Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.
Logo de Melilla hoy

Carta del Editor

Llévame bailando a través del pánico

“Llévame bailando a través del pánico, hasta que me encuentre a salvo dentro”, canta Leonard Cohen -en inglés- en una de sus grandes canciones, “Dance me to the end of love”. Bailando, pero sin hacer ruido, por si las multas. Pánico existencial palpable y continuamente alimentado. Incógnita sobre dentro de qué puede uno encontrarse a salvo de tanta intromisión, tan poca libertad, rodeado de traidores, inútiles y aprovechados del esfuerzo ajeno. Este es nuestro desalentador panorama.
¿Se puede cambiar? En teoría sí, pero en la práctica más bien parece que no. Supongamos que uno de los grandes filósofos griegos, pongamos que Aristóteles, hubiera escrito: “El colectivismo y el intervencionismo no se combaten con demagogia y populismo, sino con libertad y tolerancia hacia las personas, tengan el color de piel que tengan, recen al dios que recen, amen a las personas que amen, sueñen en la lengua que sueñen”. Hubiéramos admirado sus ideas. Pero el que pronunció esas palabras, en la tribuna del Congreso de los diputados, fue Pablo Casado, no un progre, no un hombre inmortalizado por la historia, sino un político actual, de derechas o de centro derecha, que se ha hartado y que ha exclamado: ¡hasta aquí hemos llegado!
Se lo ha dicho a Santiago Abascal, ex PP durante muchos años, ahora líder del tercer partido español, con 52 diputados, que se enfrentan -con nulo resultado positivo- a comunistas, separatistas, colectivistas y super intervencionistas varios, que son mayoría en el Parlamento. Porque, después de lo que Casado le dijo -y que le dejó patitieso-el hecho es que Vox sigue teniendo el 15% de intención de voto y el PP no pasa de entre el 24% y el 29%. Falta mucho para las elecciones, pero el panorama, con el actual Gobierno disponiendo de ingentes recursos públicos y propagandísticos, no pinta bien, especialmente si la derecha -con todas las etiquetas que se quiera -ultra, centro, progre, lo que sea- permanece no solo fragmentada, como está, sino ahora incluso enfrentada, como puede estar, y con Ciudadanos, un partido en decadencia, claramente inclinado hacia el actual Gobierno.
“Ni contigo ni sin ti, tienen mis males remedio; contigo, porque me matas y sin ti porque me muero”, escribió Antonio Machado y cantó Emilio José. Copla perfectamente aplicable, ahora y antes, al dúo Casado-Abascal.

Ni siquiera, a pesar de lo que dice Juanjo Imbroda, hay mayoría -según él, unanimidad- entre los votantes del PP sobre lo que ocurrió en el debate de la moción de censura. Según una encuesta para El Mundo de la empresa Sigma Dos -que dirige Rosa Díez- entre el electorado ‘popular’ solo el 40% creía que Casado debía votar no a la iniciativa de Abascal, mientras que el 34,9% habría apostado por la abstención y el 17,5% creía que debería haber apoyado la moción de censura. “La sociedad siempre está cambiando”, escribía Rosa Díez comentando la encuesta, y es cierto, aunque los cambios a corto plazo no se vislumbren, por desgracia.

Es posible, ojalá ocurriera así, que Pablo Casado supere -cuando la crisis apriete, que apretará, y mucho- en intención de voto a Pedro Sánchez, pero 31% del PP y 13% de Vox, por poner un ejemplo probable, sumarían 44%, insuficientes para desplazar del poder a la coalición social-comunista-separatista. La incógnita, que nunca se despejará si no se produce el hecho, es qué porcentaje de voto conseguiría una coalición electoral PP-Vox bajo una misma sigla. Menor número de escaños que presentándose por separado, según Abascal y su ejemplo de lo que ocurrió en Andalucía; más escaños, según cree Pablo Casado (también Juanjo Imbroda, en Melilla).

En Melilla, en las elecciones de mayo 2019, ocurrió algo parecido a lo de las últimas elecciones andaluzas. En una Carta del Editor que publiqué el 21 de agosto de 2018, con motivo de la visita a Melilla del recién elegido presidente del PP, Pablo Casado, escribí: “Ante una situación de profundo e inevitable cambio, la primera cosa que es imprescindible lograr en Melilla es un cambio de la estructura política existente, ya demostradamente incapaz hoy de hacer frente a los nuevos retos. Y ese cambio político debe empezar precisamente dentro del partido que usted ahora preside… Si eso no lo consigue usted, le puedo asegurar que el PP local va a obtener un rotundo fracaso electoral en mayo”.

El PP -Juanjo Imbroda, según él- ganó las elecciones, como había hecho mi amigo Javier Arenas en Andalucía durante varias legislaturas sin poder gobernar, que es lo que le ocurrió al PP (o a Juanjo Imbroda, según él) el año pasado. ¿Éxito o fracaso? El hecho es que tenemos los melillenses el gobierno que padecemos y que el PP (o Imbroda) incapaz de pactar con nadie un cambio de gobierno, se encuentra en una triste y poco productiva oposición, mientras Melilla se desangra. ¿Quién nos llevará, bailando, a través del pánico?

Posdata
Cierres, decretos y confinamientos. ¿Esta es la nueva normalidad? Según Pedro Sánchez, sí. En el caos se gobierno mal, pero se dura más en el poder.

Loading

Más información

Scroll al inicio

¿Todavía no eres Premium?

Disfruta de todas
las ventajas de ser
Premium por 1€