El hombre mayor que intentó entrar en Melilla el pasado 30 de septiembre, aprovechando que se había abierto un pasillo humanitario en dirección a Marruecos y que rompió a llorar cuando vio que no podía pasar, llegó ayer al fin a Mella. Lo ha hecho 25 días después de su intento de cruzar los escasos metros que separan Beni-Enzar de Melilla y cuya secuencia se hizo viral. Aterrizó en la ciudad tras sufrir una odisea que le ha llevado desde Nador a Tánger por carretera, posteriormente en avión a Barcelona y seguidamente a Málaga, y finalmente un último trayecto hasta Melilla. Su familia ha costeado el viaje.