estos días, y es que el aumento de contagios al que asistimos no es algo exclusivo de Melilla, sino que está pasando en toda España y toda Europa, obviando con descaro que tenemos de los peores datos de todo el país. La guinda fue cuando alguien preguntó al presidente si se arrepentía de no haber pedido que se declarara el estado de alarma en septiembre, mucho antes de que la escalada de contagios empezara a tener tamañas dimensiones, y él, sin pestañear, respondió: “No hay que arrepentirse de nada”.
Ese ímpetu por rechazar responsabilidades recuerda al clásico videojuego Pong, uno de los primeros de la historia, basado en la misma técnica del tenis de mesa, en el que dos barras laterales deben hacer rebotar la bola y evitar que se cuele en el fondo. De Castro y los miembros de este Gobierno Pong se afanan en encarnar las míticas barras para no encajar la bola, que representa la responsabilidad de gestionar.
Puesto que De Castro no tiene competencia ni capacidad para hacer nada, la pregunta del millón es por qué los melillenses tenemos que seguir pagando los 79.598 eurazos (más trienios) que nos cuesta al año su sueldo. Si su papel en el Gobierno es meramente representativo porque no puede hacer nada en esta pandemia que nos devora, lo que tendría que hacer es dejar el cargo, que se lo vayan rotando los consejeros, y dedicar ese dineral que destinamos a su sueldo a las muchas necesidades que surgen para proteger a la población, como por ejemplo, la compra de test antígenos para cribados masivos. Con el sueldo de De Castro, se podrían comprar casi 16.000. Así que más trabajar y menos excusas.

Loading

Más información

Scroll al inicio

¿Todavía no eres Premium?

Disfruta de todas
las ventajas de ser
Premium por 1€