Visto lo visto, a los otros 24 diputados de la Asamblea les compensa separarse de sus grupos para tener su propia capacidad de voto, ofrecerlo al mejor postor y optar a recursos si, finalmente, la mayoría de Asamblea está por la labor de conceder los que Jesús Delgado está pidiendo En mitad de la pandemia, y justo cuando peor lo estamos pasando en Melilla, en nuestra Asamblea se están dedicando los 13 diputados que sostienen el Gobierno a premiar el transfuguismo. Increíble pero cierto que, cuando día tras día tenemos decenas de nuevos contagiados, superamos los 1.400 casos activos y llevamos 12 muertos, siete en este mes, Coalición por Melilla, PSOE y C’s se están dando prisa en contentar al diputado Jesús Delgado Aboy, quien sigue ocupando un escaño traicionando a los votantes de Vox que lo situaron en él porque ni ya pertenece a dicho partido, del que fue expulsado tras una polémica que llegó a ser noticia nacional, ni tampoco defiende sus tesis, sino las contrarias. En el seno del tripartito, de hecho, tienen el chascarrillo entre ellos de que Jesús Delgado “es del Gobierno” porque les vota a favor de todo lo que proponen. Sin embargo, se sienta en la bancada de enfrente y no cobra el sueldazo de los consejeros o viceconsejeros, aunque aspira a rascar dinero público con medios humanos y económicos para su labor parlamentaria que, como decíamos, debía haber terminado a principios de este año.
Viendo cómo se han sucedido los acontecimientos, al final conseguirá su propósito porque el Gobierno, que le interesa seguir teniendo ese voto número 14 como reserva del número 13, ya está moviendo la maquinaria para cambiar el Reglamento de la Asamblea para satisfacer las reivindicaciones de Jesús Delgado. De momento, antes de que eso ocurra, ya le ha reconocido el derecho a que vote en las comisiones y hasta le acepta iniciativas parlamentarias en las que el diputado tránsfuga se ha autonombrado portavoz del Grupo No Adscrito, que no existe ni en la teoría ni en la práctica. Probablemente esté preparando el terreno para intentar percibir los casi 23.000 euros a los que tiene derecho cobrar un portavoz de grupo parlamentario en la Asamblea de Melilla.
Decíamos al principio de este Editorial que con estas decisiones, se está premiando el transfuguismo. Podríamos decir que también se está fomentando, porque este acuerdo, por el que Jesús Delgado podrá votar en las comisiones, va en detrimento de los diputados del Grupo Mixto, donde están el otro diputado que obtuvo Vox, que se ha mantenido fiel a sus siglas, y el único que logró C’s. Al tener ambas candidaturas menos de un diputado, forman parte de ese único Grupo Mixto en el que tienen que compartir representación en las comisiones y los recursos económicos, técnicos y humanos de los que dispone. Dicho de otra manera, estos dos diputados tienen la mitad de representación que Jesús Delgado porque solo pueden asistir a la mitad de las comisiones, mientras que el tránsfuga, que solo se representa a sí mismo, podrá votar en todas. No solo no es justo, sino que, además, esta artimaña es antidemocrática al premiar a quien se separa de las siglas políticas por las que fue votado y ya no representa a esos votantes. Visto lo visto, a los otros 24 diputados de la Asamblea les compensa separarse de sus grupos para tener su propia capacidad de voto, ofrecerlo al mejor postor y optar a recursos si, finalmente, la mayoría de Asamblea está por la labor de conceder los que Jesús Delgado está pidiendo. Esto, aparte de ser una barbaridad, lo único que provoca es inestabilidad política.
