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El centro Gámez Morón realiza test de antígeno semanales y PCR al personal y a los residentes

Este año no han podido realizar su tradicional caminata

Desde el inicio de la pandemia en marzo el Centro Gámez Morón se ha querido blindar contra la enfermedad y ha extremado las medidas, pero como reconoce su directora, Pilar Carilla, en los últimos quince días se han producido positivos tanto en la plantilla como entre algunos residentes que permanecen aislados. Carillas, que señala que afortunadamente los casos o son asintomáticos o están muy estables”, señala que en el centro se realizan test de antígenos todas las semanas y pruebas PCR, que se repetirán el lunes para ver la evolución del virus. Según explica a este Diario la directora del Gámez Morón, Pilar Carillas, desde el inicio de la pandemia en el mes de marzo, se han venido aplicando los “protocolos necesarios” para permitir el normal funcionamiento del centro, pero reforzando las medidas sanitarias y de desinfección de las instalaciones.

Positivos
“Intentamos aplicar todas las medidas posibles para proteger a los residentes y al personal de la enfermedad, y de hecho se hacen pruebas, pero aun así hay algunos casos positivos tanto en trabajadores como en internos, pero afortunadamente o son asintomáticos o están muy estables, y estamos con el seguimiento viendo la evolución”, indica.

Reconoce que, aunque cuentan con una “plantilla suficiente”, las bajas hacen preciso disponer de más personal para las sustituciones, pero afirma que ante la situación que vive Melilla, la práctica totalidad de los titulados en la rama sanitaria son contratados por el hospital Comarcal. No obstante, “hasta el momento se está solventando la situación en el centro”.

Asegura que la empresa que gestiona el Gámez Morón “se está volcando en hacer las sustituciones precisas” y apunta que lo que compete a la Consejería de Políticas Sociales a la que ella pertenece “se vienen atendiendo todas las demandas que nos llegan para el mejor funcionamiento del centro”.

Indica que, a fecha de hoy, el personal del Gámez Morón cuenta con epis, pantallas de protección, mascarillas y guantes, es decir, “que disponen de los elementos necesarios y también contamos con una planta covid y protocolos bien definidos”. Los residentes asimismo disponen de las medidas de control sanitario como guantes y mascarillas. “Los protocolos los tenemos en funcionamiento desde marzo y hasta ahora no hemos tenido problemas, salvo en los últimos quince días con los positivos controlados”, señala Carillas.

En cuanto a la programación de actividades, señala que desde el inicio de la pandemia se han eliminado las salidas programadas, y que los residentes permanecen aislados en sus habitaciones, donde sí realizan distintas acciones y trabajos. En julio sí que se llevaron a cabo algunas excursiones a la playa, pero con el aumento de contagios en la ciudad, se eliminaron.

No obstante, los residentes han podido disfrutar de la piscina del centro y en la actualidad, aquellos que no están en cuarentena, salen al patio a tomar el sol y a pasear por los jardines, pero de forma individualizada y con la ayuda del personal.

Actualmente el centro atiende a las 33 personas con residencia permanente. Desafortunadamente los medio pensionistas que eran usuarios del centro, no han podido regresar desde marzo, por razones de protección sanitarias tanto para ellos como para el resto de personal y residentes del centro.

Pilar Carillas, que muestra su deseo de que poco a poco Melilla vaya superando la pandemia y se pueda recuperar la normalidad, indica que en el centro se realizan “test de sangre de forma periódica a los residentes y al personal, así como test de antígenos semanales y PCR”. Estas pruebas son las que han permitido localizar los casos positivos y aislarlos. El lunes de la próxima semana se repetirán los PCR para conocer la evolución de los positivos.

Incidencia
La directora del Gámez Morón apunta que los protocolos que se aplican en el centro son “más estrictos” ahora que en la primera fase de la pandemia. De hecho, se ha pasado de grupos burbuja al trabajo individualizado con cada residente.

Reconoce que las restricciones en las salidas al exterior y el confinamiento en las habitaciones tienen una especial incidencia psicológica en aquellos residentes más sensibles, que “les cuesta más adaptarse a estar encerrados”. Pero el personal está ahí para hacer que el proceso sea lo más llevadero posible.
“Afortunadamente no ha habido crisis, ni ha pasado nada que no se pueda controlar en el día a día”, indica Pilar Carillas, que señala que se ha distribuido al personal entre los usuarios en función de las necesidades de cada momento. Aunque en estos momentos cuentan con “la plantilla necesaria y suficiente” indica que siempre es interesante disponer de una bolsa de la que poder tirar llegado el momento.

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J.A.M

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